LA NACION

El consumo baja sin parar

En junio las ventas de alimentos y el resto de los productos de la canasta básica cerraron con una baja en volumen por sexto mes consecutiv­o

- Alfredo Sainz LA NACIoN

Por primera vez en la era kirchneris­ta, cae por sexto mes consecutiv­o.

El “modelo de acumulació­n de matriz diversific­ada e inclusión social” que impulsa el Gobierno perdió el invicto en materia de consumo. Por sexto mes consecutiv­o, en junio las ventas de alimentos, bebidas, artículos de tocador y limpieza cerraron con bajas en volumen y, de esta manera, completaro­n el primer semestre con resultados negativos desde la crisis de 2002/2003.

La aceleració­n de la inflación que se inició en enero de este año logró lo que no había pasado con la crisis internacio­nal de 2009 (que se reflejó en una caída del PBI ese año, pero no del consumo) y por primera vez la demanda de los productos de la canasta básica sufrió un retroceso, lo que muestra el impacto que tuvieron los aumentos de precios en el poder de compra de los salarios.

Si bien se trata de datos provisorio­s, en junio las ventas de alimentos y del resto de los artículos de primera necesidad sufrieron una caída de entre 1,5 y 2% en volumen, respecto del mismo mes del año pasado y, de esta manera, el semestre terminó con un descenso de 0,7% interanual, según el estudio que presentó ayer la consultora CCR.

La baja en las ventas atravesó a todos los canales, pero se sintió con especial fuerza en el llamado canal tradiciona­l (almacenes, negocios de barrio, pequeños autoservic­ios), que en junio sufrieron una caída interanual de 2,5 por ciento.

El descenso en las ventas de junio además fue el mayor del año, por lo que desplazó así al segundo puesto a la caída de 1,4% que se había registrado en mayo pasado.

A la hora de explicar la caída de la demanda no hay demasiados misterios y todo apunta a la inflación. “Está claro que los aumentos de precios les ganaron a las paritarias, con una suba interanual en los precios de los alimentos de 43%”, explicó José Amodei, director de CCR, al presentar el informe.

Si bien la baja en el consumo también es generaliza­da a nivel nacional, en CCR destacan que el mayor impacto se sigue sintiendo en el interior del país. “Así como el interior fue el primero en reaccionar con una recuperaci­ón del consumo en 2003, hoy también es la región pionera en sufrir la crisis. Las primeras señales del freno en las ventas se empezaron a ver a mediados del año pasado y se profundiza­ron durante los últimos meses, incluido el cierre de muchos comercios minoristas”, explican en CCR.

La caída en el consumo es acompañada por un cambio en el mix de compras de los productos de la canasta básica. A contramano de lo que sucede con la mayoría de las categorías, los alimentos básicos continúan mostrando números positivos, con subas muy fuertes en algunas categorías como galletitas, fideos y yerba mate.

En cambio, los rubros más sofisticad­os registran caídas estrepitos­as, como los alimentos congelados –que entre enero y mayo de este año tuvieron una caída de 7,3% en su volumen de ventas– o los artículos de tocador y cosmética (-3,9 por ciento).

En CCR además proyectan una segunda mitad del año sin grandes cambios en materia de consumo. “Según nuestras estimacion­es, el año cerrará con una baja de 1% en el volumen de ventas, lo que implicaría el primer resultado negativo desde 2003”, señaló Amodei.

Efecto Precios Cuidados

La baja en las ventas es acompañada por cambios cada vez más marcados en los hábitos de consumo y una sensación generaliza­da de que la economía nacional y personal marcha cada vez peor.

“Hay un malhumor generaliza­do, y tres de cada cuatro argentinos creen que el país puede vivir una crisis en 2015”, explican en CCR, sobre la base de una serie de entrevista­s y trabajos de campo que hacen todos los años y que presentan con el nombre de Pulso Social.

“La idea que marca el consumo es que hay que recortar los gastos y esto explica, aunque sea en parte, el alto impacto que tuvo el programa Precios Cuidados. La gente, en general, lo valora positivame­nte porque está alineado con la idea de que hay que cuidar los gastos”, explican en CCR.

Según el estudio, en los últimos seis años se verifica una caída sostenida del poder adquisitiv­o de los salarios, por lo menos en la percepción de los propios consumidor­es. Y para el 72% de los hogares argentinos en el último año se produjo una baja en su poder adquisitiv­o, contra el 67% que alertaba sobre el mismo problema en 2013 y el 46% de 2009.

El correlato de la pérdida de los salarios reales es una baja en el porcentaje de la población que asegura que está ahorrando. Hasta el año pasado, el 30% de los consumidor­es declaraba que tenía un sobrante de dinero todos los meses y este año la incidencia de estos hogares se redujo al 24 por ciento.ß

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