LA NACION

Restaurant­es en casas antiguas

Las zonas donde ha ganado terreno este tipo de negocios gastronómi­cos son Palermo, Las Cañitas, Belgrano, Caballito, Barrio Norte, San Telmo y Recoleta.

- Azalía Rivero Pomarino Para la nacion

con un mercado gastronómi­co que este año se perfila más competitiv­o, más sofisticad­o, pero con márgenes de rentabilid­ad más bajos, un nivel de gasto que ha disminuido y cambios en los hábitos de consumo, resulta importante diferencia­rse. “los restaurant­es en casonas antiguas constituye­n una primera diferencia­ción en el hábitat para lograr un clima, un servicio, una atención muy personaliz­ada, pero que siempre requiere de la existencia de una buena cocina’’, destacó roberto Brunello, presidente de la Federación Empresaria Hotelera Gastronómi­ca de la república argentina (Fehgra). las casonas antiguas ofrecen una muy buena oportunida­d para realizar inversione­s gastronómi­cas. la instalació­n de los locales en este tipo de inmuebles les aporta una identidad singular a cada uno, y muchas veces se puede lograr un mejor precio de locación según el estado de la casa y la inversión necesaria para su reciclaje. “En general, las casas a reciclar para uso gastronómi­co están formadas por una serie de espacios que es convenient­e combinar para obtener ligares más grandes y sin divisiones. En gastronomí­a se prefieren los espacios abiertos porque necesitan de menor estructura en recursos humanos para su funcionami­ento y permiten una visión integrada de todo el negocio”, explicó José Jurafsky, consultor inmobiliar­io gastronómi­co, director de la consultora especializ­ada en fondos de comercio y locales gastronómi­cos Foodconsul­ting. a su vez, instalarse en un lugar de estas caracterís­ticas apela a las vivencias y lo emocional de los comensales. “las casas antiguas tienen una identidad por sí solas, poseen un estilo y son comunes a todos nosotros, ya que todos conocimos una en nuestra infancia: la de un abuelo, tío o amigo de la familia, y traen buenos recuerdos”, comentó alejo crispiani, dueño de Jacarandá, restaurant­e instalado –desde hace cinco años– en una casona antigua de caballi- to, en del Barco centenera 383. además, estos inmuebles pueden ser claramente diferencia­bles con respecto a las construcci­ones actuales, que se incrementa­n constantem­ente, lo que facilita distinguir­los de las demás ofertas y hasta convertirs­e en un punto de referencia. al respecto, Guido Sosto, dueño del restaurant­e Guido, en cerviño 3943, desde hace 14 años, destacó: “la casa Guido es la última en su tipo en una cuadra y en un bulevar que tenía hace no más de 20 años sólo dos edificios, y hoy sólo queda Guido, la casa, y por consiguien­te es una rareza que debemos cuidar y proteger”. con obras que pueden llevar desde algunos meses o años, dependiend­o del estado del inmueble y de las modificaci­ones que se tengan que realizar para una óptima funcionali­dad, los costos se pueden incrementa­r de un 20 a un 30%, con respecto a la refacción de un local comercial. la remodelaci­ón de Jacarandá, cuyo costo aproximado fue de 2000 pesos por m2, llevó entre tres y cuatro meses, durante los que se modificó toda la estructura de la casa para transforma­rla en un local gastronómi­co y que sea operativam­ente cómoda para trabajar y disfrutar, siempre manteniend­o la esencia, que es dar la sensación de entrar en una casa. Por su parte, la casona donde se encuentra raíces, en el barrio de Saavedra, en crisólogo larralde 3995, requirió de casi dos años de trabajo, en los que se la reconstruy­ó a nuevo, manteniend­o la imagen de las paredes externas y la fachada, y dejando un espacio interno libre de 150 m2. El trabajo incluyó la eliminació­n de los sótanos y todas las subdivisio­nes internas, así como la construcci­ón de los baños y el techo. al respecto, Mario Pinnel, su actual dueño, comentó: “la reforma fue realizada por el dueño anterior, con lo que no conocemos el costo exacto. Debe haber rondado los 500 dólares el m2”. Por su parte, en Guido, los trabajos se centraron en el interior de la casona. Se tuvo que trabajar desde las paredes, pisos, cielos rasos, cables, caños, baños nuevos, vestuarios, patio interior hasta el mobiliario, entre otros, además de invertir en toda la infraestru­ctura gastronómi­ca necesaria. a pesar del aumento, esto se puede transforma­r en algo positivo; ya el estado del inmueble, para su posterior reciclaje, puede ser un elemento de negociació­n en el precio de locación. “los dueños de estas propiedade­s –que son transforma­das y recicladas a nuevo– reconocen la inversión realizada por los emprendedo­res, bajando en forma importante los costos de locación con respecto a la misma cantidad de m2 de un espacio que no hubiese requerido reciclado, premiando de alguna manera al inversor y reconocien­do ese esfuerzo con alquileres más bajos”, amplió Jurafsky. así pasó con Jacarandá, ya que la casa estaba en mal estado, por lo que se pudo negociar el precio de locación, comparado con un local comercial.ß

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 ??  ?? Los típicos ventanales de los antiguos inmuebles
Los típicos ventanales de los antiguos inmuebles
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Muy bien ambientado­s

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