Pensar la compra familiar
Como voluntaria del Banco de Alimentos de Buenos Aires, Dolores Ayerza, madre de tres hijas, aprendió ciertas cuestiones que hacen a la conservación de los alimentos que luego aplicó en su propia casa. Un plan que arranca en el supermercado y termina a la hora de cocinar cada comida.
El primer hábito que implementó en casa, algo que incorporó con la clasificación de alimentos en el banco, es la de ordenar las compras del supermercado apenas llega y por fecha de vencimiento. “Es lo primero que aprendí en el banco. No es una idea brillante: simplemente poner atrás lo nuevo y adelante lo ‘viejo’ –dice–. Pero la verdad es que te salva de que no se te venzan.”
Después, es dedicar un rato de la tarde del domingo a organizar las comidas de la semana, con platos tentativos para cada día: ver qué tiene comprado que no haya usado y meter en alguna parte del menú lo que venza antes. Y sí, todos en la familia lo saben: los domingos a la noche se liquidan las sobras.
“Igual tampoco sobra tanto ya. Trato de hacer las porciones justas, y no generar sobras que sepa que no voy a usar. Por ejemplo, los fideos, que es raro que se vuelvan a comer al día siguiente”, dice. Y lo último: no almacenar, comprar sólo lo que necesita e ir al mercado y la verdulería más seguido.