LA NACION

Obama sube la apuesta por el Acuerdo Transpacíf­ico

El presidente de Estados Unidos enfatiza los precios bajos para los consumidor­es en lugar de la generación de empleos

- Por William Mauldin y Sara Germano

WASHINGTON— Los presidente­s de Estados Unidos subrayan habitualme­nte la creación de empleos cuando promueven grandes pactos comerciale­s.

Al visitar hoy la sede central de Nike Inc., un importador de bienes asiáticos por excelencia, para defender el Acuerdo Transpacíf­ico de Cooperació­n Económica, TPP, el mensaje que llevará el presidente Barack Obama trastorna los argumentos tradiciona­les a favor del libre comercio, ya que allí resaltará los beneficios que un convenio para reducir los aranceles generará para los consumidor­es.

La Casa Blanca dijo que durante el viaje de Obama a Oregon, donde está basada Nike, el presidente hablará de formas de “abrir nuevos mercados y apoyar empleos de alta calidad”, pero el mandatario y sus asesores han estado destacando recienteme­nte los beneficios que los acuerdos comerciale­s acarrean para los consumidor­es a través de precios más bajos. El TPP reduciría los aranceles sobre el calzado importado.

Prácticame­nte todas las operacione­s de manufactur­a de Nike se realizan fuera de EE. UU., la mayor parte en Vietnam, uno de los participan­tes en el acuerdo comercial del Pacífico. Cerca de 56% de los ingresos de Nike en 2014 proviniero­n de mercados internacio­nales, según la propia empresa.

Grupos de defensa de los trabajador­es y el medio ambiente culpan a la empresa por depender de calzado producido en países con mano de obra barata y sujetos a prácticas laborales y ambientale­s cuestionab­les.

“Nike apoya por completo la inclusión de cláusulas laborales fuertes” en los acuerdos comerciale­s, dijo la empresa en un comunicado. “Hemos realizado mejoras significat­ivas y guiado cambios positivos para los trabajador­es en las fábricas que contratamo­s y que hacen productos de Nike”.

El viaje de Obama a Beaverton, Oregon, se produce en momentos en que un Congreso dividido debate si aprobar la legislació­n de la “vía rápida”, la cual acelera la aprobación del TPP. Obama enfrenta una oposición unificada del Partido Republican­o en el Congreso en la mayoría de las áreas, así que el paquete comercial puede ser uno de los legados económicos que le queda por buscar.

El TPP abre el comercio entre 12 países, incluyendo EE. UU., Perú, Chile, México, Vietnam, Australia y Japón.

El anuncio de la visita de Obama a Nike sorprendió tanto a críticos como a partidario­s del libre comercio en EE. UU. “Desde nuestra óptica, Nike es una opción extraña para un discurso de Obama. Fueron pioneros de la tercerizac­ión”, dijo Elizabeth Swager, directora ejecutiva de la Campaña de Comercio Justo de Oregon, que se opone a la agenda comercial de la Casa Blanca y planea organizar una manifestac­ión frente a Nike el viernes.

“Es inusual”, reconoció Gary Hufbauer, experto del Instituto Peterson de Economía Internacio­nal, que defiende la liberaliza­ción del comercio. “Habitualme­nte los presidente­s visitan a las empresas exportador­as”.

Obama y su equipo económico han seguido durante años la pauta de gobiernos anteriores de promociona­r los pactos de libre comercio como una forma de reducir los aranceles en otros países, lo que beneficiar­ía a las exportacio­nes estadounid­enses y apoyaría la generación de empleos manufactur­eros en EE. UU.

Tales esfuerzos no sirvieron de mucho para anular la férrea oposición de grupos sindicales y sus aliados en el Partido Demócrata. En días recientes, Obama ha defendido otra clase de ganancias que podrían derivarse de dichos acuerdos, como los posibles beneficios para la industria de servicios que ahora domina la economía de EE. UU., así como los sectores de alta tecnología. En una entrevista reciente con

The Wall Street Journal, Obama resaltó los beneficios para los consumidor­es del aumento del comercio y la globalizac­ión.

“En el transcurso de 20 o 25 años, lo que se vio fue el comercio benefician­do en conjunto a la economía estadounid­ense con precios más baratos, baja inflación, la creación de una cadena de suministro global que es favorable para las empresas estadounid­enses”, señaló.

El argumento parece ser hecho a la medida de Nike, que empezó como distribuid­or en EE. UU. de una empresa japonesa de calzado.

EE. UU. impone aranceles sobre las importacio­nes de calzado deportivo de hasta 20% sobre el valor que tienen en la frontera, usualmente menos de US$ 10 para un par de zapatillas atléticas que se venden en tiendas minoristas por US$ 100 o más, dicen funcionari­os. Esos impuestos protegen las pocas fábricas de zapatos que quedan en EE. UU., incluyendo el rival de Nike, New Balance.

Como parte del TPP, EE. UU. busca imponer límites sobre las empresas estatales de Vietnam y estándares laborales, ambientale­s y de propiedad intelectua­l al estilo estadounid­ense. A cambio, Vietnam, una potencia en la producción de calzado y vestuario, quiere aranceles más bajos para su ropa y sus zapatos, según fuentes cercanas.

“Al permitir que nuestros socios comerciale­s produzcan bienes en los que son relativame­nte más eficientes, EE. UU. puede importar a precios más bajos de los que prevalecer­ían si usáramos nuestros escasos recursos para producir los bienes nosotros mismos”, señalaron asesores de la Casa Blanca en un reporte divulgado este mes.

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El TPP contempla una reducción de los aranceles sobre el calzado.

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