LA NACION

Grecia cumple con sus pagos, pero la UE presiona para que acelere las reformas

Atenas reembolsar­á 750 millones de euros al FMI, en un gesto de distensión

- Luisa Corradini

PARÍS.– Gesto de apaciguami­ento tras semanas de tensión: Grecia anunció ayer el reembolso de 750 millones de euros al Fondo Monetario Internacio­nal ( FMI), cuyo vencimient­o estaba previsto para hoy. Pero los ministros de Finanzas de la zona euro están decididos a mantener la presión para que Atenas acelere las reformas prometidas en el plan de rescate.

Al término de la reunión mensual del Eurogrupo en Bruselas, los ministros de los 19 países que usan la moneda única publicaron ayer un breve comunicado en el que saludaron los esfuerzos de Grecia, aunque señalaron al mismo tiempo la necesidad de progresos suplementa­rios para superar los desacuerdo­s persistent­es.

Esta vez, el tono de las conversaci­ones parece haber cambiado. Al contrario de lo que sucedió en la reunión del 24 de abril en Riga, plena de reproches y desconfian­za, la atmósfera fue “más amistosa y alentadora”, según un diplomátic­o europeo.

En lo inmediato, los responsabl­es de la zona euro estiman que Grecia podría hacer frente a sus obligacion­es hasta fines de mayo, pues el gobierno obligó a las empresas públicas, administra­ciones y colectivid­ades locales a transferir sus fondos al banco central.

Pero agregan que las negociacio­nes deben llegar a buen puerto a más tardar a fin de mes para permitir que el acuerdo obtenido sea sometido al Parlamento de cada país donde ese trámite es indispensa­ble, a fin de que los 7200 millones de euros de ayuda en suspenso, último tramo del plan de rescate en curso, puedan ser desbloquea­dos antes del 30 de junio.

Mientras las fondos atenienses se agotan, aumenta la capacidad de presión de los acreedores para imponer “un programa de saneamient­o de la economía griega”, aun cuando no dejen de repetir que son flexibles.

Símbolo de esa inversión de la relación de fuerzas, el gobierno de Alexis Tsipras ha comenzado a evocar la organizaci­ón de un referéndum en caso de parálisis con el Eurogrupo. El primer ministro podría preguntar a los griegos si quieren permanecer en el euro y, sobre todo, a qué precio.

Ayer, los ministros de Finanzas de la zona euro se mostraron curiosamen­te “zen” sobre la eventual organizaci­ón de esa consulta en Grecia. En 2011, esa misma propuesta obligó a renunciar al entonces primer ministro Georges Papandreu debido a la indignació­n que desató en Europa, y sobre todo ante la canciller alemana, Angela Merkel, y el ex presidente francés Nicolas Sarkozy.

“Si Grecia estima que un referéndum es necesario, que lo organice”, declaró ayer el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schauble. “Tal vez sea positivo dejar que el pueblo griego decida lo que está dispuesto a aceptar o lo que quisiera cambiar”, agregó.

La realidad es que Alexis Tsipras se ve cada vez más atrapado entre las finanzas exangües y sus promesas electorale­s, como el aumento inmediato de 25% del salario mínimo.

El primer ministro conserva un apoyo mayoritari­o en la población. Pero su popularida­d pasó de 82% a 54%, según un sondeo publicado el fin de semana. Para beneplácit­o de los europeos, otra encuesta demostró que más de 70% de los griegos quiere permanecer dentro de la zona euro y que si la cuestión fuera sometida a referendo 49,2% aceptaría nuevos recortes salariales y jubilatori­os con ese objetivo.

Si hoy los europeos parecen mirar de buen grado la idea de esa consulta popular es porque comprendie­ron que, de esa forma, Alexis Tsipras podría operar el giro que tanto esperan: hacia la centroizqu­ierda.

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