La escalada de Ucrania se vuelve global
No importa quién haya sido el autor, el acto de derribar un avión de pasajeros con casi 300 personas a bordo provocará una seria escalada en el ya dramático conflicto ucraniano.
Si, como dejan entrever los primeros indicios, ese vuelo de línea que transportaba ciudadanos de múltiples nacionalidades fue víctima de un misil, la crisis desbordará los límites regionales para convertirse en un enfrentamiento internacional, donde deudos y diversos gobiernos exigirán explicaciones y reparación.
Ello se sumará a la agudización de las tensiones entre Rusia y Estados Unidos.
Como sucede invariablemente en situaciones de conflicto, todos los actores se culpan unos a otros. Según Kiev, el Boeing 777 de Malaysia Airlines habría sido derribado por un misil tierra-aire Buk de fabricación rusa. El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, denunció “un acto terrorista”.
“Es el tercer caso trágico de estos últimos días, después de los aviones AN-26 y SU-25 de nuestras fuerzas armadas, abatidos desde territorio ruso. Las fuerzas ucranianas no han realizado disparos susceptibles de alcanzar blancos a esa altitud”, declaró Poroshenko, inmediatamente después de conocida la tragedia.
Un libro de referencia publicado por Rosoboronnexport, el monopolio ruso estatal de armas de exportación, describe el Buk como un “sistema de misiles antiaéreos diseñado para atacar aviones que vuelan tanto a baja como a gran altitud, con un alcance máximo de 18.000 metros”.
Kiev ya había acusado a Moscú de haber utilizado misiles para abatir el lunes uno de sus aviones de transporte militar Antonov AN-26, que cayó cerca de la frontera rusa, y el miércoles otro aparato, un SU-25. “Cuatro miembros de la tripulación fueron socorridos, dos tomados prisioneros y otros dos murieron”, afirmó el Consejo de Seguridad Nacional y de Defensa ucraniano.
Según ese organismo, la situación en esa región “sigue siendo muy difícil”. El vocero del Consejo, Andrij Lissenko, señaló la utilización de misiles desde las baterías de lanzamiento rusas Grad, artillería pesada y morteros, agregando que “los tiros contra los puestos fronterizos y las fuerzas gubernamentales provienen de Rusia”.
Esa versión fue confirmada por la respetada publicación estadounidense Foreign Policy. La revista estimó tener en su poder elementos que corroboran la tesis de “una participación directa de Moscú” en los enfrentamientos ucranianos. Después de haber examinado videos en línea descargados por amateurs, afirma que camiones lanzamisiles BM-21 Grad, con el camuflaje carac- terístico de los vehículos militares rusos, disparan desde la ciudad de Gukovo, a tres kilómetros de la frontera, en dirección de Ucrania.
Los separatistas prorrusos del este ucraniano dicen que carecen de misiles capaces de alcanzar a un avión que vuela a 10.000 metros de altitud y acusan a Ucrania.
“Los separatistas tienen sólo misiles de tipo Stinger, que se transportan y se disparan a hombro y son incapaces de volar a más de 4000 metros”, confirma el experto militar francés Pierre Servan. A su juicio, “sólo Rusia y Ucrania tienen el material necesario como para realizar un acto de esa naturaleza”.
Servan no descarta, tampoco, que el proyectil que derribó al avión de Malaysia Airlines se haya equivocado de blanco. “Existe la posibilidad de que el verdadero objetivo fuera algún avión militar que volaba en la zona y, como esos misiles son guiados por una fuente de calor, haya desviado fa- talmente su trayectoria”, explica.
La verdad será muy difícil de conocer, teniendo en cuenta dónde sucedió el accidente: “Los autores tratarán de hacer desaparecer rápidamente las pruebas”, dice Servan.
Aunque también es probable que los satélites espías de las grandes potencias hayan registrado lo que sucedió. Ya anoche los servicios de inteligencia de Estados Unidos confirmaron que el Boeing 777 fue derribado por un misil, sin pronunciarse sobre el origen.
Pocas horas después del trágico episodio, los presidentes Vladimir Putin y Barack Obama evocaron ayer el trágico episodio durante una conversación telefónica. Los detalles del intercambio no trascendieron, aunque debe haber estado muy lejos de ser cordial.
Anteayer, la Casa Blanca anunció nuevas sanciones contra Moscú, que sigue brindando ayuda a los separatistas ucranianos. Lo mismo hicieron los dirigentes y el Parlamento europeos, que congelaron programas de inversión y desarrollo en curso y prolongaron el embargo sobre venta de armas a Rusia.
Los gobiernos europeos también decidieron ayer prohibir a sus líneas comerciales el sobrevuelo del este de Ucrania, “hasta que se conozcan las verdaderas causas de la tragedia”, declaró el ministro de Relaciones Exteriores francés, Laurent Fabius.
Una decisión marcada por el sentido común, que podría haber sido tomada mucho tiempo antes.ß