LA NACION

McIlroy, el joven que es un veterano de mil batallas

Tiene apenas 25 años pero juega con la autoridad del campeón que es; arrancó puntero en Hoylake, con 66 golpes (-6)

- Gastón Saiz

Rory Mcilroy llama a la confusión. Parece un veterano de mil batallas, dueño de una amplia foja de servicios, y la realidad es que apenas tiene 25 años. Pero claro: fue n° 1 del mundo y es un doble ganador de Grand slam (us open 2011 y PGA Championsh­ip 2012), además de haber obtenido otros cuatro triunfos en el PGA Tour y cuatro más en el Tour europeo. Por eso desconcier­ta.

Como todo talento deportivo que irrumpe desde muy joven, al norirlandé­s cuesta ponerlo en contexto, ya que consiguió logros fuera de lo común desde amateur y es muy difícil determinar hasta dónde puede llegar o cuánta gloria puede acumular en el futuro. lo mismo que sucedió con Tiger Woods desde el comienzo de la tigermanía, en 1997.

rory, el mismo que dejó plantada en el altar a la tenista Caroline Wozniacki, aquel que cuando era niño jugaba a embocar pelotitas en el lavarropas de su mamá, vuelve a pisar fuerte con su liderazgo en el open Británico, que se disputa en el royal liverpool de Hoylake. redondeó una primera vuelta de 66 golpes (-6) libre de bogeys, una proeza en un campo que, como todo link, atrapa en algún tramo de los 18 hoyos con sus roughs frondosos o sus búnkers de paredes altas.

realmente Mcilroy sí se asemejó ayer a un veterano, porque escapó de todas las trampas y compartió la salida con dos jugadores más jóvenes que él: el norteameri­cano jordan spieth(20 años) y el japonés Hideki Matsuyama (22). “Me aferré a mi plan de juego; sé que si sigo así, los buenos scores vendrán solos”.

su corta pero intensa experienci­a en las grandes citas le indica que nada es como parece. en saint Andrews 2010 había arrancado con 63 golpes y en la segunda vuelta firmó 80. en el Masters de Augusta 2011 salió en el grupo final y cerró el torneo con otros 80; dos golpazos que le dejaron cicatrices, pero que le dieron un aprendizaj­e invalorabl­e para adjudicars­e sus dos Majors, que segu- ramente no serán los últimos.

rory explicó cuál es su estrategia mental a la hora de encarar un certamen de estas caracterís­ticas, una fórmula aplicable hasta para cualquier aficionado: “los jueves no me fijo expectativ­as; simplement­e juego y trato de encontrar el ritmo. Ya los viernes, si consigo un buen score, intento darme cuenta para qué estoy en el torneo y las expectativ­as empiezan a ser diferentes”.

Con esa madurez desde el tee del 1, Mcilroy empezó a pegar sólido en los primeros hoyos y se armó de confianza para enfrentar con entereza los momentos comprometi­dos, que tampoco fueron tantos. las condicione­s de juego por la mañana fueron ideales, apenas sopló un poco de viento en el trayecto de vuelta, y así fue regando el campo con los birdies en el 2,5, 6, 10, 12 y 16; sólo le quedó el lamento del par 5 del 18, en donde muchos aprovechar­on para cerrar la vuelta con una sonrisa.

Hoy, para rory será clave superar ese bloqueo mental que vivió en la segunda ronda de st. Andrews, pero es evidente que su aplomo es distinto. Además, su último paso ganador está muy fresco: en mayo triunfó en Wentworth, una de las gemas del calendario del Tour europeo.

Al menos en los primeros 18 hoyos, este open Británico tiene un fuerte tinte italiano: el único escolta de Mcilroy es Matteo Manassero (21 años, nacido en Verona), que figura a un golpe. Y a dos impactos de la vanguardia, con un total de -4, surgen los hermanos edoardo y Francesco Molinari. en esa misma línea, tres viejos conocidos: el australian­o Adam scott (n° 1 del mundo), el norteameri­cano jim Furyk y el español sergio García, que estuvo a un putt de la gloria en el open de 2007.

Como siempre, Tiger Woods encarna un espectácul­o aparte, para lo bueno y lo malo. esta vez le fue bien: totalizó 69 (-3) y se ubica 10°, en carrera para terminar por fin con su sequía de Majors, que ya se prolonga por seis años. el astro california­no, que compartió con Ángel Cabrera (76, +4, ver aparte) y Henrik stenson (72, par), arrancó con dos bogeys, aunque fue moldeando la vuelta hasta concretar un score de 3 bajo par que lo lleva a soñar.

la supuesta falta de rodaje después de su operación en la espalda no fue un problema. en cambio, sufrió contigenci­as extradepor­tivas con forma de celulares y cámaras fotográfic­as. A Tiger, literalmen­te lo sacó de quicio la gente detrás de las sogas, con su obsesión por la tecnología: “los fans estuvieron haciendo fotos durante todo el día. Había muchas cámaras y mucha gente moviéndose. Fue duro. desafortun­adamente, el público no pone sus celulares en silencio y algunos fotógrafos profesiona­les disparaban un poco antes”, se quejó.

A diferencia del Masters, que prohíbe el ingreso con celulares (caso contrario, se invita al espectador a retirarse del club), el open Británico permite la entrada de móviles, tabletas y otros dispositiv­os al campo. el símbolo de Wi-Fi abunda en cada tribuna y carpa y se puede navegar por internet. sólo está prohibido sacar fotos y mantener el volumen alto de los teléfonos.

Más allá de la vida virtual, hoy será otro día de cuerpos y mentes en-

focados en cada bandera. Phil Mickelson, defensor del título, estuvo en plena lucha para no perder la paciencia. se fue del campo con un score de 74 (+2) y una mueca de fastidio por su bogey en el último hoyo, pero nadie le podrá cuestionar su entrega para salir lo más indemne posible del campo. es uno más de los que sueña, pese a la dificultad.ß

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Rory McIlroy agradece el reconocimi­ento del público en el 18, después de una gran vuelta en Royal Liverpoo l
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AP Tiger Woods está a tres golpes del líder, pero se molestó con los celulares y las cámaras
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