LA NACION

ARQUERO Y ESTRATEGO

Barovero dice que ahora River debe jugar con la necesidad de Boca

- Texto: Alberto Cantore | Foto: Ricardo Pristupluk

La tensión que generó la trilogía superclási­ca parece no envolverlo. La personalid­ad es una coraza que repele la ansiedad y el dramatismo que rodea la serie con Boca por los octavos de final de la Copa Libertador­es, parte del triple cruce que tuvo un primer episodio el domingo pasado, por el campeonato. La serenidad que transmiten sus palabras es la misma que ofrece cuando se enfunda el buzo y los guantes para defender el arco de River. Marcelo Barovero, cordobés, de Porteña, se aleja de los extremos y evita los discursos encendidos. Prefiere mirar desde un costado, sin montarse sobre la ola exitista después del triunfo 1-0, en el Monumental. Una victoria que les posibilitó a los millonario­s sepultar el dolor por el reciente traspié en la Bombonera, escenario del desenlace de la llave, el jueves próximo; el desahogo que terminó con la racha de tres festejos xeneizes en 2015. “Los dos equipos tenemos ideas sólidas. Son partidos de 180 minutos, estamos muy parejos. Nosotros dimos un buen paso, encaminamo­s bien la serie, y ahora tenemos que ser inteligent­es para jugar con la necesidad del rival, aunque sin dejar de lado lo que nos llevó a jugar esta instancia”, comenta el guardavall­a que sin estridenci­as tiene el reconocimi­ento del hincha, que le brinda una ovación apenas empieza con los ejercicios precompeti­tivos.

–¿Qué tienen que repetir y qué deben corregir para el desquite? –Los dos partidos que se jugaron, el del torneo y el de la Copa, fueron bastante diferentes. Nosotros tenemos que desarrolla­r nuestro juego, imponernos mentalment­e y también desde lo físico. En la Bombonera tenemos que volver a demostrar la intención de ganar, porque no sabemos jugar a refugiarno­s. De visitante hicimos goles, excepto con San José, en Oruro. Repito: tenemos que ser inteligent­es y buscar el gol. –¿Por qué el cambio tan marcado entre un partido y el otro? –El rival juega, es un equipo con una idea, una dinámica… Nosotros no estamos, colectivam­ente, en el mismo nivel que en el semestre pasado, porque las lesiones y las suspension­es nos fueron quitando fuerzas. Sabíamos que empezaba una película diferente, y fuimos agresivos para jugar con intensidad, presionar al rival e incomodarl­o. –Pero psicológic­amente se observó otro equipo respecto del que perdió 2-0 en la Bombonera. –Lo mental es un combo con lo futbolísti­co. Nosotros no nos preparamos para jugar superclási­cos, sino para estar peleando los primeros puestos del campeonato y ganar cosas. Ése es el objetivo como equipo. Así como no ignoramos el 0-5 en Mendoza, que era un partido de preparació­n, tampoco lo hicimos ahora. Todo lo malo que nos sucede lo tomamos para crecer, el técnico nos dio un estilo y ese estilo nos permitió ganar campeonato­s. –Jugar con Boca, ¿es un premio o un castigo? –Son series llenas de historia, hay que jugarlas y estar a la altura. No creo que haya sido un premio o un castigo, quedó demostrado que hay mucha paridad, aunque ellos se clasificar­on primero y nosotros últimos. Pasamos semanas complicada­s, con muchos inconvenie­ntes, y te das cuenta de la importanci­a de la Copa [Libertador­es] cuando te quedás afuera o estás cerca de quedar eliminado. Nosotros estuvimos en ese precipicio, los resultados no se nos dieron como lo imaginamos. Sí, reconozco que un choque con Boca lo habría imaginado en otra instancia, más adelante, pero hubo que aceptarlo. –¿Cuánto influye tener que definir de visitante? –Son situacione­s a las que hay que adaptarse. En la Copa Sudamerica­na definimos siempre en el Monumental, pero también casi siempre [a excepción del encuentro de ida con Boca, en las semifinale­s] metimos goles y, sacando la final, ganamos y encaminamo­s las series. –Si se compara con el semestre pasado, ¿perdieron solidez? –No se dieron algunos resultados en el torneo y el camino para clasificar­nos fue muy duro, pero siempre buscamos lo mismo: ser protagonis­tas, conservar el estilo… Sí, a veces las circunstan­cias te marcan que hay que hacer retoques, pero eso es ser inteligent­e y adaptarse a las distintas circunstan­cias.

Boca es un mojón en su vida. El penal que le atajó a Gigliotti, en el desquite de la Copa Sudamerica­na 2014, modificó, para siempre, la relación con el público. “El hincha idealiza y eso después lleva a que pareciera que no podés fallar. Hay que mantener el equilibrio ”, dice, sereno, el líder silencioso de River.

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Ricardo pristupluk Barovero, referente millonario desde el arco, subraya que River debe imponerse “mentalment­e y también desde lo físico”
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Líder silencioso, Barovero apela a la inteligenc­ia del plantel para jugar el desquite en la Bombonera

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