LA NACION

El dilema de cosechar con otras reglas

A pesar de las dificultad­es que enfrenta el cultivo y de la probable caída del área, en el congreso “A Todo Trigo” se analizaron los futuros cambios de políticas y la potenciali­dad agronómica y comercial; preocupaci­ón por la necesidad de rotación

- Félix Sammartino

MAR DEL PLATA.– ¿Qué cosecha querés? La pregunta no es de un bodeguero mendocino que ofrece orgulloso una de sus botellas de vino, sino la de un productor triguero del sur bonaerense que mira apesadumbr­ado los silos bolsas que no pudo vender. La imagen que corrió con humor entre los participan­tes del último congreso “A Todo Trigo” que se realizó en Mar del Plata sirve para entender la falta de entusiasmo para sembrar el trigo de la nueva campaña.

Después de ocho años de políticas de fuerte intervenci­ón, el cultivo y toda su cadena de valor ya son un caso de laboratori­o. Como ninguna otra actividad productiva está jugando en el límite de su capacidad de resistenci­a. Hay muchos indicadore­s que así lo demuestran. El más conocido es que las retencione­s efectivas que sufrió el cultivo rondaron el 50%. Pero para entender cabalmente el nivel de expoliació­n que sufrió el sector vale el trabajo que realizó Raúl Dente, asesor de la Federación de Acopiadore­s, que demuestra que el sistema, al que calificó como “perversame­nte ineficaz e inequitati­vo”, les quitó a los productore­s en ocho campañas 35,5 millones de toneladas. En igual lapso el consumo total de trigo fue de 37,7 millones de toneladas, es decir, los productore­s podrían haber regalado todo el trigo a los consumidor­es.

El sistema que sustrajo estos recursos de la producción hasta provocarle el quebranto y la falta de liquidez sigue vigente. Por lo que no es una sorpresa que la superficie sembrada vaya a caer con respecto a la del año pasado. Por ahora, la baja sería de por lo menos un 10%, según las estimacion­es que circulan informalme­nte. Pero podría ser mayor, superando las 350.000 hectáreas.

A la caída de la superficie se debe sumar lo que se invertirá en el cultivo, que también seguirá cayendo. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires ya lo viene advirtiend­o en sus relevamien­tos entre los productore­s. son cada vez menos los que apuestan por el paquete de técnicas de alto nivel (28% de los productore­s en el último relevamien­to) y más los que apuestan por lo más barato y de menor nivel (36% de los productore­s). Todo indica que esta tendencia se agudizará durante esta campaña.

De todas formas, y en tiempo de descuento, todavía quedan algunos productore­s que mantienen la decisión de siembra en el aire. sobre sus cabezas pugnan los argumentos de la política, la agronomía, la economía, las finanzas de la empresa y hasta de los factores anímicos, quizá como nunca antes.

En opinión de especialis­tas consultado­s en “A Todo Trigo” estos factores pesan, pero al ser un año electoral la política juega el papel más determinan­te en la ecuación del cultivo. Un cambio de reglas a cosecha significa devaluar el peso, la quita total o parcial del 23% de retencione­s y la eliminació­n del sistema de RoE. Es pasar del quebranto a la renta. Los 144 dólares la tonelada que cotiza el término de enero puede transforma­rse en 170 o quizá 200 dólares. si gana la oposición este escenario es el más probable, según lo que afirmaron en Mar del Plata los referentes agropecuar­ios de Pro y del Frente Renovador, Guillermo “Willy” Bernaudo y Carlos Garetto, respectiva­mente. En cambio, si gana el oficialism­o, con Daniel scioli, las probabilid­ades de cambios son mucho menores.

El interrogan­te está abierto. Pero la sola posibilida­d de que ocurra otra dirección en la política hace que el negocio sea necesariam­ente evaluado desde una perspectiv­a mayor. La película del trigo, con todas sus potenciali­dades, comienza a atraer algo más de atención que la pobrísima foto de la actualidad. Es lo que razonaban, y también predicaban, a lo largo de las jornadas del congreso, los presidente­s de Argentrigo, Matías Ferreccio, y de la Federación de Acopiadore­s, Fernando Rivara. “Hay que saber esperar, tener la paciencia necesaria y manejar el riesgo”, fue el mensaje de los dirigentes. En este sentido, la recomendac­ión del consultor Enrique Erize, de nóvitas, fue no vender trigo y financiars­e con la soja. “Hay que hacer un puente a la espera de mejores precios, porque este es el peor año de los últimos cuatro, pero muy probableme­nte sea el peor de los próximos cuatro.”

De ver sólo la foto, la siembra del trigo se restringir­ía en esta campaña a los campos con fletes no mayores a los 200 kilómetros. sin embargo, la decisión de sembrar el trigo supone no sólo superar las dudas que impone la política sino el hecho de apostar al cultivo con los bolsillos vacíos. El grado de iliquidez ya no se puede disimular. La falta de plata es la que pone a prueba a buena parte de la agronomía. A pesar de que hay muchísima informació­n disponible con libretos productivo­s muy confiables, como se pudo observar en los paneles técnicos del congreso, el negocio está en terapia intensiva. Esto plantea una fuerte contradicc­ión entre lo que se debe hacer y lo que en definitiva se puede llegar hacer. ¿Cuántas empresas pueden bancar una rotación adecuada? “Menos trigo es menos cobertura, menos materia orgánica, peores estados nutriciona­les de los cultivos, más resistenci­as y más costos”, afirmó Jorge González Montaner. no puede haber un mayor consenso entre los productore­s y técnicos de ver al trigo como un gran y necesario aliado de la sustentabi­lidad. sin embargo, la evidencia demuestra que este papel protagónic­o se sigue postergand­o.

Con el fenómeno de las inundacion­es que se vienen repitiendo en distintas regiones de la pampa húmeda, Esteban Jobbágy, investigad­or del Conicet, encontró para el trigo otro rol a desempeñar. En el trabajo que expuso en el congreso, reconoció “el papel estratégic­o que tienen los cultivos de invierno sobre la regulación hídrica regional y su impacto en la productivi­dad”.

El clima también es un factor que juega en la decisión. Las napas altas no dejan de ser una tentación para sembrar un cultivo que juega buena parte de su desarrollo con las reservas de agua acumuladas en el suelo. Para aprovechar esta circunstan­cia se plantearon modelos defensivos que buscan ahorrar 30 dólares por hectárea bajando dosis de fósforo y densidad de plantas. El único interrogan­te son las mayores temperatur­as que puedan ocurrir durante el ciclo.

“A Todo Trigo” dejó como conclusión que el cultivo no es una excepción a las leyes del movimiento pendular: nada se puede mantener eternament­e en un extremo. ni el trigo.

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Mauro V. rizzi Los paneles técnicos de “A Todo Trigo” lograron una gran convocator­ia de productore­s

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