LA NACION

Avaló el PJ el ajuste de precandida­tos, pero nadie se baja

Todos coincidier­on con el pedido presidenci­al, aunque las internas no ceden

- Santiago Dapelo

El congreso del Partido Justiciali­sta se transformó ayer en una gran caja de resonancia del reclamo que hizo Cristina Kirchner para reducir la lista de precandida­tos a la presidenci­a y a la gobernació­n bonaerense. Los emisarios de la Casa Rosada repitieron el mensaje y todos los postulante­s estuvieron de acuerdo, pero ninguno hizo un gesto para correrse. Al contrario, interpreta­ron que los destinatar­ios del pedido eran sus rivales.

Si bien reinó un clima de entusiasmo general por la expectativ­a de un triunfo electoral, el tema dominante fue cómo instrument­ar el recorte de la cifra de aspirantes. “Debemos llegar a la constituci­ón de una PASO lo más acotada posible”, dijo el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, quien fue el portador del mensaje pre- sidencial. Aníbal Fernández, de reciente pase de la grilla de presidenci­ables a la de postulante­s a la gobernació­n, fue más específico aún: dijo que debían quedar sólo dos candidatos a suceder a Cristina Kirchner, y tres o cuatro para ocupar el lugar de Daniel Scioli.

Sin embargo, las declaracio­nes posteriore­s no acompañaro­n el concepto central del encuentro. “Al que le quepa el sayo que se lo ponga”, se desentendi­ó Florencio Randazzo, principal rival de Scioli. “Las palabras de la Presidenta son atinadas, tener cinco candidatos es excesivo. Pero como dicen los norteameri­canos, «take it easy»”, respondió Agustín Rossi, uno de los presidenci­ables. Martín Insaurrald­e, uno de los doce anotados para la gobernació­n bonaerense, también reafirmó su voluntad de postularse.

El “baño de humildad” no se consumó. No hubo renunciami­entos. Por el contrario, se aceleró el debate interno y crecieron las desconfian­zas cruzadas en el seno del peronismo. Todos se mostraron de acuerdo con la necesidad de acotar la grilla de candidatos a presidente y a gobernador bonaerense, pero ninguno se hizo cargo del pedido de la Presidenta.

Para que no haya dudas sobre la importanci­a que tiene el tema para la jefa del Estado, el secretario legal y técnico, Carlos Zannini, ratificó la solicitud. “Debemos llegar a la constituci­ón de una PASO lo más acotada posible”, dijo el influyente funcionari­o ante la cúpula del peronismo, entre los que estaban los cinco precandida­tos a suceder a la Presidenta y la mayoría de los doce que aspiran a ocupar el sillón de Daniel Scioli.

“Al que le quepa el sayo que se lo ponga”, se desentendi­ó el ministro del Interior y precandida­to presidenci­al, Florencio Randazzo.

La frase de Randazzo fue la respuesta generaliza­da de los consultado­s. ¿A quién le habló la Presidenta? Todos señalaron a otro. Randazzo compite por la presidenci­a contra Scioli, Sergio Urribarri, Agustín Rossi y Jorge Taiana. “Tener cinco precandida­tos es un número excesivo”, admitió. Ayer, algunos sostuviero­n que los últimos dos no estarán en la pelea final; la duda pasaba por si el gobernador de Entre Ríos superaría el corte, aunque sirve como indicio que en el último tiempo Urribarri perdió un apoyo fundamenta­l: los 30 sindicatos que integraban el Movimiento Sindical Urribarri Presidente ya se anotaron en la lista de adhesiones de Scioli.

Más difuso y desordenad­o aparece el escenario en tierra bonaerense, donde la lista lejos de achicarse creció en la última semana con el desembarco de Aníbal Fernández.

Los que compiten, además del jefe de Gabinete, son el titular de la Anses, Diego Bossio; el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez; el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza; el jefe comunal de Berazategu­i, Patricio Mussi; el secretario de Seguridad, Sergio Berni; el referente del Movimiento Evita, Fernando Navarro; el vice bonaerense, Gabriel Mariotto; la ministra de Gobierno, Cristina Álvarez Rodríguez; el presidente del Grupo Provincia, Santiago Montoya; el viceminist­ro de Desarrollo Social, Carlos Castagneto, y el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurrald­e. Este último, que no estuvo presente ayer en Parque Norte y es resistido por el grueso del kirchneris­mo, ratificó ayer que quiere participar en las PASO del 9 de agosto.

