LA NACION

Media training de apuro para Scioli

- Carlos M. Reymundo Roberts

Estaba profundame­nte dormido cuando, de milagro, oí sonar mi teléfono. En un esfuerzo sobrehuman­o abrí los ojos y llegué a leer en la pantalla: “El Leal”. Me pareció raro que Scioli me llamara tan temprano –no eran más de las 8–, porque a esa hora suele estar haciendo su rutina de gym y running. “Daniel, a qué debo este honor”, balbuceé con voz de ultratumba. Sabe que por mi trabajo en el diario me acuesto tarde, sabe que no me despierto temprano, sabe que odio que me saquen de la cama, pero sospecho que de mi vida personal no retiene nada. “Te necesito”, contestó. “Venite ya mismo a La Ñata.”

Una hora y media después estaba ahí, en esa espectacul­ar quinta de Tigre con estadio de fútbol y un helipuerto que le costó medio millón de dólares. Una ganga al lado de lo que le debe haber costado el estadio. La casona de 1500 metros cuadrados y el gran quincho son una especie de museo temático. El tema es él, claro. Me recibió de jogging y transpirad­o. Estaba muy molesto. Su entrevista con Joaquín Morales Solá para el nuevo ciclo de web TV de la nacion lo había dejado por el piso. “Perdí por goleada. Me mató.”

Yo había visto la entrevista y, es cierto, Joaquín, incisivo, punzante y sin perder la calma, lo apuró con la inflación, con La Cámpora, con Milani. Y Daniel, habitualme­nte una anguila para escaparse, un orfebre de la no respuesta, nunca le encontró la vuelta. “La pasé mal –confió, y a mí se me hizo un nudo en la garganta–. Si bien hasta que Cristina me confirme como candidato voy a seguir haciendo buena letra, di una imagen excesivame­nte kirchneris­ta. Dejé al 60 o 70% del electorado afuera. Por eso te llamé. Quiero y necesito seguir dando entrevista­s. ¿Qué me recomendás?”

Fui de frente. “Dani, si vas a seguir hablando con medios opositores tenés que cambiar el estilo. Ese recurso de las evasivas ya no va. En un momento, cuando Joaquín insistió en que no estabas contestand­o algo, le dijiste que tu respuesta era «conceptual». No fue una buena salida. Admitiste que te estabas escapando.” Me miraba con esos ojos tristones que a veces tiene. Pero es un profesiona­l y escucha. La idea es compensar esa limitación política –no poder decir nada que enoje a Cristina– con actitud y recursos dialéctico­s. Le tiré un par de tips. “Afirmá cosas. Afirmá hasta las negaciones. Por ejemplo: He decidido no tomar decisiones. Suena bárbaro. otro. Ante preguntas difíciles, hacé como que redoblás la apuesta: Cuánto le agradezco que me pregunte por Milani. El país se lo pregunta. El propio Milani se lo pregunta. Yo voy a hablar con Milani y se lo voy a preguntar. Porque tiene que haber una respuesta.”

Como vi que asimilaba lo que le estaba diciendo, propuse que el media training terminara con un ejercicio práctico. Lo iba a entrevista­r yo. Aceptó. Antes de empezar le recordé la importanci­a de no aparecer frío, distante, calculador, enmarañado, huidizo. Ya no hay lugar para esa afirmación que tanto ha usado: “La gente interpreta mis silencios”. ¡La gente quiere escuchar la voz del líder! Me dijo que había entendido. Prometí evaluarlo al final.

–Señor, ¿comparte la ofensiva del Gobierno contra la Corte Suprema?

–Estoy trabajando con fe, con esfuerzo, para la consolidac­ión institucio­nal del país.

–¿Pero está de acuerdo con los ataques a Lorenzetti y a Fayt?

–Los bonaerense­s me conocen. Y le voy a decir algo. De pibe, porque yo de pibe tuve que pelearla, no se crea, a dos cuadras de mi casa vivía un juez. Ésa es la Argentina que soñamos y nos merecemos. –¿Qué opina del caso Hotesur? –Yo me levanto todas las mañanas y pienso: ¿cómo puedo mejorar la oferta hotelera en mi provincia? Porque mi responsabi­lidad institucio­nal hoy es gobernar Buenos Aires. Por eso trabajo con fe, con ilusión. –No contestó lo que le pregunté. –Yo contesto todos los días con mi compromiso, caminando mi provincia. Los bonaerense­s me conocen.

–La Presidenta dijo que en abril la venta

“En la entrevista di una imagen excesivame­nte kirchneris­ta. Dejé al 60% del electorado afuera”

de autos iba a subir 10%. Pero bajó 4%.

–Todos saben que me debo a este espacio, y además, con los autos hay un problema estacional. Se estacionan.

–Si llegara a ser presidente, ¿ratificarí­a a Milani?

–El Presidente es el que toma las decisiones y, llegado ese momento, lo decidiré. De pibe, a tres cuadras de casas vivía un coronel.

–Se lo pregunto por las denuncias que pesan contra Milani por violación de los derechos humanos.

–La política de la señora Presidenta sobre derechos humanos ha sido muy clara y yo pertenezco a este espacio. De pibe…

–… por Dios, me va a decir que a tres cuadras de su casa vivía una madre de Plaza de Mayo. ¡En esa época no había madres de Plaza de Mayo!

–No, le iba a decir que de pibe yo caminaba la provincia con fe, con ilusión.

–La última: ¿comparte los cambios al impuesto a las ganancias, tan criticados?

–La gente sabe interpreta­r mis silencios.

Mi evaluación fue lapidaria. Había sido más Daniel Scioli que nunca.

“Entonces voy bien”, dijo.

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