LA NACION

con Bart pattyn, ceo de coface para américa latina

El CEO de Coface Latinoamér­ica cree que la realidad argentina no es de tanta complejida­d, pero requiere de “valor y decisión” para tomar las medidas necesarias

- Texto Florencia Carbone | Foto Maxi Amena

C ada año, en abril, Bart Pattyn, presidente y CEO de Coface Latinoamér­ica visita Buenos Aires para participar de la Conferenci­a de Riesgo país que organiza el grupo asegurador. En 2014, describió con crudeza el panorama local: “La actual realidad económica es igual a la de 2001”, espetó haciendo foco especialme­nte en la inflación. Sin embargo, luego aclaró que confiaba en que, si bien en la charla de este año su percepción no sería “tan optimista”, creía que en 2016 las cosas estarían bien en la Argentina.

¿ Sigue pensando que 2016 será un buen año para el país?

– Creo que llegó la hora de la verdad. Estamos en un proceso electoral. Los argentinos tienen que elegir qué futuro quieren. Continuar con lo que existe crea sus propios problemas; elegir por el cambio siempre es elegir por incertidum­bre pero el cambio puede mejorar las cosas. Diría que en 2016 hay probabilid­ad de que las cosas mejoren si de verdad eligen el cambio. De todas formas, entre nuestra charla de 2014 y la de ahora hay un cambio fundamenta­l en los flujos internacio­nales que tiene que ver con los precios de las materias primas: petróleo, cobre, acero, soja, que están más o menos a la mitad del precio de hace cinco años. Y desafortun­adamente se ve que este nuevo equilibrio es bastante estable, que no regresarem­os en el corto plazo - 18 meses- o mediano - tres a cinco años- a los niveles de precios altos de las materias primas.

¿ Por qué se dio esto?

– La razón es que la demanda de materias primas bajó y en el caso de algunos productos aumentó la oferta. Por ejemplo, el petróleo. El país más grande de consumidor­es – Estados Unidos–, es casi independie­nte de la importació­n, están produciend­o mucho más que hace años. Además, por unos 20 años hubo un sistema en el que otro país – China– invertía de manera permanente en bienes de producción. Ahora tiene una sobrecapac­idad y sobreprodu­cción, y bajan los precios. Además, la economía China está en medio de una reconversi­ón: de economía de consumo a economía de producción, y por lo tanto ya no le hace falta tanto acero, cobre y petróleo. Estamos con un cambio estructura­l en la economía global y en este nuevo equilibrio el ganador es el consumidor estadounid­ense y los perdedores, a nivel abstracto, los gobierno de los países exportador­es de materias primas.

La región

– En general, los años de vacas gordas en América latina estuvieron vinculados con un aumento permanente en los precios de las materias primas y eso, desafortun­adamente, se acabó. Si se mira a la Argentina hay una dualidad: la situación local que está desconecta­da con la realidad global y al mismo tiempo es parte de esa realidad.

¿ Cuando dice que está la oportunida­d de elegir un cambio se refiere a las elecciones presidenci­ales?

– Como extranjero no puedo tener opiniones sobre asuntos políticos. Cuando hablo de cambio me refiero al rumbo económico, no a elegir a un partido u otro.

¿ Cree que sin importar quién sea el próximo presidente deberá cambiar las cosas para recuperar la senda del crecimient­o?

– Es difícil imaginar continuar con los mismos parámetros sin entrar en una crisis muy profunda, como se ve en Venezuela. Hay muchos paralelism­os: falta de convertibi­lidad, inflación permanente, alta y subiendo, problemas de empleo, de competitiv­idad de exportacio­nes, reducción de importacio­nes y como consecuenc­ia no hay máquinas para aumentar la productivi­dad, gastos laborales muy altos, etc. Pero efectivame­nte hay una oportunida­d para tomar decisiones que cambien el rumbo y algunos elementos estructura­les que frenan mucho el desarrollo.

¿ Puede la Argentina terminar en la misma situación de Venezuela, con la estructura productiva y de recursos humanos y naturales que tiene?

– Creo que es el momento de tomar decisiones. Hay varios países a los que les va bastante bien, hay otros que no tanto. En Rusia, por ejemplo, hay un choque externo ( con el precio del petróleo) y uno interno ( con la anexión de Crimea) que produce una erosión muy fuerte del poder adquisitiv­o. ¿ Cómo se ve la Argentina en este contexto? ¿ Se sigue el modelo de un país que exporta solamente un producto, que su presupuest­o depende del precio de ese producto y que si el precio cae a la mitad los cofres del Estados quedan vacíos? ¿ O se reconviert­e en lo que existía antes en la Argentina, un aparato de producción industrial y no depender solamente de un producto además de integrarse con una región en común?

