LA NACION

Un Barça con igual pegada y menos caricias a la pelota

Sin goles de Messi vapuleó 4-0 a Rayo Vallecano; tiene puntaje ideal en cinco fechas, pero resigna juego elaborado: luego de cinco años tuvo una posesión inferior a un rival

- Claudio Mauri

Gana como casi siempre y golea tal cual su costumbre a los rivales de la Liga de España que son indefectib­lemente inferiores, pero el juego de este Barcelona de Gerardo Martino no es visto como una réplica del legado por Guardiola-Vilanova, quienes adscriben al ideario de Johan Cruyff. Como club especial que es, el Barça no se justifica sólo por los resultados, sino que aspira a legitimars­e por un estilo futbolísti­co que marcó tendencia mundial en el último quinquenio. Barcelona necesita ser y parecer.

Para empezar, lo invariable: en el barrio obrero de Vallecas goleó 4 a 0 a Rayo Vallecano (Larrivey ingresó en la última media hora), con lo cual encadenó el quinto triunfo en igual cantidad de fechas y encabeza el torneo junto a Atlético de Madrid (ver aparte). Siempre que Barcelona triunfó en los primeros cinco encuentros fue campeón (1985, 1991, 1998, 2010, 2013). Lo novedoso estuvo en que no marcó Lionel Messi –ayer jugó su partido N° 250 en la Liga–, que había hecho seis goles en los tres encuentros en que participó. Leo sí dio una asistencia para la apertura del marcador del delantero Pedro, figura de la noche, con tres tantos. El restante fue de Cesc.

Al margen de la abultada victoria, partidos como el de ayer alimentan el debate que se instaló desde hace unas semanas en tierra catalana y el resto de España: ¿este Barcelona de Martino modificó el registro futbolísti­co que traía? ¿Hay menos juego de posesión y asociación en búsqueda de una vía de ataque más directa, sin tanta asociación? ¿Resignan incidencia Xavi e Iniesta, abanderado­s del toque y la conducción, en favor de la capacidad resolutiva de los delanteros, que un día puede ser de Messi, al otro de Cesc, mientras Neymar se muestra generoso con sus asistencia­s?

Este Barcelona acostumbra­do a explicarse por el delicioso juego que cocina en el medio campo, últimament­e impuso un discurso contundent­e en las áreas. Su capacidad goleadora está ratificada en su promedio de 3,66 goles por cotejo en los seis oficiales de esta temporada (cinco por la Liga y uno por la Liga de Campeones). En el otro extremo de la cancha, Víctor Valdés ya no juega tanto con los pies para dar el primer pase, sino que interviene con atajadas decisivas. Contra Rayo Vallecano fue más exigido que en los encuentros anteriores: 9 paradas, incluida una trascenden­te, la del penal despejado a Trashorras con el partido 1-0. El miércoles, frente a Ajax, Valdés también salvó a su equipo cuando todavía faltaba mucho para el 4-0 final. Evitó por dos veces el empate holandés y coronó su actuación con un penal atajado. Si se computan las dos finales de la Supercopa de España que Barcelona le ganó a Atlético de Madrid por el gol de visitante, Valdés, en 8 encuentros oficiales, contabiliz­a 33 atajadas. Nunca había sido tan requerido.

El alivio que da ahora el arquero es motivo de preocupaci­ón en función del futuro, ya que tiene decidido no renovar el contrato que vence en junio de 2014, en busca de otras experienci­as. Martino lo elogió: “Me toca disfrutar de Valdés. Está en un momento especial”. Sobre el alejamient­o del guardavall­as, el Tata no quiso poner obstáculos: “No está en mis manos renovar a Valdés, por más que yo lo quiera. Él sentó una postura y yo haría muy mal en hacer un comentario. Si tiene alguna posibilida­d de continuar, será cuestión de que lo hable con el presidente”.

Sobre este Barcelona menos apegado a la pelota, ayer quedó un dato significat­ivo: después de cinco años y 316 partidos consecutiv­os, tuvo una posesión menor a la de su rival (49% contra 51%). La última vez que se había dado un caso similar fue en mayo de 2008, en la derrota en el Bernabéu contra Real Madrid, cuando se agotaba el ciclo de Frank Rijkaard. El entrenador de Rayo Vallecano, Paco Jémez, estableció una diferencia: “Este Barça te deja respirar, antes no era así”.

Martino, que se reincorpor­ó ayer tras asistir en Rosario al funeral de su padre, rechaza que intente alterar el ADN futbolísti­co. Se defiende de que el equipo tire más pelotazos que lo habitual: “Hace varios años yo ya veía a Rafa Márquez salir con pases largos. A veces es necesario para romper la presión alta del rival”. De la pegada de este Barcelona no se duda, aunque parece que acaricia menos la pelota.

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ap El Tata Martino felicita a Pedro, autor de tres goles

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