Historia y política, en la barbería
proYecto posadas. muy buena. autor: : Andrés Binetti. intérpretes: Malala González, María Eugenia Álvarez, David Ledezma, Fabián Caero, Geraldine Lapiduz, Laura Igelko. vestuario: Ana Algranati, Celina Barbieri. asistente de dirección: Yésica Wejcman. dirección: Michelle Wejcman. sala: Barbería La Época, Guayaquil 877. funciones: viernes a las 21. du
ración: 70 minutos.
Un grupo de artistas decidió intervenir un ámbito emblemático en la historia de la ciudad, la peluquería y barbería La Época. Un espacio cuya fisonomía se ha mantenido casi intacta al cabo de los años. Abrió sus puertas en 1998 y hasta hoy se mantiene en actividad y con su decoración original. Los viernes por la noche el lugar adquiere otra dimensión. Un pequeño grupo de espectadores (no más de 20) tiene la posibilidad de entregarse a un juego que impacta por su estructura y también por las múltiples reflexiones que propone.
El dramaturgo Andrés Binetti, tan adepto a construir dramaturgias en las que cruza los tiempos y acerca al presente cuestiones sociales y/o políticas de otras décadas, elabora un argumento en dos actos. En el primero conoceremos a un grupo de militantes del posadismo (pequeño movimiento trotskista que creía en la existencia de los extraterrestres y consideraba que la construcción social de estos seres, que llegaban de otros planteas, seguía ciertos cánones marxistas). La acción transcurre en los años 70, época de fuerte militancia política. El grupo prepa- ra una fiesta para celebrar el cumpleaños de su líder y, en ese devenir, advertimos quiénes son realmente, qué piensan, cómo se preparan para luchar por sus ideales.
En el segundo acto, sólo veremos a la dueña de la peluquería, quizás única sobreviviente de aquel grupo que, mientras limpia, espera a un grupo de jóvenes estudiantes de cine que le han propuesto filmar un documental donde ella relate sus años de militancia.
El encuentro generacional se transformará en un verdadero delirio. Ellos intentarán adentrarse en un mundo que desconocen y que, en parte, los sorprende. No desde un lugar ideológico, sino por que ese posible anecdotario que la mujer recupere les servirá para conocer un aspecto de la historia argentina, pero tan solo como una señal más del pasado. No como una sustancia que deberá analizarse en profundidad porque así pueden comprenderse ciertas cuestiones del presente.
La experiencia es sumamente atractiva. La directora Michelle Wejcman crea un juego muy dinámico, aprovechando al máximo las posibilidades espaciales de la barbería. Un elenco muy dispuesto a ingresar en ese juego, con total libertad, va delatando los más inesperados detalles de esas relaciones que cultivan los personajes y las potencian con la seguridad de que van ganándose el interés del público.
En el final, cada espectador analizará las circunstancias de este proceso dramático según su experiencia generacional, su compromiso personal con la historia, su ideología política o su simple interés por un fenómeno teatral que le ha posibilitado un sincero entretenimiento.ß