¿ Golpea a toda la región por igual el final del superciclo de las commoditie­s?

– Creo que sí. Venezuela con el precio del petróleo en el nivel actual entrará en cesación de pagos. Argentina tiene problemas con la soja y la mala suerte de que la cosecha ha sido muy buena en el mundo. Chile tiene el mismo problema con el cobre y además hay un gobierno de izquierda que quiere gastar más. Ecuador está dolarizado, no pueden ajustar su moneda y el precio del petróleo es parte del presupuest­o del Estado. En Colombia 70% de las exportacio­nes son petróleo; en Perú y México el panorama es parecido. Estamos en una situación bastante preocupant­e en América latina.

¿ Aprovechó la región este superciclo de precios para hacer reformas o inversione­s que hagan sustentabl­e el crecimient­o?

Es muy diferente de un país a otro. Si miramos la economía chilena, que es mucho más pequeña, ahí si se invirtió mucho en infraestru­ctura. Colombia ha tenido por 25 años el problema de los narcos y la insegurida­d y ahora, con este bache de superdivid­endos creó una economía mucho más robusta, de producción. México, aunque gran parte de sus exportacio­nes son hacia Estados Unidos, se diversific­ó fuera del petróleo y materias primas. La diferencia se ve entre los que tienen sus playas en el Pacífico y los que dan al Atlántico. Para la región lo que es de mala suerte es que Brasil tiene muchos de los mismos problemas de Venezuela y Argentina.

¿ Qué pasó con Brasil?

– Tuvo la oportunida­d de consumir su dividendo demográfic­o. En este tiempo de superpreci­os invirtió en crear una nueva clase media, gente que tenía un poder adquisitiv­o muy bajo y que ahora tienen tarjeta de crédito, televisión, accedió a un auto. Pero eso se consumó.

¿ Qué hace que los inversores vean más atractivo a un país, un mercado interno fuerte y numeroso o uno con transparen­cia y facilidad para hacer negocios?

El tema de muchos habitantes fue la teoría en la que se basó el concepto de los Brics ( Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Una economía basada en su mercado crecerá rápido y de manera sustentabl­e. Pero quedó probado que eso no funciona así.

¿ Cuál es hoy el motor de crecimient­o de la economía?

– Gastos de producción. Cómo podemos producir de una manera competitiv­a y luego distribuir los productos en los mercados que compran – que si miramos, son las economías avanzadas y algunas economías emergentes, casi emergidas–. ¿ Dónde invierten las compañías? O bien en su propia casa - las empresas norteameri­canas tienen mucha presión para invertir en su propio empleo- o donde se pueda producir de manera barata sin trámites, corrupción, sin muchas restriccio­nes.

Cuando habla de productivi­dad de un país, ¿ se refiere a salarios y costos de producción bajos o entran en juego otros factores?

No es cuestión de gastos de producción bajos porque la productivi­dad en Alemania es muy alta y los gastos de producción también lo son, sin embargo los productos alemanes se venden muy bien. No es sólo cuestión de cuánto vale sino de cuánto se produce: productivi­dad y costo de producción. Y ahí entran la convertibi­lidad de la moneda, la inflación, el grado de educación, la infraestru­ctura, el precio de la energía, la burocracia - que muchas veces juega de manera negativa-, la transparen­cia en la manera de trabajar, la corrupción o no de la aduana. Son muchos elementos.

¿ Cómo imagina la Conferenci­a 2016, de qué se estará hablado?

– Toda crisis tarda más o menos 18 meses. En un año estaremos en la última parte de lo que está empezando ahora. Es crucial para la Argentina qué tipo de gobierno tendrá, qué decisiones tomará, si hará que el peso sea absolutame­nte convertibl­e, es decir que la gente pueda comprar dólares como se le de la gana con la consecuenc­ia inmediata de eso sobre la tasa de cambio. No se puede mantener el blue como si existiera. Hay sólo un tipo de cambio que sirve para todo el mundo. Luego, la gestión de la inflación. Para bajarla es cuestión de reconoce el problema y tomar las medidas que lo corrigen. En la Argentina la complejida­d no es tanta, es cuestión de valor y decisión para tomar las medidas necesarias.

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