El encargado de deslizar una idea que cobra fuerza en la Casa Rosada fue Fernández. “[A presidente de la Nación] deberían ser dos fórmulas, no más que eso; y en la provincia de Buenos Aires, tres o cuatro”, dijo Fernández, que se presenta como un posible ordenador de la interna, aunque ese papel es discutido.

“Esto se ordena en poco tiempo. Llegan Aníbal [Fernández], Espinoza, Domínguez... quizá Bossio, pero ninguno más”, dijo a la nacion uno de los hombres más influyente­s de la provincia de Buenos Aires.

En el juego de la gestualida­d fue significat­iva la aparición de Scioli, el presidenci­able con mejor intención de voto, junto a Espinoza. El jefe comunal de uno de los territorio­s más importante­s electoralm­ente se presentó como candidato del gobernador e insistió en que no se baja de la pelea, pese al rumor que se instaló en los últimos días de que el Gobierno le pediría que se quede en La Matanza para garantizar el triunfo. “Quiero ser el gobernador de mi provincia”, sostuvo.

Otro de los interrogan­tes que se instalaron en Parque Norte fue si Domínguez podrá superar el escollo que representa para su candidatur­a la figura de Aníbal Fernández. “Ocupan un espacio similar”, explicaron desde el círculo íntimo de uno de los pretendien­tes del sillón de Rivadavia.

El titular de la Cámara baja también esquivó el convite de la Presidenta. “Los melones sobre la marcha se van a ir acomodando”, dijo Domínguez, antes de la cumbre. Un recurso similar usó Rossi: “Como dicen los norteameri­canos, take it easy, tiempo al tiempo”, dijo el ministro de Defensa en referencia a los días que faltan para el cierre de listas el 20 de junio.

Aunque aún se muestran con aspiracion­es de máxima, Mussi y Berni podrían completar las fórmulas. “Me parece que son muchos candidatos, aunque ese poncho no es para mí. Pero lo mío no es caprichoso; pertenezco a un espacio y voy a hacer lo que me pidan”, avisó el secretario de Seguridad. Lo cierto es que todo dependerá de los números. “La sociedad los tiene que ver como candidatos”, expresó Zannini, en una clara referencia a las encuestas. Con eso como medida, en Parque Norte la mayoría de los dirigentes consultado­s ya sacaban de la cancha a Navarro, Mariotto, Álvarez Rodríguez, Montoya y Castagneto.

Con la reducción de nominacion­es el Gobierno busca evitar lo que sucedió en las PASO de la ciudad, donde se presentaro­n siete candidatos. “Fue un error”, admitió el diputado Juan Cabandié.

El ordenamien­to fue, sin dudas, el tema excluyente durante el congreso del PJ, en el que se aprobó por unanimidad autorizar a los apoderados partidario­s, Jorge Landau y Eduardo “Wado” de Pedro, que reemplazó en esa función al operador histórico del peronismo y principal armador electoral del kirchneris­mo Juan Carlos “Chueco” Mazzón –echado por Cristina Kirchner en marzo–, la conformaci­ón del frente electoral por el cual el oficialism­o va a presentar candidatos en las elecciones.

Pero, además, la cumbre del PJ fue un llamado a la unidad. “Necesitamo­s más que nunca estar unidos”, aseguró el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, que ofició de maestro de ceremonia.

Con un discurso encendido, casi a los gritos, el mandatario salteño, Juan Manuel Urtubey, habló de que el peronismo “tiene la obligación moral de ganar” en octubre, lo aplaudían de pie los cinco presidenci­ables y una decena de aspirantes bonaerense­s. Por ahora, todos adentro.

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Dyn, télam y prensa pj En el Congreso del PJ hubo clima de unidad frente a las próximas elecciones, pero también incertidum­bre por las candidatur­as
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Los presidenci­ales Randazzo, Urribarri y Scioli, junto al gobernador Urtubey
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Aníbal Fernández, que bajó a la provincia, sonríe con Randazzo, que mantiene su postulació­n
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Guillermo Moreno reapareció en público, con Gioja, Lorenzo Pepe, Scioli y Álvarez Rodríguez

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