LA NACION

La City se llenó de especulaci­ones tras el pago del Gobierno

Abogados y banqueros creen que, con el embargo, el Gobierno cumpliría con los buitres sin negociar

- Pablo Fernández Blanco LA NACION

Banqueros, abogados y economista­s que siguen desde hace tiempo la pelea con los holdouts se hacían ayer por la tarde una pregunta que los dejaba en el límite de lo que consideran verosímil. “¿Se atreverá el Gobierno a cometer el crimen perfecto?”, se preguntó uno de ellos.

El pago de 832 millones de dólares a los acreedores que adhirieron voluntaria­mente al canje de deuda en las cuentas que el Bank of New York Mellon (BoNY) tiene en el BCRA, ayer por la mañana, disparó la presunción. Por el litigio con los fondos buitre, era casi seguro que esos fondos serían embargados.

Por la tarde argentina, el rechazo del juez Thomas Griesa a la reimposici­ón de una medida suspensiva que le permitiera al país pagar a los bonistas sin que esos recursos fueran embargados le agregó una cuota mayor de incertidum­bre al destino del dinero. Se impuso, en ese momento, la pregunta: ¿acaso no puede el Gobierno conducir esos fondos voluntaria­mente hacia un embargo, como una manera de saldar la deuda con los holdouts sin que parezca una negociació­n ni el país vuelva a entrar en default?

Para los consultado­s, hombres de la City acostumbra­dos a los laberintos financiero­s y legales, se trata de una alternativ­a con riesgos, pero no más que el resto de las opciones que se evalúan. Y perfectame­nte aplicable.

La Argentina reestructu­ró un 93% de su deuda en dos operacione­s de canje. Uno de los grandes temores del Gobierno es que si les da un mejor trato a los fondos buitre, quienes aceptaron quitas en 2005 y 2010 vuelvan sobre sus pasos y reclamen en tribunales internacio­nales el mismo trato, algo que dispararía las deudas de la Argentina.

Según los especialis­tas, en cambio, esos acreedores perderán argumentos para reclamar si los fondos buitre obtienen el pago a través de un embargo; es decir, una imposición judicial y no una negociació­n voluntaria. Es una cuenta sencilla. Los holdouts alcanzados por la sentencia de Griesa reclaman US$ 1450 millones. Si cubren esa porción con embargos sobre transferen­cias argentinas desti- nadas a los bonistas reestructu­rados deberían dejar de protestar.

El problema sigue, ya que otros acreedores pueden seguir el mismo camino que los fondos buitre que obtuvieron la sentencia favorable. Según cálculos privados, sus reclamos rondarían los US$ 7000 millones. “Pero deben esperar su sentencia, algo que si bien es rápido, no es inmediato. Así que la Argentina no tendría que pagar ese monto todo junto”, explicaron en un banco.

Mal por bien

Desde el punto de vista financiero, aceptar los embargos parece una mala decisión, porque significan un pago en efectivo y al contado, en lugar de financiar los desembolso­s mediante la cesión de bonos, como se hicieron el pago a Repsol por la expropiaci­ón de YPF y el acuerdo con el Club de París.

Y sentaría el mismo precedente para el resto de los acreedores. Los plazos, sin embargo, no parecen estar al tope de las prioridade­s del kirchneris­mo. El 15 de noviembre de 2005 el ex presidente Néstor Kirchner le pagó US$ 9810 millones al Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) con reservas del Banco Central en efectivo y en un solo pago, mucho más que la deuda total con los holdouts rebeldes. Más aun: en ese momento las reservas del Banco Central rondaban los US$ 27.000 millones, por debajo de los 29.125 millones que alcanzó ayer, si bien la base monetaria es ahora mayor y aquellos años eran el apogeo de la economía, la política y el discurso kirchneris­tas.

En la City algunos ayer especulaba­n con que, desde la mirada oficial, el pago a todos los holdouts por una vía tan heterodoxa podría tratarse del precio justo para cerrar la novela de la deuda, pagándoles lo que piden pero sin que lo parezca, un camino para sostener el discurso kirchneris­ta con parches, pero sin recaer en el denostado default.

Desde la mirada de los especialis­tas hay otras alternativ­as. En clave política, el pago de ayer no hace más que poner sobre las espaldas de Griesa y los fondos buitre la decisión del embargo. “Si se lleva a cabo, recibirán la presión de los acreedores que aceptaron negociar y se quedarán sin cobrar”, explicaron en la City.

El gobierno argentino le puso combustibl­e a esa interpreta­ción. En un aviso legal que se publica hoy en los diarios destinado a “los tenedores de deuda argentina canjes 2005-2010”, aclara que el Bank of New York debe distribuir 539 millones de dólares entre los bonistas.ß

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