Solidaridad
Todos los argentinos de bien debemos expresar activamente nuestra solidaridad con el juez de la Corte Suprema doctor Carlos Fayt, ante los inauditos ataques de que es víctima por ser el mayor símbolo viviente de la independencia judicial en la Argentina. Son inadmisibles las groseras expresiones del jefe de Gabinete, que pretende emplazar al doctor Fayt como si se tratara de un subordinado, ultrajando moralmente a una persona mayor de cuya lucidez y credenciales republicanas dan cuenta sus memorables votos como ministro del alto tribunal.
Fayt, a sus gloriosos 97 años, es un ejemplo de aquello que un gran jurista alemán, Rudolf von Ihering, llamó “la lucha por el derecho”. Ha dedicado su extensa y fructífera vida a ese cometido, como legendario profesor titular de Derecho Político en varias universidades, como publicista, como presidente de la Asociación de Abogados de Buenos Aires y en las últimas tres décadas como juez de la Corte Suprema.
El juez agraviado no necesita salir a la calle para que sepamos quién es; como tampoco necesitamos nada más para conocer la estofa de sus acusadores. Como dijo Ricardo Rojas de los que atacaban a Hipólito Yrigoyen: no sabían que mordían un bronce. Jorge R. Enríquez
jrenriquez2000@gmail.com