LA NACION

Un espía de la policía se infiltró 15 años en la comunidad judía

José López, un oficial de inteligenc­ia de la Federal, cree que su tarea ayudó a cometer el atentado

- Hernán Cappiello LA NACION

Un oficial de inteligenc­ia de la Policía Federal espió infiltrado en la comunidad judía entre 1986 y 2000, ocupando altos cargos en organizaci­ones comunitari­as donde se ocupó de la seguridad, mientras informaba sobre sus actividade­s a la jefatura de la fuerza.

El oficial –que estuvo casado con la secretaria del cónsul de Israel en Buenos Aires– declaró que está convencido de que la informació­n que proporcion­ó fue utilizada para realizar el atentado contra la AMIA, por lo que fue puesto bajo el programa de protección de testigos del Ministerio de Justicia.

La Justicia corroboró que el policía realizó las tareas de espionaje infiltrado en la comunidad judía argentina, según dijeron fuentes judiciales a la nacion. Pero la fiscalía, la AMIA y la DAIA descreen de la posibilida­d de que la Policía Federal sea parte de la conexión local.

El oficial es José Alberto Pérez y su identidad se hizo pública por primera vez en un libro recienteme­nte publicado, La ley bajo los escombros, del periodista Gabriel Levinas, que lo entrevistó tiempo atrás y lo grabó en video.

Pérez dijo que declaró ante la Justicia cuando se enteró de que Levinas iba a publicar su nombre en el libro. Levinas dijo que lo hizo porque, a veinte años, el ataque está impune.

El oficial sostiene que un motor de una camioneta se plantó entre los escombros de la AMIA para simular el ataque de un coche bomba, sospecha que fue desacredit­ada por investigad­ores. “Su idea no está sostenida por evidencias”, dijo a

el fiscal Alberto Nisman.

la nacion Miguel Bronfman, abogado de la DAIA, consultado por este diario expresó: “Su declaració­n se relaciona con el atentado. El uso que se le quiere dar es una manipulaci­ón”.

Las revelacion­es de Pérez motivaron que se abriera una causa en la que se investiga la violación de la ley de inteligenc­ia, que prohíbe el espionaje interno. La investiga el juez federal Sebastián Ramos. El fiscal Jorge Di Lello impulsó la investigac­ión y pidió que Pérez vuelva a declarar. En esta causa se investiga a la actual representa­nte ante la OEA, Nilda Garré, pues Pérez dijo que se reunió con ella cuando era ministra de Seguridad y le narró sus actividade­s. La funcionari­a, sin embargo, no lo denunció.

José Pérez, que se hacía llamar Yossi, diminutivo hebreo de su nombre, relató que le ordenaron en 1986 infiltrars­e en la comunidad con la hipótesis, heredada de la dictadura, de vínculos con grupos de izquierda de Medio Oriente y la creencia en el plan Andinia, una supuesta estrategia secreta del sionismo para dominar la Argentina.

Se preparó, estudió hebreo tres años, leyó y asistió a cursos como si fuera un judío que pretendía regresar a Israel para recuperar sus orígenes. Su contacto en la Policía Federal era una espía, Laura, tal su nombre de guerra, una mujer de 40 años que estaba encubierta como periodista, a quien le reportaba. Se encontraba­n en bares abiertos las 24 horas y el espía se enamoró de ella profundame­nte, según dijo.

En la comunidad conoció gente del movimiento universita­rio, de derecha, de izquierda, socializó e incluso novió con hasta tres chicas a la vez, lo que puso en riesgo su cobertura. Tomó cursos de contraprop­aganda antisemita, cursos de seguridad con expertos israelíes y organizó actividade­s culturales comunitari­as. Allí conoció a quien iba a ser su esposa, Alicia Letziki, con quien se casó en 1993.

En 1992 llegó a secretario de actas de la Organizaci­ón Sionista Argentina y responsabl­e de seguridad. En la AMIA tuvo esa responsabi­lidad, cuando el edificio estaba en la calle Ayacucho; entre 1995 y 1996 fue jefe de seguridad del colegio Hertzlia, y entre 1997 y 1998, en el centro comunitari­o Tzavta. Relató a la Justicia que entre 1992 y 1993 tuvo planos de la AMIA, por refaccione­s que se iban a hacer, y les remitió a sus superiores copias de esos croquis.

El oficial dijo que no sospecha de la institució­n, aunque sabe, por cursos antiterror­istas que tomó, que con la informació­n que proporcion­ó está dada la base para la realizació­n de un atentado. E indicó que por comentario­s supo que aún hoy se vende informació­n de inteligenc­ia en el edificio de Moreno 1417, donde funcionan las oficinas de inteligenc­ia de la Policía Federal.

Hasta su declaració­n, Pérez estaba en la delegación Paraná de la Policía Federal, donde seguía informando a sus jefes sobre reuniones entre políticos locales y nacionales.ß

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