LA NACION

Un chico en una valija, otra cara dramática de la inmigració­n ilegal

El marfileño de 8 años fue descubiert­o por el escáner; una joven que lo transporta­ba y el padre del menor quedaron presos

- Agencias DPA y Reuters

MADRID.– España no salía de su asombro ayer por el nuevo y dramático caso de desesperac­ión de un inmigrante africano, luego de que se revelaran detalles de la historia de abou, el chico marfileño de 8 años que fue encerrado en una valija para enviarlo ilegalment­e al país a través del control de Tarajal, que separa Marruecos del enclave español de Ceuta.

aunque la persona que intentó ingresar al chico anteayer fue una joven marroquí de 19 años, identifica­da como Fátima E.Y., las autoridade­s judiciales pusieron ayer en prisión sin fianza tanto a la joven como al padre de abou, un inmigrante con permiso de residencia en Gran Canaria que cruzó legalmente la frontera horas más tarde. En tanto, el chico fue puesto bajo tutela de las autoridade­s de la Fiscalía de Menores.

“No sabía que iba a cruzar de ese modo”, dijo ayer ante la jueza a.O., el padre de abou. Pero los argumentos del hombre, un marfileño de 42 años, no convencier­on a la magistrada del Juzgado de Instrucció­n número 5 de Ceuta, que decretó su ingreso en prisión provisiona­l por un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjero­s, con la agravante de haber puesto en riesgo la vida de un menor.

La misma suerte corrió Fátima E.Y., la muchacha que llevaba la valija con ruedas “que carecía de respirader­os”. Supuestame­nte, según las versiones de los guardias civiles, “el padre pagó a la joven de Castillejo­s para que colase al chico en España”. En principio, la idea era que el padre y el hijo se encontrara­n al otro lado de la frontera horas más tarde.

Pero abou fue detectado por el escáner. La imagen de su figura, acurrucado en el interior de la valija, sorprendió a los agentes, que se precipitar­on a abrirla. Entre la ropa apareció el cuerpo delgado de un chico negro que dijo en francés: “Je m’appelle abou” (“Me llamo abou”).

Las pruebas médicas hechas por la Cruz Roja al menor descartaro­n que sufriera algún síntoma de asfixia y carencias de otro tipo, aunque “podría haber ocurrido cualquier cosa”, señaló uno de los guardias del paso fronterizo.

Las autoridade­s sospechan que el padre de abou debe haber llegado en algún bote hace algunos años. Luego de lograr su permiso de residencia legal había solicitado la reagrupaci­ón familiar con el menor, pero hasta ahora se la habían denegado.

ahora, el plan quedó arruinado por completo. Padre e hijo están separados ya no por las fronteras de los países, sino por las rejas y las leyes. El Área de Menores de Ceuta se hizo cargo ayer de abou. Según fuentes del instituto, el menor no tenía ninguna relación con la portadora de la valija.

Fuentes policiales dijeron que el chico fue entregado al gobierno de Ceuta para que sea tutelado por las entidades correspond­ientes de la ciudad autónoma a la espera de que se puedan obtener datos sobre sus familiares. Las esperanzas de que padre e hijo se encuentren en algún momento son, por el momento, remotas.

“Llevo muchísimos años en esto y nunca había visto la entrada tan grotesca y dramática de un chico. Lo que menos se podían imaginar los agentes que vigilaban en el escáner es que dentro del equipaje hubiese un niño”, explicó alfonso Cruzado, vocero de la Guardia Civil en Ceuta.

“El chico estaba más aturdido que otra cosa. Lo veíamos muy temeroso y sorprendid­o. Intentamos tranquiliz­arlo y quitarle la sensación de miedo para que se mostrase más relajado”, relató Cruzado.

Sometidos a una fuerte presión migratoria, los enclaves españoles de Ceuta y Melilla, únicas fronteras terrestres de África con la Unión Europea, ven con regularida­d a inmigrante­s africanos que intentan cruzar ilegalment­e.

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AFP Los rayos X detectaron al chico acurrucado en la valija; salió muy asustado
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