El gobernador eligió el modelo Granados y no el de “boy scouts”
Es el esquema que más se parece a la que exigía Massa y no la que había votado el kirchnerismo
“Al tacho. Coma cuatro. Kaput.” Lejos del optimismo por llegar a un acuerdo que mostraron frente a los micrófonos, ésas fueron las variables del veredicto al que arribaron los referentes del kirchnerismo y el massismo en el Senado bonaerense ayer, luego de abandonar la discusión del proyecto de ley de policías municipales y mandar el texto al frío de la Comisión de Labor Parlamentaria sin siquiera fijarle una fecha para su tratamiento.
En el entorno más cercano del gobernador bonaerense, Daniel Scioli, y del diputado Sergio Massa se mostraron mucho más optimistas en alcanzar finalmente un acuerdo. Con una condición: que quien aceptara hacer modificaciones fuera el adversario.
Anoche, finalmente, Scioli convalidó la imposibilidad de esas negociaciones al anunciar la creación de las policías municipales. Se esperaba un decreto, pero evitó pronunciar esa palabra cuando se presentó en el programa Código Político, del canal Todo Noticias.
Scioli indicó que lo haría “en el marco de sus facultades constitucionales” y bajo las opciones que plantea “la ley de policía provincial”, que permite, por ejemplo, la formación de cuerpos como las policías rurales. Desde su entorno hablaron de una “resolución”.
El gobernador tomó la decisión durante el almuerzo que compartió ayer con su ministro de Seguridad, Alejandro Granados, cuando desde el Senado le avisaban el naufragio de la vía parlamentaria. “Inmediatamente me puse a trabajar con Granados y los equipos técnicos de la provincia”, convalidó anoche.
Desde que se conoció la intención del gobernador de esquivar la vía legislativa, cuando caía la tarde de ayer, lo que se instaló fue la duda por el modelo de policía municipal que elegiría el mandatario. La diferencia es tan crucial en el plano operativo como político.
Scioli podía optar por el modelo que Granados plasmó en su proyecto original, que otorgaba facultades más amplias a las policías municipales y a los intendentes en el control de las fuerzas, pero que, sobre todo, no obligaba a los agentes de seguridad a dejar en las comisarías sus armas reglamentarias.
De acuerdo con los artículos que La Cámpora y Nuevo Encuentro modificaron en Diputados, los agentes no estaban obligados a actuar ante un delito fuera del horario de trabajo, pero debían volver desarmados a sus hogares –cercanos, probablemente, a los de los delincuentes que debían enfrentar.
En el plano político, si Scioli optaba por el modelo de policía de Granados, que el intendente de Ezeiza en uso de licencia había consensuado con el propio Massa, le quitaba al tigrense la posibilidad de denunciar que la policía municipal no era más que un cuerpo de “boy scouts”, que tampoco podían demorar a personas para averiguar sus antecedentes o participar en operativos de tránsito, por ejemplo.
Pero, además, el gobernador bonaerense accedía también a la valiosa oportunidad de decir que pudo crear la policía que el Frente Renovador pedía a gritos, pese a la oposición del propio Frente Renovador en la Legislatura.
En otras palabras, le sacaba una ventaja política a Massa en la puja por conquistar la agenda de la lucha contra la inseguridad. No sólo eso: en la misma maniobra, conseguía diferenciarse del kirchnerismo, uno de las maniobras que más rédito político le generan. De paso, lo anunciaba por TN.
Si optaba por respetar las modificaciones introducidas por Nuevo Encuentro y La Cámpora en Diputados, Scioli le dejaba libre el camino a Massa para que lo acusara no sólo de crear un cuerpo de policía “testimonial”, sino de hacerlo “al mejor estilo kirchnerista”, por sobre la voluntad de la Legislatura.
Scioli develó la duda anoche, frente a las cámaras. “La operatividad [de las policías municipales] va a estar en los mismos términos que pensamos con Granados”, le dijo a TN.
Hasta anoche, los dos hombres mejor posicionados para llegar a la Presidencia en 2015 compartían un único acuerdo: no darse un centímetro a la hora de negociar. Eso los llevaba, también, hacia un único resultado: perder y desgastarse ambos en la puja. O, más precisamente, evitar una victoria del rival. Anoche, Scioli decidió salirse de ese esquema. Le toca ahora a Massa.ß