Un dardo directo a la jerarquía eclesiástica
La autocrítica que se hace la Iglesia en el Instrumentum Laboris (documento de trabajo), presentado ayer en vista del sínodo sobre los retos de la familia, es tan dura que hasta fue considerada por algunos expertos una suerte de “autoanálisis” de la jerarquía eclesiástica.
En sintonía con el viento de renovación de Francisco, que insiste en la necesidad de sacerdotes “con olor a oveja” y de una Iglesia abierta, son los mismos pastores quienes son puestos en discusión, a lo largo de todo el documento, por la falta de capacidad de acompañamiento de su grey.
El texto acusa, en diversas partes, a los sacerdotes de no haber sabido transmitir en forma adecuada la enseñanza de la Iglesia Católica y reconoce abiertamente que ha perdido su credibilidad en las últimas décadas al dar “contratestimonios”.
“Con frecuencia y con extendida distribución a nivel geográfico, aparece en las respuestas [del cuestionario] la mención relevante de los escándalos sexuales en el seno de la Iglesia [pedofilia, en particular], así como en general la de una experiencia negativa con el clero o con algunas otras personas”, admite el documento, que subraya que, sobre todo, en América del Norte y en Europa septentrional se denuncia una significativa pérdida de credibilidad moral a causa de los escándalos sexuales.
Pero va más allá. “A esto se añade el estilo de vida a veces vistosamente acomodado de los presbíteros, así como la incoherencia entre su enseñanza y su conducta de vida.” Además, se recuerda el comportamiento de aquellos fieles que viven y practican su fe de manera teatral, faltando a la verdad y humildad que requiere el espíritu evangélico.
En particular, se subraya la percepción del rechazo respecto de personas separadas, divorciadas o padres y madres solteros de parte de algunas comunidades parroquiales, así como el comportamiento intransigente y poco sensible de presbíteros o, más en general, la actitud de la Iglesia, que en numerosos casos se percibe como excluyente y no como la de una Iglesia que “acompaña y sostiene”.
“En ese sentido, se siente la necesidad de una pastoral abierta y positiva, que sea capaz de volver a dar confianza en la institución, mediante un testimonio creíble de todos sus miembros”, agrega.
El documento, que cita varias veces la exhortación apostólica Evangelii
Gaudium (la Alegría del Evengelio), el documento programático de Francisco, destaca también la importancia de que los sacerdotes utilicen un lenguaje claro y accesible.
De hecho, el documento admite que “para la gran mayoría de las respuestas y observaciones, en los distintos contextos culturales, hoy el concepto de ley natural resulta ser, como tal, bastante problemático, incluso incomprensible”.
“Se trata de una expresión que se entiende de modos diferentes o sencillamente no se entiende”, señala.
Y llama “a mejorar el lenguaje y el marco conceptual de referencia, a fin de comunicar los valores del Evangelio de modo comprensible al hombre de hoy”.