LA NACION

Boudou y Aníbal, en original y copia

- Por Héctor M. Guyot Firmas la nacion. Todos los textos del autor, en la nueva aplicación disponible para Android e iOS

ARenato Tronco Gómez una sola vida no le alcanza. Diputado del Parlamento de Veracruz, México, sufre el problema de todo político con ambiciones: hay en su agenda más compromiso­s de los que puede atender. ¿Cómo entregar útiles en una escuela, inaugurar una salita de primeros auxilios, asistir a un cóctel empresaria­l, atender la rosca política, impulsar los negocios y alzar la mano en el recinto para votar una suba de impuestos, todo en el mismo día? Tronco parece haber encontrado la fórmula: convocó a un gran concurso nacional para buscar un doble que lo reemplace en los eventos, actos y presentaci­ones que consumen su jornada. Su lógica es imbatible: “Si la gente acepta que envíes un tercero, ¿qué mejor que éste sea tu doble?”, le explicó muy serio a Jan Martínez Ahrens, del diario español El País. Uno presume que cientos de desocupado­s de sombrero ranchero y frondoso bigote oscuro aspirarán a los 2500 dólares de premio y al lucrativo contrato de trabajo que ofrece el diputado, pero es difícil que alguno pueda sonreír como lo hace Tronco, el verdadero, en la foto que preside el anuncio titulado “Se busca a mi doble”. Sólo son capaces de sonreír así, como ángeles, quienes gozan de las mieles de la política y están más allá de todo.

En tiempos cuando la copia vale tanto como el original, no sería raro que el ejemplo de Tronco se difunda y corra como reguero de pólvora. Apenas adviertan que duplicando su identidad podrían duplicar también la cantidad de dinero que amasan durante sus años de servicio, políticos y funcionari­os de todo el globo empezarán a lanzar concursos similares a los de este mexicano visionario. Enviando al doble a las tareas protocolar­es y burocrátic­as, el político ambicioso gana tiempo y libertad para desplegar aquella creativida­d tan suya que florece en las sombras del sistema y le reporta los mayores beneficios. Lo que más le gusta y mejor hace podrá constituir ahora su ocupación principal. De gobernar se ocupará el doble, quizá con provecho para el país.

Piénselo: ¿hasta dónde hubiera llegado un Boudou si no lo hubieran distraído con asuntos de gobierno? ¿Y dos Boudou?

No es difícil imaginar que acaso existan, efectivame­nte, dos Boudou. Este asunto del doble bien podría ser un invento argentino, como la birome y el dulce de leche, patentado en secreto por el actual gobierno. En esta Argentina donde ya no quedan verdades y todo es falso, pensemos al vicepresid­ente como un doble que se salió del libreto y quedó fuera de control. En cuanto la cúpula advirtió que este doble desmadrado le procuraba más réditos que aquel buen muchacho de sonrisa angelical, guardó al original y dejó hacer a la copia. Todo iba bien hasta que la copia derrapó y casi se lleva a la banquina a la Presidenta y al proyecto (al verdadero proyecto). Entonces guardaron a la copia también.

En el caso de Aníbal Fernández, uno diría que actúan alternativ­amente el original y su doble. A veces pareciera que lo hacen al unísono, y de allí la sensación de que el jefe de Gabinete está en todos lados. Pero aquí el original es irreemplaz­able, por eso mandan al doble a las tareas subalterna­s o distractiv­as, mientras el único y verdadero A.F. se ocupa de aquello que importa. Hay un Aníbal que hinca sus dientes venenosos sobre el juez Fayt, y hay otro que se lanza como precandida­to del proyecto en la provincia de Buenos Aires. Decida usted dónde está la copia y dónde el original.

Scioli actúa como una copia. Y acaso lo sea, desde hace mucho. Al original nadie lo recuerda, ni

Presidenta hay una sola. No tiene copia. Pero véalo así: todos en el kirchneris­mo son dobles de Cristina

siquiera la copia. Un hombre que sólo dice lo que los demás quieren escuchar termina olvidando quién es en verdad.

Presidenta hay una sola. No tiene copia. Pero, si prefiere, véalo así: todos en el kirchneris­mo son dobles de Cristina. Aunque no se le parezcan, son extensione­s de su voluntad: han dejado la identidad vacante para encarnar sus órdenes.

Ignoramos cómo jugarán original y copia en el caso de Renato Tronco Gómez, pero trascendió que el hombre impondrá algunas reglas a su futuro doble. Por empezar, el falso Gómez no podrá ejercer tareas legislativ­as. “Tampoco podrá acostarse con mi mujer”, aclaró el diputado en tren de broma. Cuando el periodista le preguntó qué hará si del concurso le salen ya no sólo un buen sosias, sino cuatro o cinco, respondió entusiasma­do: “¡Quedármelo­s!”.

Así se reproducen los políticos ambiciosos. Aquí, allá y en todas partes. Por eso el mundo está como está.

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