Las divisiones que dejó el atentado en la comunidad
La colectividad judía quedó fragmentada por el cauce de la investigación; como prueba de ello, hoy habrá cuatro actos
Aquel lluvioso 21 de julio de 1994, unas 150.000 personas, según los organizadores, caminaron juntos por la Plaza del Congreso con una consigna clara y contundente: “De pie frente al terror. La auténtica solidaridad es hacer justicia”.
Al cumplirse dos décadas del atentado a la AMIA, la comunidad judía y las distintas organizaciones de familiares de las víctimas encararán hoy, por separado, la conmemoración del atentado terrorista.
Divisiones internas, distintas posiciones frente a los gobiernos de turno y por la marcha de la investigación judicial influyeron en la coyuntura: si bien el reclamo de castigo a los culpables es similar, las formas de viabilizarlo son diferentes.
Las diferentes posturas tienen como primer antecedente el gobierno de Carlos Menem. Como presidente de la DAIA, Rubén Beraja fue la cabeza visible de una dirigencia que sostuvo una sólida relación con el gobierno menemista y el trabajo del juez Juan José Galeano, hoy involucrados en la causa por encubrimiento del ataque.
“Yo acuso al gobierno de Menem y Duhalde de consentir la impunidad (...) de encubrir la conexión local, que sirvió para matar a nuestros familiares”, dijo Laura Ginsberg, entonces en la organización Memoria Activa, a tres años del ataque.
Comenzó a abrirse, así, una grieta: mientras la AMIA y la DAIA respaldaban al juez, desde Memoria Activa comenzaron a endurecer las críticas contra el Gobierno, la Justicia y la propia dirección comunitaria, a la que acusaron de ser “cómplice” de encubrir a los responsables. El tiempo terminó dándoles la razón, cuando la propia Justicia anuló lo actuado por Galeano, liberó a los policías bonaerenses detenidos y retrotrajo la causa casi a fojas cero.
Con la llegada del kirchnerismo, se profundizan las divisiones. El fiscal Alberto Nisman centra su investigación en Irán, al que acusa formalmente en 2006. Al año siguiente, junto con las autoridades de la AMIA (Luis Grynwald) y la DAIA (Aldo Donzis), el presidente Néstor Kirchner acusó en las Naciones Unidas a Irán de “no colaborar” con la investigación del ataque.
De a poco, el apoyo gubernamen- tal a Nisman comenzó a flaquear al igual que la “pista iraní”. En enero de 2013, el canciller Héctor Timerman firmó el memorándum de entendimiento con Irán, con el objetivo de lograr que los acusados por Nisman declaren por su presunta participación en el ataque a la sede de la mutual judía.
El acuerdo provocó nuevos realineamientos. La AMIA y la DAIA comenzaron a tomar distancia de la Casa Rosada, que respondió con similar frialdad. Sergio Burstein, cabeza de un grupo de familiares de víctimas cercanos al kirchnerismo, se fue de Familiares y Amigos y fundó 18-J, luego de criticar a Mauricio Macri, en el acto de 2011. La Presidenta los recibió en 2012, lo que marcó diferencias entre los familiares.
Alejada de Memoria Activa, Ginsberg fundó Apemia, que desde sus inicios mantuvo distancia de las posturas del Gobierno, de la investigación de Nisman y se opuso de manera directa al memorándum.
Con estas disidencias, la comunidad estará hoy en la calle. La AMIA y la DAIA, junto a Familiares y Amigos, darán forma al acto central, en Pasteur al 600, donde hablarán Thomas Saieg (AMIA), Luis Czyzewski (padre de Paola, fallecida en el atentado) y el periodista Alfredo Leuco. A la misma hora, Memoria Activa hará su acto en la plaza Lavalle. La agrupación 18-J agrupará a los propios en la Plaza de Mayo, a las 13, y hablarán Olga Degtiar (madre de Cristian, fallecido) y Hugo Friszberg (sobreviviente). Apemia hará su acto a las 18, en Rivadavia y Riobamba, con Adolfo Pérez Esquivel y Nora Cortiñas.ß