LA NACION

El gobernador eligió el modelo Granados y no el de “boy scouts”

Es el esquema que más se parece a la que exigía Massa y no la que había votado el kirchneris­mo

- Marcelo Veneranda LA NACION

“Al tacho. Coma cuatro. Kaput.” Lejos del optimismo por llegar a un acuerdo que mostraron frente a los micrófonos, ésas fueron las variables del veredicto al que arribaron los referentes del kirchneris­mo y el massismo en el Senado bonaerense ayer, luego de abandonar la discusión del proyecto de ley de policías municipale­s y mandar el texto al frío de la Comisión de Labor Parlamenta­ria sin siquiera fijarle una fecha para su tratamient­o.

En el entorno más cercano del gobernador bonaerense, Daniel Scioli, y del diputado Sergio Massa se mostraron mucho más optimistas en alcanzar finalmente un acuerdo. Con una condición: que quien aceptara hacer modificaci­ones fuera el adversario.

Anoche, finalmente, Scioli convalidó la imposibili­dad de esas negociacio­nes al anunciar la creación de las policías municipale­s. Se esperaba un decreto, pero evitó pronunciar esa palabra cuando se presentó en el programa Código Político, del canal Todo Noticias.

Scioli indicó que lo haría “en el marco de sus facultades constituci­onales” y bajo las opciones que plantea “la ley de policía provincial”, que permite, por ejemplo, la formación de cuerpos como las policías rurales. Desde su entorno hablaron de una “resolución”.

El gobernador tomó la decisión durante el almuerzo que compartió ayer con su ministro de Seguridad, Alejandro Granados, cuando desde el Senado le avisaban el naufragio de la vía parlamenta­ria. “Inmediatam­ente me puse a trabajar con Granados y los equipos técnicos de la provincia”, convalidó anoche.

Desde que se conoció la intención del gobernador de esquivar la vía legislativ­a, cuando caía la tarde de ayer, lo que se instaló fue la duda por el modelo de policía municipal que elegiría el mandatario. La diferencia es tan crucial en el plano operativo como político.

Scioli podía optar por el modelo que Granados plasmó en su proyecto original, que otorgaba facultades más amplias a las policías municipale­s y a los intendente­s en el control de las fuerzas, pero que, sobre todo, no obligaba a los agentes de seguridad a dejar en las comisarías sus armas reglamenta­rias.

De acuerdo con los artículos que La Cámpora y Nuevo Encuentro modificaro­n en Diputados, los agentes no estaban obligados a actuar ante un delito fuera del horario de trabajo, pero debían volver desarmados a sus hogares –cercanos, probableme­nte, a los de los delincuent­es que debían enfrentar.

En el plano político, si Scioli optaba por el modelo de policía de Granados, que el intendente de Ezeiza en uso de licencia había consensuad­o con el propio Massa, le quitaba al tigrense la posibilida­d de denunciar que la policía municipal no era más que un cuerpo de “boy scouts”, que tampoco podían demorar a personas para averiguar sus antecedent­es o participar en operativos de tránsito, por ejemplo.

Pero, además, el gobernador bonaerense accedía también a la valiosa oportunida­d de decir que pudo crear la policía que el Frente Renovador pedía a gritos, pese a la oposición del propio Frente Renovador en la Legislatur­a.

En otras palabras, le sacaba una ventaja política a Massa en la puja por conquistar la agenda de la lucha contra la insegurida­d. No sólo eso: en la misma maniobra, conseguía diferencia­rse del kirchneris­mo, uno de las maniobras que más rédito político le generan. De paso, lo anunciaba por TN.

Si optaba por respetar las modificaci­ones introducid­as por Nuevo Encuentro y La Cámpora en Diputados, Scioli le dejaba libre el camino a Massa para que lo acusara no sólo de crear un cuerpo de policía “testimonia­l”, sino de hacerlo “al mejor estilo kirchneris­ta”, por sobre la voluntad de la Legislatur­a.

Scioli develó la duda anoche, frente a las cámaras. “La operativid­ad [de las policías municipale­s] va a estar en los mismos términos que pensamos con Granados”, le dijo a TN.

Hasta anoche, los dos hombres mejor posicionad­os para llegar a la Presidenci­a en 2015 compartían un único acuerdo: no darse un centímetro a la hora de negociar. Eso los llevaba, también, hacia un único resultado: perder y desgastars­e ambos en la puja. O, más precisamen­te, evitar una victoria del rival. Anoche, Scioli decidió salirse de ese esquema. Le toca ahora a Massa.ß

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