El dolor movilizó a todo un pueblo
INVESTIGACIÓN. Mientras la familia despedía en el cementerio a la adolescente, la Justicia ordenó la reconstrucción del asesinato; el acusado tuvo contradicciones
RUFINO.– Sentados en medio de la plaza Sarmiento, vestidos con remeras blancas con la imagen de Chiara, los padres de la joven de 14 años que fue asesinada por Manuel, su novio de 16, compartieron su dolor con unas 7000 personas de esta ciudad, que se manifestaron anoche para reclamar justicia y solidarizarse con la familia, pocas horas después del sepelio.
“Este ser inescrupuloso y su familia mataron a dos personas, a Chiara y a su bebé”, afirmó Fabio Páez, padre de la joven, que cursaba ocho semanas de embarazo cuando la mató y la enterró el domingo a la madrugada Manuel M. en el patio de la casa.
Más allá del sufrimiento que derramaron los parientes de Chiara, que fue contenido por un pueblo entero, en la reconstrucción del crimen, que llevó más de cinco horas, en la casa donde fue encontrado el cuerpo de Chiara, Manuel cayó en contradicciones a la hora del relato.
Quedó confirmado, según apuntaron fuentes judiciales a la nacion, que el joven de 16 años mató de varios golpes en la cabeza a la chica con un fierro y no sólo a trompadas, como indicó en un principio el informe preliminar de la autopsia. Después, la sepultó en el patio de la casa en un hueco de 80 centímetros de profundidad –que hizo de manera prolija– y, luego de tapar el pozo, cubrió con trastos de herrería el lugar.
Las sospechas sobre el entorno familiar se hacen cada vez más palpables. Sus dos abuelos, su madre y padrastro están detenidos y hoy van a ser sometidos a una audiencia imputativa que definirá su futuro.
El fiscal regional Alejandro Sinópoli dijo que el menor detenido como principal sospechoso “falsea la verdad” y que el trabajo ahora será descubrir “si está ocultando a otros partícipes”. Manuel no dijo nada aún sobre por qué mató a su novia.
Los indicios son fuertes en el sentido de que participaron otras personas en el crimen, aunque no hay pruebas determinantes. El más complicado es el padrastro de Manuel, un trabajador municipal y ex boxeador, que padece una discapacidad mental.
Como no es familiar de Manuel, podría ser imputado por encubrimiento. Sinópoli y el fiscal adjunto Mauricio Clavero, junto con el juez de Menores Javier Prado, le pidieron ayer a la tarde a Manuel que volviera a cavar un pozo de las mismas dimensiones donde se encontró el cuerpo de la chica. “Cavó un pozo del mismo tamaño en media hora, como declaró”, explicó Sinópoli. Eso despeja la duda que reinaba en la causa de que Manuel había cavado la tumba con anterioridad.
En la reconstrucción del crimen se secuestró el objeto (un pedazo de hierro) con el que Manuel habría matado a Chiara, una pala con la que cavó el pozo, un colchón y una manta con sangre. También se halló a seis cuadras de su casa la carcasa del celular de Chiara. Pero el aparato estaba sin el clip. El informe preliminar que tienen los fiscales es que el domingo a la madrugada el celular de Chiara se movió por distintos lugares de la ciudad. Incluso, después de muerta. Se calcula que falleció a las tres.
Verónica Camargo, madre de Chiara, dijo ayer que duda de que los mensajes que recibió de su hija el domingo, a las 3, los haya escrito ella. Otro punto de sospecha recae sobre el padre del menor, que es suboficial de la Policía de Santa Fe y fue quien llevó el domingo a la noche a Manuel para que se entregara a la Justicia.
“Es todo de una perversidad muy grande”, dijo la mujer entre lágrimas. Los investigadores sospechan que el sargento Rubén Mansilla entregó a su hijo en el mismo momento en que los fiscales iban a allanar la casa del chico. “Tenía información privilegiada”, dijo uno de los investigadores.
La reconstrucción del crimen se realizó a pocas cuadras del lugar en el que cientos de personas participaban de la misa y el sepelio en el cementerio de Rufino con el que despidieron a Chiara. El padre de la víctima se mostró indignado porque “hicieron la reconstrucción del crimen cuando estábamos enterrando a Chiara”. “No somos animales; somos gente pacífica”, dijo, y agregó: “Mientras lloraba junto al cajón de mi hija tuve que llamar a una abogada para que participara de ese trámite”. La familia de Chiara lanzó duras críticas contra la investigación judicial y policial.
“Al culpable fue al último que llamaron a declarar. Estuvieron con todas las amigas de Chiara y al novio no lo investigaron como se debía”, aseguró Camargo.