La necesaria evaluación de la enseñanza
Un nuevo índice de mejora de la educación secundaria, Imesa, permitirá a cada escuela conocer su situación actual con respecto a la calidad de los aprendizajes
Acallados los últimos ecos del Mundial, en la Argentina de hoy renacen los temas que siguen preocupándonos con vistas al futuro del país, y uno de esos es, por supuesto, el de la educación y sus principales protagonistas: docentes, alumnos, familias, escuelas, gobiernos.
Días atrás, en un ciclo realizado en el Malba por el diario Clarín, hubo un encuentro al que asistieron no sólo algunos de los especialistas en educación más importantes de la Argentina, sino también algunos ministros de Educación. Uno de los temas más destacados fue el de la evaluación de la educación, tanto la que se refiere a las escuelas en particular como a la evaluación de los docentes.
Coincidentemente con estas reuniones, el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, presentó también la semana pasada en el Chaco el Índice de Mejora de la Educación Secundaria (Imesa) para la región NEA (Chaco, Corrientes, Formosa y Misiones). Es éste un instrumento que le permite a cada escuela conocer su situación actual, con respecto a la calidad de los aprendizajes, y que fue monitoreado, según explicó Sileoni, por medio de los Operativos Nacionales de Evaluación, pero también con la tasa de egreso y con la permanencia de los chicos en la institución.
En el caso de las instituciones de nivel medio, gracias a este medidor, podrán planificar y administrar los recursos asignados por el gobierno nacional desde 2010, en el marco de la reforma de la escuela secundaria. La aplicación del índice arroja un valor entre 100 y 500, construido sobre la base de tres indicadores: la regularidad de la trayectoria escolar, la finalización de los estudios y los resultados de evaluaciones de desempeño como las que componen el ya mencionado Ope- rativo Nacional de Evaluación (ONE). El cálculo estará a cargo de la cartera educativa nacional, al igual que el envío de los resultados a cada institución, a través de las autoridades jurisdiccionales.
¿Cuál será el valor de estas mediciones, teniendo en cuenta que en la Argentina, si bien el 82 por ciento de los jóvenes en edad escolar concurre a la escuela secundaria, entre el 45 y 46 por ciento no termina en tiempo y forma, y estas estadísticas son aceptadas por el Ministerio de Educación de la Nación? En un estudio reciente de la ONG Proyecto Educar 2050, “Pistas para mejorar”, se señalaba con acierto que la Argentina está entre los países que menos evalúan a sus escuelas y que menos usan los resultados de las evaluaciones. Y esta información surge de los directores de colegios secundarios, quienes reportan que sólo un 33% de los establecimientos escolares se somete a evaluaciones externas. Si se compara con otros países de la región, las diferencias son muy grandes: los directores de Brasil y Colombia informan que un 80% de sus escuelas tiene evaluacciones de terceros; México, el 75%, y Chile, cerca del 60%.
De manera que es de esperar que la información que vaya proporcionando Imesa sea de enorme utilidad tanto hacia el interior de las instituciones, como para la planificación y aplicación de ulteriores políticas públicas. Cuanta más información se tenga, mejor se podrá diagnosticar cómo están nuestras escuelas, tanto públicas como privadas. De allí, también, que sea importante seguir participando de evaluaciones internacionales como las pruebas PISA, que miden el conocimiento en ciencias, matemática y lengua de los alumnos de 15 años, y que tan bajos resultados han arrojado en los últimos años para nuestro país.