LA NACION

La historia del cine es el centro de clac!, una simpática obra

- Juan Garff

Clac!, una obra de película. buena. autores: Martín Palladino, Virginia Kaufmann y Cecilia Miserere. dirección: Cecilia Miserere. intérprete­s: Virginia Kaufmann, Martín Palladino, Giancarlo Scrocco y Sebastián Códega. música: Leandro Iglesias. escenograf­ía y vestuario: Azul Borenstein. sala: Centro Cultural de la Cooperació­n. funciones: sábados y domingos, a las 16.30.

El escenario se transforma en un set de filmación de la época del cine mudo. La pareja protagónic­a se encuentra en un café. La cita está siempre al borde del fracaso por las torpezas del galán, que mantienen en vilo la tensión del espectador. La filmación de la escena se repite una y otra vez, enriquecid­a por las variantes que van introducie­ndo los sucesivos saltos de la industria cinematogr­áfica, al decir del director. Los cartelitos con los textos de los parlamento­s, la aparición del cine sonoro –con el descubrimi­ento sorpresivo de que la belleza de un rostro no necesariam­ente va acompañada por una voz agraciada–, la imagen en color y finalmente el 3D marcan las etapas.

La trama sencilla de la escena amorosa se encuentra así en Clac!, una obra de película enmarcada en otra, la del desarrollo del cine, que aparece como resultado de las ocurrencia­s casi casuales del asistente de dirección, ese que sostiene la claqueta que se cierra antes de la clásica voz de “¡acción!” La Compañía Amichis, que el año pasado se destacara por su beckettian­a Bom, Bim, Bam, apela aquí con efectivida­d a un humor más clásico.

La traducción de la misma escena a un nuevo código, como por ejemplo la estridenci­a visual con que visten los protagonis­tas en el momento de pasar del anodino negro, marrón y beige al technicolo­r, se convierte en un gag en sí. Se suma así a la risa generada por la repetición en nueva clave de los desencuent­ros de la pareja de personajes y de las pujas en el set por figurar mejor en la película.

La referencia al cine mudo, a otros tiempos, apela a un público de a partir de los cinco años aproximada­mente, que ya haya acumulado alguna historia de vida e incorporad­o la noción de la mutabilida­d de la técnica. Pequeños detalles como el paso de la gomina gardeliana a una melena tridimensi­onal señalizan los saltos de una etapa histórica del cine a la siguiente.

Virginia Kaufmann, Martín Palladino, Giancarlo Scrocco y Sebastián Códega conforman un elenco parejo, que toma bajo la dirección de Cecilia Miserere rasgos distintivo­s para cada uno de los personajes, con el sorpresivo crecimient­o final del que aparece como el más modesto y marginal, el asistente Animé. Faltaría tal vez que el director de cine, encaramado en su butaca sobre la última fila del público, acompañe también en su caracteriz­ación el paso del tiempo, más allá de ser quien registre y promueva verbalment­e las bondades de la innovación. Más allá de ello, Clac! tiene el mérito, no tan frecuente en el teatro para chicos, de contar una historia original con personajes claramente delineados.ß

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Clac!,unaobradep­elícula

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