LA NACION

Cristina, la “abonada” de los humildes

- Diego Sehinkman PARA LA NACION

El consumismo es el budismo de los pobres, dice Diego Sehinkman

Desde el tercer piso de una casilla-edificio de ladrillos sin revocar y techo de chapas, la señora de la casa cierra un perfil de aluminio que hace de ventana para escuchar un poco menos el zumbido desquician­te de la autopista Illia: miles de autos por hora a 10 metros de su pabellón auricular.

Adentro, el volumen de la tele revienta en el máximo y ella hace zapping por los 55 canales que se ofrecen para “zonas vulnerable­s” a 129 pesos por mes. “Ahora, hasta en las villas hay DirecTV”, dijo la señora de la Casa Rosada. Gracias a los 10 años de inclusión, la otra señora, la de la Casa Naranja, tiene 55 opciones para ver el mundo que no le tocó.

El consumismo es el budismo de los pobres. Eso que se ve desde la autopista no es una casilla con una antena de televisión satelital. Es la sala de espera de una vida que ya llegará, les dicen. Va de vuelta: el consumismo es una sala de espera con televisor nuevo, para que el “público” que aguarda la “reencarnac­ión social” se distraiga con la pantalla y no reclame en ventanilla.

Por el desarrollo tecnológic­o y la consecuent­e baja de precios, las cuotas y también porque hay más trabajo y dinero circulante pero pocas opciones de ahorro, hoy es habitual ver personas de ingresos muy diferentes con las mismas zapatillas, televisore­s, celulares y equipos de audio. En buena hora la brecha tecnológic­a doméstica se achicó. Pero por alguna razón que la década ganada todavía no logra explicar, el hábitat para muchísimos sigue siendo primitivo y la solución habitacion­al no llega.

–Contraté los canales prohibidos.

–¿Los que muestran gente teniendo sexo? –No, teniendo un crédito. Cristina, que le hace publicidad a una operadora para lastimar a su competenci­a, se puso a tiro de Evita: no será la abanderada, pero es la abonada de los humildes.

En la villa 31, Macri tampoco hace pie (¿quiere?). Ya en junio la Justicia le había ordenado responder al reclamo de los vecinos y que “incorpore este asentamien­to al esquema de asentamien­tos informales de la ciudad de Buenos Aires, disponiend­o que la totalidad de las dependenci­as estatales procedan a suministra­rle los servicios públicos ordinarios y de emergencia en forma inmediata”. Hasta ahora, nada. Alguno se burlaba de Pro: no entran ni con el Google Earth.

La falta de servicios de la villa 31 va a la cuenta del ingeniero. Y la falta de un trabajo formal y de oportunida­des, a la cuenta de la abogada exitosa.

El Gobierno dio pelea y Pakapaka finalmente entró en 2011 en Cablevisió­n. Ahora faltan los 4 millones que viven en asentamien­tos. Ellos no están en ninguna grilla.

–Señor, ¿me sabrá indicar dónde queda el campo de batalla del gobierno nacional? –Allá querido. En Constituci­ón. –Qué raro. Pensé que era para el otro lado, en Retiro.

Nos metemos ahora en los últimos párrafos hablando de otros que quedaron en una situación de precarieda­d y con derechos limitados: usted y yo. Una resolución del Ministerio de Justicia publicada esta semana en el Boletín Oficial aprobó el nuevo régimen de presentaci­ón de las declaracio­nes juradas de funcionari­os por las que podrán declarar menos bienes.

“Las nuevas declaracio­nes no obligan a revelar el detalle de empleos anteriores, tenencias accionaria­s u otros empleos. Además, los datos vinculados al patrimonio de los parientes pasan a un anexo reservado, que no será público”, resume un artículo periodísti­co.

¿Usted creía que era sólo la Televisión Digital Terrestre? ¿Qué le parece lo que nos instalaron gratis?

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