En el Bafici, un espíritu de colaboración infrecuente
La amplitud y diversidad del Bafici no se limita a las casi 500 películas incluidas en su programación. En un panorama general dominado por la intolerancia y la fragmentación, el festival porteño apuesta no sólo a la convivencia sino incluso a la alianza con otras muestras, programando lo mejor de, por ejemplo, el DocBuenosAires o incluso de un evento de signo político opuesto como Mar del Plata (ligado al gobierno nacional).
Lejos del espíritu sectario que predomina en el ambiente actual, el Bafici propone la colaboración: incluso el Incaa tuvo la posibilidad de organizar ayer una mesa en el marco de las actividades paralelas que se realizan en el Centro Cultural Recoleta dedicada a las “nuevas pantallas” y las posibilidades que se abren en todo el país a partir de la ley de servicios de comunicación audiovisual.
Otro aspecto distintivo del Bafici es la permanente integración de y reconocimiento a sus ex directores. Andrés Di Tella, que lideró las primeras ediciones, suele presentar sus múltiples films en el festival. Lo mismo ocurrió ayer con Sergio Wolf, quien exhibió su más reciente y notable largometraje, El color que cayó
del cielo, fuera de concurso. Por su parte, Eduardo Antín (Quintín) integra el jurado de la Competencia Internacional. Una forma de agradecer los sucesivos y valiosos aportes que todos ellos hicieron en la construcción de un festival de amplio reconocimiento tanto aquí como en el resto del mundo.ß