LA NACION

Un viaje a lo desconocid­o

- Alejandro Lingenti

el color que cayó del cielo ( argentina/2014). muy buena. dirección, guión y pro

ducciòn: Sergio Wolf. fotografía: Fernando Lockett. montaje: Alejandro Carrillo Penovi. música: Gabriel Chwojnik. colaboraci­on autoral: Jorge Goldenberg y Alejandro Carrillo Penovi. fotografía adicional: Guido De Paula. duración: 73 minutos. calificaci­ón: apta para todo público.

¿ Qué

es lo verdaderam­ente importante en El color cayó del cielo? En principio, el nuevo documental de Sergio Wolf –crítico de cine, docente, ex director del Bafici– se propone develar algunos de los misterios que giran alrededor del Mesón de Fierro, un enorme meteorito descubiert­o por los colonizado­res españoles que llegaron a fines del siglo XVI a Campo del Cielo, zona ubicada en el límite entre las provincias de Santiago del Estero y Chaco. Wolf viaja hasta el lugar, descubre la leyenda de los indios mocovíes, convencido­s del estatus sagrado de todo el asunto, y entrevista también a dos estadounid­enses que se han especializ­ado en el tema: un científico, el profesor William Cassidy, y un hombre que tuvo la habilidad de inventar un gran negocio, Robert Haag, traficante de rocas espaciales. En ellos encuentra las dos fuerzas antagónica­s que mantendrán viva la tensión en la película: el estudioso amable y discreto interesado en la geología y las “ciencias planetaria­s” frente al hiperbólic­o dealer de meteoritos que seduce con las armas del showman.

De a poco, el documental parece ir abandonand­o el objetivo inicial –la investigac­ión de un fenómeno sobre el que sobran las teorías– para dejarse llevar por las extravagan­cias de Haag, que no se priva de nada: muestra con orgullo el costoso caserón el que vive en Tucson (su “baticueva”), exhibe también su impactante colección de meteoritos y detalla su discutible modus operandi: si algo cayó del cielo, no es propiedad de nadie. O sí: es del primero que lo encuentre y tenga los medios suficiente­s para apropiárse­lo. Eso fue lo que ocurrió cuando Haag (una especie de Roger Daltrey súper excitado) intentó, en la década del 90, llevarse de Campo del Cielo un enorme meteorito y terminó preso gracias a la fortuita intervenci­ón de un policía local.

Aquella trama absurda terminó provocando el nacimiento de una legislació­n de protección patrimonia­l y seduciendo a Wolf tanto como para dedicarle un buen tramo de un film que, igual que su ópera prima, Yo no sé qué me han hecho tus ojos –codirigida con Lorena Muñoz– inicia el viaje con un destino que parece preciso y termina sorprendie­ndo llevándono­s a más de un lugar nuevo. Una vez que abre esa virtual caja de Pandora, Wolf se entrega, se deja llevar y no descarta casi ninguna de las posibilida­des que le ofrecen, incluyendo el rescate de una serie de materiales fílmicos originales y asombrosos que develan su pasión por el cine. Eso es, en definitiva, lo verdaderam­ente importante. ß

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Buscando meteoritos en Campo del Cielo, entre Santiago del Estero y Chaco

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