Todo lo malo que surgió de May-Pac
Imaginábamos para hoy una columna llena de comparaciones y hallazgos históricos, de logros rimbombantes, más allá de los cientos de millones de dólares distribuidos el sábado en Las Vegas. Hasta astronautas estadounidenses en misión espacial, por una exigencia de la NASA a los organizadores, recibieron en directo las imágenes del gran desafío, en una transmisión extraterrestre. Sin embargo, nos quedamos con las ganas. El nivel pugilístico alcanzó lo aceptable. No más que eso. Agregamos, entonces, otra foja a este episodio convertido en un expediente de falencias y litigios caratulado “Mayweather vs. Pacquiao”.
El filipino Manny Pacquiao no halló la habilidad necesaria, ni el equilibrio requerido, tras su inobjetable derrota ante Floyd Mayweather, para mantener la credibilidad que lo caracterizó al cabo de 20 años de carrera profesional (1995-2015).
Admitir una desventaja física, por un problema en el hombro derecho, que comenzó a deteriorarse tres semanas antes del match y no le permitió emplearse a fondo en la pelea, originó un conflicto inimaginado: la noticia resultó ofensiva para Mayweather, irritante para la mediocre Comisión Atlética de Nevada y oportuna para los abogados calculadores que le iniciaron demandas en diferentes estados del país.
A veces no saber perder, imponiendo declaraciones dudosas, indigna mucho más que un mediocre desempeño en el ring. Y eso pasó con el filipino, operado con éxito de tal lesión el miércoles pasado.
El juninense Luis Ángel Firpo, El Toro Salvaje de las Pampas, actuó con una fractura en el húmero izquierdo en la auténtica “pelea del siglo”, con Jack Dempsey en 1923. Y pocos lo supieron. El bonaerense Víctor Galíndez se coronó con un tobillo casi fisurado ante Len Hutchins en el Luna Park en 1974, y eso formó parte del gran secreto del combate. El mendocino Jorge Aconcagua Ahumada peleó sin visión en un ojo contra el inglés John Conteh en 1975, y ello se hizo público cuando editorializó sus memorias.
Siempre hay una historia oscura que amenaza a los grandes combates de boxeo. Y exaltarla se paga caro. Pacquiao y su equipo, con el sabio Bob Arum a la cabeza, cometieron el error de ventilar la suya para justificar el revés. Y ello motivó el juramento de Mayweather de nunca darle desquite, por no merecerlo; la amenaza de una suspensión deportiva y una pronta multa, a raíz de no haberlo informarlo, por parte de las autoridades de Las Vegas, y además un reposo post operatorio de 12 meses, que a los 36 años invita a la jubilación en este oficio.
Todas las cargas que oprimieron a Mayweather por su actitud defensiva se trasladaron, ahora, a Pacquiao, por su oratoria equívoca.
Las tempestades legales afloraron también en las últimas horas para Al Haymon, manejador de Mayweather y artífice del match, que fue demandado por Oscar de la Hoya y su empresa Golden Boy, por 300 millones de dólares, a raíz de actividades monopólicas y traspasos sospechosos de contratos de boxeadores de su empresa.
El chubutense Lucas Matthysse, representado por De la Hoya, quedó inmerso en el centro de este pleito y su sueño de enfrentarse con Floyd se dispersa en el nebuloso período que afronta la industria del boxeo y este caso en especial.