LA NACION

Una goleada puso fin al sueño de Huracán

Estaba invicto y se despidió del torneo continenta­l con la derrota menos esperada: en Venezuela, cayó 3- 0 ante Mineros; Valoyez marcó dos tantos, como en el choque de ida

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PUERTO ORDAZ.– Pasarán los años y Zamir Valoyes seguirá siendo por mucho tiempo un nombre prohibido en Parque Patricios. Este colombiano de 29 años que nació en Quibdó, se convirtió en un insólito verdugo del equipo argentino en la Copa Libertador­es. Había hecho los dos primeros goles del equipo venezolano en el empate 2- 2 en Buenos Aires. Y ayer repitió un doblete para el 3- 0 de Mineros ante Huracán en el estadio Cachamay. Ese resultado, en cierta forma, inesperado, terminó con las ilusiones del Globo de avanzar a los octavos de final. Sí, el equipo que no había ganado en el Grupo 3 consiguió su primera victoria ante el equipo que no había perdido. Esas cosas raras que tiene el fútbol...

El andar del conjunto de Néstor Apuzzo fue demasiado extraño. Empató los cuatro primeros partidos y ganó el penúltimo, ante Cruzeiro, como local por 3- 1. Anoche, con el impulso de esa victoria conseguida ante los brasileños, Huracán enfrentaba a un rival que sólo había sumado un punto, el que sacó en la citada igualdad en el estadio Tomás Adolfo Ducó. Cuando se podía esperar un éxito y la clasificac­ión, llegó la sorpresiva derrota en territorio venezolano.

En el balance puede decirse que la victoria fue merecida. Ganó el equipo que tuvo mayor claridad. Y ahí se encuentra uno de los defectos que mostró Huracán: la obligación de obtener una victoria nubló al equipo que equivocó los caminos hacia el arco de Romero. La intención de crear peligro con la pelota bien jugada mutó por una desesperac­ión que fue creciendo paulatinam­ente. Toranzo no estuvo preciso; Puch no desniveló con sus desbordes y Ábila falló a la hora de desmarcars­e y buscar los espacios para tener ocasiones de gol.

Enfrente se vio un adversario ordenado y prolijo que supo aprovechar los espacios que dejó el conjunto argentino en la zona defensiva. Así llegó el primer gol, cuando a los 9 minutos Ángelo Peña avanzó con pelota dominada dentro del área, picó el balón y en la boca del arco Valoyes abrió el marcador de cabeza.

El golpe fue duro, y Huracán nunca pudo recuperars­e. Antes de irse al descanso, Mineros volvió a sacudir la red de Marcos Díaz, otra vez luego de una muy buena jugada colectiva. Fue una acción que comenzó Jorge Guerra desde la izquierda, y que definió Valoyes con un preciso toque para superar el esfuerzo del arquero argentino. Iban 39 minutos de la etapa inicial y hasta los propios hinchas venezolano­s se mostraban asombrados.

En el segundo tiempo nada cambió. Huracán sumó impotencia y acumuló avances que no se transforma­ban en ataques concretos. Mineros dejó de amenazar con aumentar y lo hizo. A los 19, Guerra armó otra buena jugada por la izquierda del área y Acosta hizo el tercero.

Huracán no había perdido... hasta anoche. Falló en el momento más importante. Y se despidió de la Copa. Se vuelve a Buenos Aires con la ilusión hecha añicos.

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Afp Romero Gamarra fuera de foco, como Huracán, con el festejo venezolano de fondo

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