Sorpresivo avance de los tories británicos
Elecciones. El Partido Conservador habría obtenido un amplio e inesperado triunfo
LONDRES.– En un minuto, Gran Bretaña saltó de la incertidumbre al asombro en la noche de las elecciones catalogadas como “las más impredecibles de la historia”.
El primer ministro David Cameron, líder del Partido Conservador, podría anotarse un amplísimo e inesperado triunfo que lo dejaría a un paso de la mayoría absoluta, según una encuesta en boca de urna publicada por las cadenas de televi- sión BBC, ITV y Sky News en el instante en que se cerraron los centros de votación.
La proyección –basada en una muestra de 20.000 casos– contradice el vaticinio de las 11 consultoras de opinión de alcance nacional, que hasta la mañana de ayer daban por hecho un empate técnico entre Cameron y el laborista Ed Miliband. El pronóstico conducía a un escenario de inestabilidad, fragmentación extrema y complicadas negociaciones para orquestar una mayoría parlamentaria.
Viene de tapa El suspenso de las transmisiones televisivas preparadas para resistir un lentísimo escrutinio que terminará en la mañana de hoy se quebró con el impactante boca de urna. El debate pasó de ser cómo se armaría el rompecabezas de poder a determinar si la predicción sería correcta o no.
Según esas cifras, los conservadores superarían su cosecha de 2010. Obtendrían 316 bancas, siete menos que la mayoría que le permitiría gobernar en soledad y desprenderse de sus aliados liberales-demócratas. La proyección previa más favorable les daba 281 escaños.
Un triunfo de esa magnitud dejaría fortalecido a Cameron para seguir en el gobierno hasta 2020. Sería un voto de confianza a su duro plan de austeridad y abriría un agrio foco de tensión con Europa: el primer ministro no tardaría en impulsar su promesa de convocar a un referéndum para que los británicos decidan si el país se va de la Unión Europea (UE). Podría intentarlo tan pronto como el año próximo, antes de lo esperado.
Siempre según el boca de urna, Miliband quedaría sentenciado como líder laborista con 239 bancas (20 menos que en la debacle de Gordon Brown hace cinco años). Y se concretaría el desastre para los liberales de Nick Clegg, que pasarían de 57 a 10.
El otro fenómeno, que sí coincidía con las encuestas previas, es la avalancha de votos para los independentistas del Partido Nacional Escocés (SNP). Se quedarían con 58 de las 59 bancas en juego en Escocia, un histórico bastión laborista. Ese auge, después de la derrota en el referéndum separatista de septiembre, amenaza con reavivar las tensiones en la unión. Sobre todo ante el mayoritario rechazo de los escoceses a la posibilidad de una ruptura con la UE.
Los populistas antisistema del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP) apenas obtendrían 2 bancas y, según se especulaba esta madrugada, no estaría entre ellas la que peleaba su líder, Nigel Farage, en una circunscripción de Kent. También los Verdes sumarían 2.
De confirmarse el resultado, Cameron podría formar gobierno solo, con la certeza de que es casi imposible que todas las demás fuerzas se unan para derrocarlo con un voto de confianza. También podría negociar a cambio de módicas concesiones el apoyo de los protestantes unionistas de Irlanda del Norte, que tienen siempre entre 7 y 9 bancas.
La duda es cuán precisa es la proyección. “Es sorprendente, claro. Inimaginable. Pero con la misma metodología funcionó perfecto en 2010. Es esperar y ver”, declaró a Sky News el consultor Ben Page, de Ipsos-MORI, uno de los expertos encargados del trabajo. Los sondeos previos de su empresa pronosticaban un empate. Pero el tamaño de la muestra es 10 veces mayor a la de la mejor de las encuestas.
Kellner, director de YouGov, se declaró “impactado y confundido”. Dijo a la BBC: “O esta encuesta está bien o las 11 empresas que trabajamos en la campaña metimos la pata”.
En Gran Bretaña, no se olvida el papelón de la BBC en 1992 cuando un sondeo en boca de urna pronosticó un Parlamento dividido y el escrutinio reveló una holgada mayoría para el conservador John Major.
El sistema electoral británico expone a los encuestadores a una osadía: el país se divide en 650 circunscripciones y sólo el ganador de cada una obtiene el pasaje al Parlamento de Westminster. “Me tragaré públicamente mi sombrero si estos resultados son ciertos”, dijo el ex líder liberal Paddy Ashdown.
A todo esto, el artesanal escrutinio británico aportaba angustia con su lentitud de otro siglo. A la 1 de la madrugada sólo se habían declarado los resultados de 5 circunscripciones: 3
a 2 para los laboristas. El tanteador se iría llenando con el correr de la madrugada. Ninguno de los líderes preveía dar la cara hasta que los votos fueran contados.
Si se confirma el vaticinio, Cameron saldrá a la hora del desayuno a cantar victoria en la vereda de Downing Street 10. Después la política se trasladará a los salones discretos de los alrededores del Parlamento para garantizar la mayoría, antes de gestionar la audiencia en la que la reina Isabel II debería pedirle oficialmente que forme gobierno.
La noche de insomnio sucede a un día de ansiedad en los líderes políticos, pero de pasmosa normalidad en las calles británicas. Se vota siempre un jueves, una jornada laborable, siguiendo una vieja tradición: como los salarios se pagaban los viernes, convocar los comicios el día previo reducía el número de potenciales borrachos en los centros electorales.
Londres vivió su habitual barullo de urbe universal, mientras sus habitantes se acercaban a cumplir con el ritual democrático de marcar con una cruz el nombre de su parlamentario en la hoja de votación.
“Va a ser una madrugada dramática”, decía Amy Hughes, unaestudiante de letrasquese pasó cuatro horas recorriendo la zona de Acton, un marginal seat, promoviendo el voto laborista.
El drama vino en forma de shock, a las 22.01 con el anuncio de la BBC. El prolaborista Daily Mirror lo resumió con una tapa negra y el título: “¿Cinco malditos años más?”.
El amanecer traerá la certeza y acaso también una estabilidad política que el Reino Unido ya daba por perdida.