LA NACION

Secuestro con torturas físicas y psicológic­as

Secuestro. El empresario dijo que estuvo cautivo en dos lugares distintos y que escuchó voces con acento peruano; se refuerza la hipótesis de Sendero Luminoso

- Gustavo Carabajal

tormentos. El empresario Daniel Rebagliati fue torturado física y psicológic­amente durante su cautiverio de ocho días, del que fue liberado anteayer tras el pago de un rescate millonario. Para los investigad­ores eso refuerza la hipótesis de que ex policías y ex guerriller­os de Sendero Luminoso estarían ligados al secuestro, pues ese tipo de apremios han sido usados por ambos.

El empresario Daniel Rebagliati relató que los secuestrad­ores que lo tuvieron cautivo durante ocho días lo picanearon en reiteradas oportunida­des, lo sometieron a un simulacro de fusilamien­to y a torturas psicológic­as. Según fuentes de la investigac­ión, con los castigos físicos los delincuent­es intentaron doblegar la resistenci­a de la víctima y de sus familiares para que pagaran los US$ 2.000.000 que pedían como rescate. La liberación se concretó, finalmente, por una suma cercana a los dos millones de pesos.

La aplicación de torturas con una picana, el trato inhumano que recibió el empresario durante algunos tramos de su cautiverio, el acento peruano de al menos uno de los delincuent­es y la estructura del grupo que les permitió mantener ocho días encerrada a la víctima sin quedar al descubiert­o refuerzan la hipótesis de que la banda estaría integrada por policías y ex guerriller­os del grupo peruano Sendero Luminoso.

A eso hay que sumar las tácticas usadas por la banda para intercepta­r al empresario: hicieron tareas de inteligenc­ia y habrían tenido la colaboraci­ón de un entregador que aportó informació­n sobre el recorrido que hacía Rebagliati para ir desde su casa, en el barrio porteño de Villa Devoto, hasta la sede de la empresa, en la localidad de Martín Coronado, en el partido de Tres de Febrero.

Rebagliati, de 53 años, fue intercepta­do el 27 de abril pasado cuando conducía la camioneta Ford Ranger de su empresa. Según relató ayer en una declaració­n que duró casi diez horas, fue encerrado por dos vehículos. Uno lo cruzó y el segundo automóvil le cortó la posibilida­d de huir marcha atrás. De ambos rodados bajaron cuatro delincuent­es armados con ametrallad­oras, lo sacaron de la camioneta y lo obligaron a abordar uno de los dos autos.

Según fuentes de la investigac­ión, el empresario dijo que no pudo ver ninguno de los rostros de los delincuent­es porque el operativo de captura fue muy rápido y después le pusieron una capucha.

Esta metodologí­a sería similar a la que utilizó un grupo delictivo que cometió varios secuestros extorsivos largos en los últimos doce meses. Al investigar a la banda que cometió esos hechos quedaron al descubiert­o los datos sobre la participac­ión de policías y ex guerriller­os de Sendero Luminoso que se instalaron en nuestro país y se reconvirti­eron en narcotrafi­cantes y secuestrad­ores.

“En este caso, aparenteme­nte, los delincuent­es tenían un dato equivocado que indicaba que la empresa que pertenece a la familia Rebagliati [Cintra, dedicada al tratamient­o de residuos industrial­es] había recibido una importante suma de dinero como pago por una obra. Esa informació­n errónea llevó a los malvivient­es a pedir semejante cantidad de dinero. En la empresa no tenían esa suma”, explicó una calificada fuente policial que investiga el caso.

Luego de tenerlo cautivo durante ocho días, los delincuent­es liberaron sano y salvo a Rebagliati en Almirante Brown, a cambio de un rescate estimado en 2.000.000 de pesos. En las más de veinte comunicaci­ones que hubo durante la negociació­n, un familiar del empresario le tuvo que hacer entender al secuestrad­or de voz fina y delicada que llamaba que el monto que exigía era exorbitant­e y que no contaban con ese dinero.

La declaració­n

Con Rebagliati liberado, el fiscal federal de Tres Febrero Paul Starc ordenó a los efectivos de la Dirección de Investigac­iones de la policía bonaerense una serie de medidas tendientes a desbaratar al grupo delictivo.

Durante el último año, Starc encabezó la investigac­ión que terminó con las detencione­s de los delincuent­es que secuestrar­on a Segundo, el padre del futbolista Carlos Tevez. También fue el responsabl­e de la causa judicial que derivó en los procesamie­ntos con prisión preventiva de nueve miembros de la denominada “Banda del M-16”, que amenazaba con fusiles tácticos de ese tipo a las víctimas de secuestros exprés y de entraderas.

“Viví un infierno, pero estoy bien. Gracias a Dios estoy vivo”, dijo el empresario ayer, cuando salió de la fiscalía federal de Tres de Febrero luego de declarar como testigo. Además, Rebagliati describió que durante los primeros días de cautiverio lo tenían encadenado, pero que después lo soltaron, aunque siempre estuvo encerrado y con el rostro cubierto. Negó haber estado recluido dentro de un ataúd y aclaró que sólo lo sacaban del lugar de cautiverio en un auto para dar vueltas y entregar pruebas de vida a su familia.

“Lo que quiero es volver a mi vida normal, compartir con mi familia, mis amigos y olvidarme de esta pesadilla. Estoy físicament­e bien, pero emocionalm­ente muy mal. Espero que el caso se resuelva bien para dejarles algo a mis hijos y no sentir que no hice nada en mi vida”, agregó el empresario anoche, cuando se retiraba de la sede del Ministerio Público, en Santos Lugares.

Ayer, además de escuchar a la víctima, el fiscal ordenó una serie de entrecruza­mientos de llamadas con los números de celulares usados en una serie de secuestros ocurridos en los últimos doce meses. Hace siete años, como segundo del Ministerio de Seguridad bonaerense, Starc comandó la investigac­ión que permitió apresar a los integrante­s de la banda que tuvo cautivos a Hernán Ianonne y Ariel Perreta, víctimas de los últimos secuestros largos antes del que sufrió Rebagliati.

Durante el cautiverio, el empresario habría tenido un solo cuidador y afirmó que estuvo en dos lugares distintos. Dijo que no pudo ver rostros, pero que recordaba voces. Una de ellas, la del negociador, fue grabada por los funcionari­os de la Dirección de Observacio­nes Judiciales de la flamante Agencia Federal de Inteligenc­ia (AFI) y será comparada con los registros de otros hechos ocurrido durante el último año.

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Imagen de tv Daniel Rebagliati, anoche, al salir de la fiscalía donde declaró

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