Décima entrega de un valioso proyecto
HISTORIAS BREVES 10 (ARGENTINA/2015). ★★★ buena. programa integrado por 7 cortometrajes: El dorado de Ford, de Juan Fernández Gebauer; Vendido, de Lito Muravchik; El trabajo industrial, de Gerardo Naumann; Durazno, de Francisco Ríos Flores; Homúnculo, de Exequiel Sambucetti; Diamante mandarín, de Juan Martín Hsu, y Una de esas noches, de Germán Servidio. duración total: 105 minutos. En el Espacio Incaa Km 0 – Gaumont (Rivadavia 1635).
A20 años de su primera edición y con diez entregas,
Historias breves ya tiene un lugar ganado en la historia del cine argentino como ámbito de producción (con características profesionales) y promoción de los nuevos realizadores. Es una iniciativa valiosa, estimulante y su sostenimiento por parte de diversas gestiones del Incaa habla de una coherencia no tan frecuente en nuestro país.
Dicho eso, también queda claro que lo mejor de Historias breves ya pasó. De allí surgieron desde Lucrecia Martel hasta Adrián Caetano, pasando por Daniel Burman, en tiempos en que rodar (¡en fílmico!) era poco menos que una utopía, una odisea y una épica. Hoy, con la tecnología digital a disposición de todos, casi cualquiera puede hacer un corto con calidad profesional (en pocos días tres films argentinos se verán en el Festival de Cannes).
Si bien ninguno de los siete cortos de Historias breves 10 alcanza la calidad de esas tres películas elegidas por Cannes, lo cierto es que el nivel general resultó bastante mejor que el de la decepcionante novena entrega conocida en septiembre último. Esta vez son tres los títulos valiosos, mientras que los cuatro restantes tienen por lo menos un impecable acabado técnico y formal.
Entre lo mejor del conjunto merecen destacarse Diamante mandarín, en el que Juan Martín Hsu
(La Salada) narra a pura tensión las vivencias de los dueños de un supermercado chino que, en pleno estallido de diciembre de 2001, se refugian dentro del establecimiento mientras fuera de campo se oyen los golpes y los gritos de aquellosquequiereningresarpara saquearlo; El trabajo industrial, de Gerardo Naumann, que arranca como un retrato hiperrealista sobre la tarea cotidiana en una línea de montaje de una fábrica de limpieza, pero luego apuesta al artificio para trazar una analogía entre ese trabajo repetitivo y el actoral, y Homúnculo, en el que Exequiel Sambucetti se arriesga en el género de ciencia ficción apocalíptica de mutantes con una Buenos Aires invadida por extrañas criaturas y virus que se van apoderando de los cuerpos de sus habitantes. Un exponente del cine de género con efectos visuales que ratifica la cada vez mayor diversidad que, por suerte, se aprecia en Historias
breves.