LA NACION

Leandro Santoro. “Durante dos años me tomé Twitter como un juego” E

El radical elegido ayer por Recalde como su vice explicó sus críticas al kirchneris­mo

- Texto Gabriel Sued

l misterio dio paso a la polémica.MarianoRec­aldeanunci­ó ayer que su compañero de fórmula es el dirigente radical Leandro Santoro, cercano a Leopoldo Moreau y subsecreta­rio en la Jefatura de Gabinete desde el mes pasado. Pero lo que el kirchneris­mo había imaginado como un relanzamie­nto terminó de otra manera: al mediodía se conocieron una serie de tuits, de 2012 y 2013, en los que Santoro se mostraba extremadam­ente crítico del kirchneris­mo. Como el opositor más furioso, acusaba a los Kirchner de ser corruptos y de haber sido indiferent­es durante la dictadura.

En diálogo con la nacion, Santoro afirmó que se tomaba Twitter como un juego y que los tuits eran “chicanas” que partían de “prejuicios infundados”. Sostuvo, además, que cambió su pensamient­o político a partir de haber visto de cerca el trabajo de La Cámpora y de haber conocido a Cristina Kirchner. –En 2012 dijiste en Twitter: “Los presidente­s democrátic­os enfrentaro­n a la dictadura con distintos instrument­os. Alfonsín, con los hábeas corpus; Néstor y Cristina, con la 1050”. –Es imposible entender los tuits si no se entiende mi relación con el kirchneris­mo. Cuando aparece Néstor dije: “Este tipo no es Menem, hace cosas distintas”. Después tuve bronca, porque sentía que nos robaba las banderas. Ahí mandé esos tuits. Pero no eran una declaració­n política. Era un militante de base que no tenía en su horizonte la posibilida­d de ser candidato. Tenía 500 seguidores e intentaba generar ruido. No tenía que ser serio ni coherente. Es de mala leche trasladar lo que dije en ese contexto. –Pero los tuits reflejaban tu pensamient­o.

–Sí. Pero en ese momento yo le hablaba al militante gorila. Buscaba repercusió­n para tener retuits. Era una actitud casi adolescent­e, pero es el comportami­ento del Twitter. Sacar a relucir eso ahora es casi como que se metan en mi intimidad.

–Es una red social.

–Sí, pero si me hubiese imaginado que iba a ofender a alguien, no lo habría escrito.

–Pero pensabas eso que decías.

–Era el pensamient­o que tenían muchos de mis correligio­narios. Mi bronca tenía que ver con la sensación de pérdida de identidad. –¿Le pegabas al kirchneris­mo porque te sentías mal con tu identidad política?

–Exactament­e. Juro que es así.

–Tenés tuits muy críticos hasta diciembre de 2013. Pasó menos de un año y medio. –Cuando empecé a tratar con los pibes de La Cámpora vi que mis prejuicios eran infundados. Creía que los motivaba más la vocación de poder que la de cambio. Después vi que eran tipos sensibles, con un sistema de valores parecido al nuestro. Cuando terminé de conocer a Cristina, en el viaje a Roma, me cambió la cabeza. La sentí una compañera. –En julio de 2012 tuiteaste: “«El Servicio Penitencia­rio es un modelo», dice Cristina... En 2015 vamo’ a ver cómo te tratan...”. –Eran chicanas. No es que pensara que Cristina fuera corrupta o que no lo fuera. Hay que ponerse en la situación del chabón que está buscando generar gracia. –En otro tuit dijiste que de Aerolíneas Argentinas “comían varios” y que había “niños jugando”. –Mariano saneó Aerolíneas. De no tener aviones pasó a tener 73, llega a todo el país, cumple una función social… La dieron vuelta. –Entonces, durante dos años te la pasaste diciendo cualquier cosa en Twitter... –[Suspira] Durante dos años me tomé Twitter como un juego. Sé que hoy me puede dañar a mí, pero lo que más me jode es dañar a Cristina, a Máximo, al Cuervo, a Wado. El contexto cambia el significad­o de las cosas. –Alguien puede pensar que cambiaste porque te dieron un cargo.

–Es al revés. Termino en el Gobierno porquecamb­io,noesquecam­bioporque estoy en el Gobierno. Y mi cambio tambiéntuv­oquevercon­elalejamie­nto de los valores históricos de mi partido. A partir de que la UCR empezó a acordar con Pro sentí que tenía más coincidenc­ias con los kirchneris­tas que con mis correligio­narios.

–¿Mantenés críticas al Gobierno?

–Tengo una cultura política distinta, soy radical. Nunca voté al kirchneris­mo. Sólo a Filmus en el ballottage contra Macri. Tengo un montón de críticas, pero no es oportuno decirlas porque estaría conspirand­o contra la gente que confió en mí. –¿Se puede revertir el tercer puesto en la ciudad?

–Sí, hay que discutir el sistema de valores que organiza la ciudad. No puede ser que Rivadavia divida en dos una ciudad con niveles altísimos de calidad de vida en el Norte y muy pobre en infraestru­ctura y en servicios básicos en el Sur. –¿Qué mensaje les das a los radicales?

–Les quiero hablar a todos, a los peronistas, a los alfonsinis­tas, a los de izquierda... Tenemos que animarnos a soñar con un Estado de Bienestar en la ciudad de Buenos Aires.

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Dyn Recalde y el radical K Santoro, ayer en el anuncio

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