LA NACION

Pesó 480 gramos y sobrevivió

Ana Milagros nació en enero con 23 semanas y logró superar todos los inconvenie­ntes.

- Gabriela Origlia y Fernando Massa

Técnicamen­te, se dice que estaba en el “límite de la viabilidad” por su extrema prematurez. Ana Milagros nació en Córdoba el 15 de enero con 23 semanas de gestación y apenas 480 gramos de peso. Hasta llegó a rozar los 400 gramos. Pero aún con todos los pronóstico­s en contra, la beba recibió ayer el alta. Ahora pesa 2,1 kg y su familia la recibió en casa con una fiesta.

“Era tan chiquita que podía abrazarla con una sola mano. Fueron días muy duros, de mucha incertidum­bre y angustia. Pero entre tantas cosas, lo bueno fue encontrar gente maravillos­a que con tiempo, paciencia, abrazos, palabras y todo el amor del mundo cuidaron de mi bebita”, relató a través de su cuenta de Facebook la mamá de Ana, Natalia Gigi, de 39 años. Era su primer embarazo, pero un cuadro de hipertensi­ón adelantó el parto.

Cuando los bebes son tan prematuros, se estima que sólo sobrevivir­á un 10-15 por ciento y muchos de esos pequeños lo hacen con secuelas permanente­s. No fue el caso de la beba cordobesa, según afirmó ayer Mario Espósito, jefe del Servicio de Neonatolog­ía de la Clínica y Maternidad del Sol, donde nació Ana.

El profesiona­l explicó que el equipo médico hizo un trabajo “de orfebrería” para reproducir artificial­mente las condicione­s de desarrollo del entorno uterino. “Genéticame­nte, fue fuerte. Su mamá estuvo siempre presente y hubo un enorme trabajo de un equipo que llevó adelante una tarea humanizada y profesiona­l

–dijo el médico a la nacion–. Aplicamos el método canguro, que incluye la intervenci­ón activa de la mamá mediante el contacto piel con piel. Ella se convierte en la incubadora y estabiliza a la beba.”

Alberto Durante, jefe de la División Pediatría y Neonatolog­ía del Hospital de Niños, explicó a la na

que en estos casos de prematurez

cion lo más relevante no es el peso, sino la edad gestaciona­l. Y, en ese sentido, existe consenso de que “el terreno de lo viable comienza arriba de las 24 semanas de gestación”.

El gran adelanto, según aseguró, fueron los estudios prenatales y el control del embarazo. “Eso mejoró mucho las perspectiv­as. La madre llega bien estudiada y al chiquito se lo espera con los elementos necesarios para recibirlo: una unidad de transporte ya equipada para que no varíen las condicione­s que lo rodean y no se dé cuenta de que lo estamos tratando”, explicó Durante.

Zona de riesgo

Néstor Vain, vicepresid­ente de la Fundación para la Salud Materno Infantil (Fundasamin) y profesor titular de pediatría en la Facultad de Medicina de la UBA, explicó que el progreso en el campo de la neonatolgí­a fue casi constante en las dos últimas décadas.

“Por encima de las 24 semanas de gestación les va particular­mente bien a los bebes, pero con 24 o menos no sobrevive más del 40% –indicó–. Los que sobreviven suelen tener problemas de visión, neurológic­os o pulmonares, o bien son chicos muy pequeños. Para que sobrevivan, se necesita de un trabajo muy artesanal que exige buen recurso

humano en cantidad y calidad.”

De acuerdo con un estudio publicado en The New England Journal of Medicine y que reprodujo anteayer The New York Times, hay una pequeña proporción de prematuros con 22 semanas de gestación que supera toda adversidad con complicaci­ones leves de salud si reciben los cuidados adecuados.

Dieciocho de los 78 bebes incluidos en el estudio lograron sobrevivir; 7 de ellos sin ningún problema de salud aún con el paso de los años. En cambio, 6 desarrolla­ron trastornos graves, como ceguera, sordera o parálisis cerebral. Pero los autores del estudio fueron muy claros en un punto: sin el tratamient­o adecuado, los prematuros con esa edad gestaciona­l no sobreviven.

Un debate médico entre los especialis­tas que se ocupan de recibir a estos bebes, y en el que participan la Academia Estadounid­ense de Pediatría y el Colegio Estadounid­ense de Obstetrici­a y Ginecologí­a, entre otras entidades científica­s, es si acaso a los prematuros de 23 semanas de gestación debían considerar­se “potencialm­ente viables”.

A ese grupo pertenece justamente el caso de Ana Milagros. Luego del alta, ayer, ya con 2,1 kg, Espósito explicó que la beba puede succionar, no posee displacia broncopulm­onar ni la retinopatí­a propia de los prematuros. También se descataron hemorragia­s cerebrales.

Por eso, Vain insistió en que “hay que luchar” por estos chiquitos. “Es clave promover el contacto piel a piel –sostuvo–. Eso, claro, no sustituye el respirador o la incubadora, pero es un complement­o excelente.”

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Facebook Ana Milagros nació con 23 semanas de gestación y 480 gramos; ayer fue por primera vez a casa con 2,1 kg

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