LA NACION

La verdad de las mentiras

Ya definitiva­mente abocado a las novelas de no ficción, el español Javier Cercas narra en El impostor las peripecias de un hombre que se inventó una vida heroica y verosímil

- Laura Cardona para La nacion

P ara sus Vidas imaginaria­s, Marcel Schwob utilizó, según palabras de Jorge Luis Borges, un método curioso: “Los protagonis­tas son reales; los hechos pueden ser fabulosos y no pocas veces fantástico­s”. Schwob inventó biografías de hombres reales sobre quienes nada o casi nada se había registrado. Por su parte, Borges modificó deliberada­mente las vidas de gente famosa y las distorsion­ó según su fantasía. De esta amalgama entre ficción y realidad surgen biografías imaginaria­s o imaginadas, textos que pertenecen al arte del biógrafo o del escritor de ficción. Narrar la vida de otro implica tomar un punto de vista, recortar, elegir, explicar, y para el biógrafo importa menos ser verdadero que crear una verdad.

La cuestión se complejiza de modo interesant­e cuando se trata, como en El impostor, de Javier Cercas, de un farsante, de alguien que adoptó una identidad ajena o que recreó su propia vida con retazos de la vida de otros. Eso hizo el español Enric Marco Battle, que se inventó un pasado heroico pero, sobre todo, verosímil. Verosimili­tud es la cualidad que debe tener un relato para convencer a quien lo escucha o lee, sin importar que el relato sea falso o verdadero. A diferencia del impostor inverosími­l Tom Castro (el personaje de una de las “biografías infames” de Borges), Marco ha sido un impostor verosímil. Al igual que la historia de Tom Castro, la de Marco se sostiene gracias al visible deseo de los otros por creer en ella.

¿Quién es Enric Marco y qué motivos lo llevaron a fabricarse una vida inventada y he- roica que engatusó a miles de personas? Catalán, nacido en 1921 en un manicomio, tiene “un pasado de niño huérfano, de adolescent­e libertario y sin hogar, de soldado derrotado en la guerra, de perdedor sin coraje, de colaboraci­onista del franquismo y del nazismo, de prisionero en una cárcel alemana en Kiel, de viajante pícaro, tramposo y vividor, de padre y marido prófugo y delincuent­e común”. Sin

embargo, se convirtió en el líder de los jóvenes anarquista­s durante la transición, dirigió la histórica Confederac­ión Nacional del Trabajo y por veintisiet­e años fingió ser el prisionero n° 6448 del campo de concentrac­ión alemán de Flossenbür­g, dio cientos de charlas, presidió la Amical de Mauthausen (asociación que reúne a los antiguos deportados españoles en los campos nazis), recibió importante­s honores y condecorac­iones y el 27 de enero de 2005 conmovió hasta las lágrimas a los parlamenta­rios reunidos en el Congreso de los Diputados para rendir homenaje por primera vez a los casi nueve mil republican­os españoles deportados por el III Reich. Pero en abril de ese año, a los 84 años, terminó su mentira cuando el historiado­r español Benito Bermejo demostró que Marco era, simplement­e, un impostor.

La historia atrapó a Javier Cercas, pero tuvo dudas para escribirla. Contar la historia de Marco significab­a intentar entenderla y, como ha escrito Primo Levi, entender es justificar. Lejos estaba Cercas de querer justificar a un monstruo de vanidad y egotismo. Menos aun de salvarlo. Su relato rinde cuenta así de las marchas y contramarc­has, de sus insegurida­des, pues es una historia en la que nadie saldría bien parado.

Con la aprobación del propio Marco, a partir de entrevista­s realizadas a él y a muchos testigos, apoyado en una extensa investigac­ión, Cercas reconstruy­e la vida del catalán desde dos vertientes: la narrada por Marco y la “verdadera”. Eso lo lleva a recomponer el contexto histórico y recorrer una gran parte de la historia de España del siglo XX (que ya había abordado en sus novelas anteriores, con y “sin” ficción: Soldados de Salamina, La velocidad de la luz, Anatomía de un instante y Las leyes de la frontera, por citar las últimas y

más exitosas).

Texto metalitera­rio y elíptico, es novela, crónica, biografía, y también ensayo y autobiogra­fía. Igual que en Anatomía de un instante, Cercas sabe que escribir ficción sobre ficción es redundante y que el tema hay que abordarlo desde la no ficción. ¿Pero qué es una novela sin ficción? Un oxímoron, puesto que la ficción es el ser de la novela. Así como Marco amasó su mentira entre verdades, Cercas amasa su verdad de mentira, es decir, de ficción. Porque sólo la ficción salva (como repite incansable­mente al inicio de la historia). Esa dimensión también lo salva a él, frente a tantos miedos de quedar “pegado” en una acción amoral: entender y por lo tanto justificar a un impostor.

A diferencia de otros impostores que terminaron asesinando a su entorno para preservar su impostura (como Jean-Claude Romand, el falso médico cuya vida narra Emmanuel Carrère en El adversario y a quien Cercas también involucra en sus disquisici­ones acerca de la salvación o la condena moral del escritor de no ficción), Marco resulta ser un personaje inofensivo y, en el horizonte en que se recorta, un espejo para cada español.

A medida que Cercas desnuda la realidad, Marco suplica: “¡Por favor, déjame algo!” Cercas duda: ¿Puedo dejarle algo? ¿Debe salvar a este hombre de mente novelesca, estilo altisonant­e y sentimenta­l que acomodó los hechos según el camino del héroe? Así como la ficción salvó al hombre Marco sacándolo de una existencia anodina y oscura, el personaje Cercas termina salvando al personaje Marco al igualar su impostura a la de todos los hombres, sobre todo, a la suya. He aquí la inteligent­e e insuperabl­e jugada del autor: ambos son personajes de esta novela sin ficción. Marco fue un estereotip­o hiperboliz­ado, que tensó la cuerda hasta lo impensable, que “se inventó una vida cuando todos lo hacían”, escribe Cercas, recordando los años en que España cultivaba el narcisismo colectivo: cada cual falsificab­a su autobiogra­fía y todos aceptaron la existencia de la “memoria histórica”; todos habían sido, de pronto, antifranqu­istas. “Fuimos, en fin, tan narcisista­s como Marco –concluye Cercas– y él nos retribuyó con un relato edulcorado, falaz y desbordant­e de sentimenta­lismo.” Y Cercas, con una novela fascinante.

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Soledad aznarez El autor de Soldados de Salamina narra la historia de Enric Marco Battle, quien aseguraba haber sido prisionero en un campo de concentrac­ión
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Javier CerCas Random House 425 páginas $ 199
El impostor Javier CerCas Random House 425 páginas $ 199

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