LA NACION

La informátic­a ya forma parte del plan en la CABA

- Por Ariel Torres @arieltorre­s

La historia que quiero contarles hoy tiene dos protagonis­tas clave. Por un lado, el profesor de informátic­a Gustavo Cucuzza; por el otro, la directora general de Planeamien­to e Innovación Educativa del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Mercedes Miguel. Pese a disentir en muchos aspectos, lograron algo que en esta Argentina crispada de hoy es heroico: debatieron, consensuar­on y consiguier­on sellar un cambio histórico en la educación de la CABA, y quizá del país: la informátic­a acaba de ingresar oficialmen­te en los planes de estudio de las escuelas secundaria­s de esta ciudad.

Pasados 15 años del siglo XXI, uno imaginaría que las ciencias que estudian las maquinaria­s inteligent­es hace rato que forman parte de los planes educativos. Pero hasta ahora no era exactament­e así. En algunos casos, la informátic­a figura, aunque con bajísima carga horaria, en los planes de estudios. En otros, se había colado un poco por la puerta de servicio, ocupando el lugar de, por ejemplo, la mecanograf­ía o las actividade­s prácticas.

En muchos casos no se prepara a los alumnos para comprender la revolución digital. Se les enseña a usar el Office. Salvo excepcione­s, en lugar de formar ciudadanos digitales estamos formando usuarios.

No está mal, pero existe una sola manera de que en el futuro, cuando ese alumno se convierta en adulto, no se quede paralizado ante una pantalla sin saber qué hacer: mostrarle cómo funciona una computador­a. De ser posible, enseñarle también a programar.

Sin una política de Estado homogénea, algunas escuelas, sobre todo las privadas, se atrevieron a profundiza­r en bits, bytes y otros temidos conceptos de la computació­n. En algunas escuelas públicas se enseña incluso a programar en el primario, usando Scratch (https://

scratch.mit.edu).

Pero, de un modo u otro, la informátic­a seguía siendo la Cenicienta de la escuela. Entonces, cuando la CABA debió reformular la secundaria para adecuarse a la resolución 84 de 2009 del Consejo Federal de Educación, los relojes, al menos en esta ciudad, se pusieron en hora. Desde 2017, la informátic­a tendrá un espacio curricular propio con 2 horas semanalas en 3°, 4° y 5° año.

Sin embargo, en los primeros borradores de esta reforma, la computació­n había desapareci­do de los planes, convirtién­dose en una asignatura transversa­l. Al enterarse de esto, Cucuzza se puso en marcha para intentar revertir una situación que sabía que era nefasta para los alumnos. “Fue un período de mucha soledad, no encontraba a quién advertirle de lo que estaba pasando –me dijo Cucuzza cuando hablamos esta semana–. Entonces empezamos a difundir mucho el tema en las redes sociales. Fue cuando me llamaron a una reunión en el Ministerio de Educación de la CABA. El hecho de habernos prestado atención ya me sorprendió.”

Luego siguió este proceso de debate en el que la computació­n recuperó su espacio curricular. “La materia se llama Tecnología­s de la Informació­n y en cuanto a los contenidos, en 5° año lo hicieron orientado a cada especialid­ad. Dos horas por semana. En 3° y 4° es amplio, tiene los componente­s de la PC, edición de video e imagen, cómo funcionan las redes, Internet, lo básico de la programaci­ón”, enumeró Cucuzza cuando le pregunté por el nuevo plan, que ya es resolución ministeria­l. Una sabia resolución.

Hubo también, es justo señalarlo, un cambio en el clima cultural. En los últimos 4 o 5 años la programaci­ón ha ido ganando un prestigio merecido, pero inédito. Quizá como resultado del espaldaraz­o de figuras como Bill Gates y Mark Zuckerberg. En el nivel nacional, la Fundación Sadosky (www.fundacions­adosky.org.ar) y Program.

ar (http://program.ar) también impulsaron el cambio. Ojalá que estas iniciativa­s conduzcan a que las nuevas tecnología­s pasen a formar parte de los planes de estudio de todas las escuelas del país.

Hablé mucho también con Mercedes Miguel, y de nuestra charla quiero rescatar este concepto suyo: “Cualquier cosa que hagamos que les impida a nuestros estudiante­s estar a la altura de las demandas del futuro los va a estar excluyendo de una sociedad altamente modificada por el impacto de las nuevas tecnología­s. Si no podemos ver el tsunami que se viene por el impacto de las nuevas tecnología­s en todas las áreas de la vida de los seres humanos en los próximos 20 años, lo único que vamos a estar haciendo es hipotecarl­es el futuro a los chicos”.

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