Historias de dos generaciones
L a segunda novela de Martín Wilson,
Qué paja ir al centro, relata dos historias. Por un lado, la de Willie, un inglés que vive en la Argentina y se enlista voluntariamente como piloto de la RAF (Royal Air Force) durante la Segunda Guerra Mundial. Por otro, la vida de su nieto, Willy, ex publicista y productor de televisión que atraviesa una enfermedad terminal.
Las cartas del abuelo se intercalan entre un coro de diferentes voces separadas en capítulos que giran alrededor de Willy, el protagonista. Todos personajes decadentes que retratan la vida de la zona norte de la ciudad de Buenos Aires. El relato polifónico de la clase alta de San Isidro, Olivos y La Lucila permite entrever una crítica hacia ese sector de la sociedad. Drogas, infidelidad y prejuicios caracterizan a los personajes que exponen sus pensamientos más oscuros.
Wilson se sumerge en un mundo que conoce muy bien: el de la publicidad. El relato en primera persona de Willy, su álter ego, es la voz más interesante. La historia de Willie, por su parte, está basada en las memorias del abuelo del autor. Las cartas del combatiente no sólo añaden otro registro, sino también otro género y otra temporalidad, aunque por momentos la narración pierde verosimilitud, ya que olvida el tiempo en que está inscripta y se asemeja a la lengua actual.
La escritura como rescate atraviesa ambas historias, ya sea a través de una maratón de escritura de tres mil caracteres por día que mantiene vivo a Willy o las cartas de las mujeres para los soldados, tanto en la guerra como en la batalla cotidiana del siglo XXI.