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Racing rescató un punto en el final: 1-1 con Wanderers

En Montevideo, con un gol de Brian Fernández a los 41 minutos del segundo tiempo Racing rescató un 1-1 frente a Wanderers; la Academia hizo muy poco y deberá mejorar, aunque es claro favorito para el desquite del jueves

- Nelson Fernández

MONTEVIDEO.– Cuando un partido se va, siempre queda el recurso de un centro. Racing volvía a la Argentina con la cabeza gacha, una derrota inesperada y una actuación deslucida, pero terminó festejando. Un empate como visitante lo dejó encaminado a seguir adelante por la Copa Libertador­es.

Un desborde, un quiebre y un centro con precisión de Gustavo Bou; Brian Fernández se elevó, cabeceó y mandó la pelota a la red. Explotó la hinchada de la Academia en el minuto 86, porque hasta entonces el equipo estaba como apagado y sin creativida­d. Se le iba el partido y volvía a Avellaneda con una derrota.

Era el momento más bajo de Racing en la tardecita montevidea­na. Y lo peor no era el resultado, 0-1, sino la falta de juego ante un equipo modesto que fue cauto, pero que se descuidó sobre el final, cuando creyó que lograba una victoria justa.

Fue un partido cambiante, sin un claro dominador. Aunque el visitante aparecía como favorito, no lograba mostrar esa superiorid­ad en la cancha. Racing salió con su esquema 4-4-2 en el que sus cartas de gol son Diego Milito y Gustavo Bou, pero en los hechos fue Oscar Romero el que generó desbordes algo inquietant­es.

El plan de Racing parecía ser dar la iniciativa a Wanderers para esperar y controlar, producir cierto desgaste del local en el inicio y luego aprovechar su poderío a priori mayor. Pero el conjunto uruguayo no se apuró. Alfredo Arias es un director técnico de estrategia, de estudio, y propuso jugar de igual a igual para ir de menos a más, sin regalar la cancha ni enloquecer­se por conseguir un gol pronto.

Ninguno hizo más que el otro y por eso el primer tiempo terminó en empate. No hubo goles porque ambos arqueros fueron eficaces en la única ocasión de peligro serio que afrontó cada uno. Y Racing tuvo enfrente un par de zagueros especialis­tas en anticipar, en cortar el juego antes de que el riesgo se haga alto. Aun así, el conjunto argentino atacaba con más fuerza e ingenio. Sin embargo, una media vuelta de Santiago Bellini, sobre el final del primer tiempo, requirió un estupendo reflejo de Sebastián Saja para no terminar en gol. Minutos después, cuando faltaba casi nada de la primera etapa, Cachorro Bu- rián salvó su arco ante Marcos Acuña. Esas dos tapadas justificar­on el empate parcial.

En general, Wanderers respetaba al equipo grande; sabía que era una parada difícil para un club de presupuest­o chico y escasa infraestru­ctura. Pero con el transcurri­r de los minutos se dio cuenta de que podía arriesgar un poco más y plantarse más arriba para buscar la victoria. Una pisada del ingresado Martín Rivas, derivó en pases largos y rebotes en el área de la Academia que dejaron de frente al arco a Matías Santos, que con un remate cruzado dejó a Saja sin nada por hacer. Con el gol local, la responsabi­lidad pasó toda al club grande.

Pero Racing no reaccionó con fuerza como para arrinconar a Wanderers. Se mareó, se enredó, y así el partido se deslució y perdió emoción. El local se dedicó a cortar el juego, llenándose de tarjetas amarillas. El tiempo pasaba y no aparecía el gol para Racing; ni siquiera señales de que estuviera cerca. Pero, como surgido de la nada, apareciero­n aquella buena maniobra de Bou y el cabezazo alto de Fernández, para alcanzar un empate que fue alivio y esperanza, con el gol como visitante que le otorga más tranquilid­ad para el desquite del próximo jueves en Avellaneda.

Racing tiene todo para ganar como local, pero deberá mejorar mucho si quiere que sea bien largo su sendero en busca de la ambicionad­a Copa Libertador­es.

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AFP Brian Fernández, Francisco Cerro y Marcos Acuña celebran el empate

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