LA NACION

Cada vez más sola en la toma de decisiones

- Federico Grünewald

Michelle Bachelet estuvo dos días encerrada en su casa calculando cómo diseñaría su nuevo gabinete. llamó a contadas personas por teléfono y no le comentó a nadie su decisión. Recién anteanoche le pidió a su jefa de gabinete, ana lya Uriarte, que se comunicara con los que se iban, los que se quedaban y los que llegaban. suspendió la celebració­n del Día de la Madre en la Moneda y también la visita oficial que tenía al Paraguay, prevista para hoy y mañana.

el estilo de Bachelet i, la jefa de estado que gobernó entre 2006 y 2010, fue tomar decisiones con los partidos de la ya difunta concertaci­ón. Bachelet ii, en cambio, decidió consultar con su comité político cómo llevar el rumbo del país, antes de incorporar a los partidos de nueva Mayoría, que mantienen en sus cúpulas a los viejos líderes concertaci­onistas. era una apuesta que logró verse arrollador­a a fines de 2014 y comienzos de 2015, cuando se aprobó legislar las mayores reformas: educativa y tributaria.

los ministros políticos de Bachelet llevaban al menos 12 años junto a ella, en campaña e incluso cuando ella estaba en nueva York, a la cabeza de ONU Mujeres. Rodrigo Peñailillo era su hijo político y sale porque las investigac­iones por dineros truchos en época de campaña estaban asediando el único indicador que suele preocupar mucho a Bachelet: su credibilid­ad. su otro hijo, el biológico, sebastián Dávalos, también tuvo que dejar su cargo al final del verano luego de conocerse un millonario negocio de especulaci­ón inmobiliar­ia que llevaba adelante su esposa, natalia compagnon, y en el cual él había participad­o.

Perder a dos hijos en menos de tres meses y que además terminen peleados a muerte a entre ellos es duro para una mujer con el perfil maternal de Michelle Bachelet. al lado de eso, lo que le puedan decir por tardarse 109 horas en lugar de las 72 que había anunciado para tomar decisiones de verdad que le da casi lo mismo. en el socialismo ( Ps) llamó la atención que lo hubiera hecho sola, que esa especie de reflexión la haya tenido con su fuero interno y nada más. sus cercanos del Ps y del Partido por la Democracia ( PPD) la ven gobernando sola y se limitaron a decir que hay que respetar sus decisiones, que los cambios son prerrogati­va presidenci­al o simplement­e que hay que confiar en ella. ayer, en una esquina del Patio de los naranjos de la Moneda el presidente del Partido comunista insistía en que lo importante era el rumbo de las reformas. a dos pasos de él, el presidente del PPD admitía el dolor de haber perdido el cupo de jefe de gabinete, Rodrigo Peñailillo, a quien le habían confiado precisamen­te esas reformas.

con un demócrata cristiano ( Dc) en el puesto, esa ruta se vuelve menos frenética, pero era la única carta que le quedaba a Bachelet para poder gobernar en coalición y repuntar en las encuestas. Debía asegurar que las reformas ya instaladas en el congreso se conviertan en ley. hasta el momento ocurría algo extraño: no podía ser que, por ejemplo, anunciara educación gratis y su popularida­d y la de sus ministros siguiera en picada. era como haber ganado el primer tiempo holgadamen­te, pero con la hinchada abucheando groseramen­te. como en chile es difícil avanzar en política sin popularida­d, quizás el único gesto de confianza que se pudo permitir la jefa de estado en medio de la desconfian­za ciudadana fuera darle la responsabi­lidad de las reformas a la Dc, el partido que más se ha resistido internamen­te a los cambios.

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