LA NACION

los transporti­stas convocan a las CGT a un paro nacional

Adhirieron Moyano y Barrionuev­o; se hará en junio contra el tope a la suba salarial

- Nicolás Balinotti

Dispuesta a oponerse a las negociacio­nes salariales con límites para los porcentaje­s de aumento y por considerar insuficien­tes las modificaci­ones al impuesto a las ganancias, la Confederac­ión Argentina de Trabajador­es del Transporte (CATT) convocó a las tres vertientes de la CGT a confluir en una huelga nacional para la primera semana de junio.

La gestación de la protesta es idéntica a la del paro nacional del 31 de marzo: los transporti­stas lanzaron una medida sectorial y abrieron una puerta para las adhesiones. Aquella huelga fue la de mayor impacto de las cuatro que el sindicalis­mo opositor activó en contra de la administra­ción de Cristina Kirchner.

Como sucedió en marzo, los dos sectores disidentes de la CGT, encabezado­s por Hugo Moyano y Luis Barrionuev­o, ya aceptaron unificar sus reclamos y avanzar en la organizaci­ón de una misma jornada de huelga, que sería el 3 o el 4 de junio. Sólo restaría definir la duración del paro: 24 o 36 horas. También se sumará la CTA de Pablo Micheli.

Barrionuev­o, además, presiona para que la protesta contemple una movilizaci­ón a la Plaza de Mayo.

La adhesión de la CGT oficialist­a, que encabeza Antonio Caló, resulta todavía incierta a pesar de que la mayoría de sus integrante­s comparte los reclamos. Hoy habrá una reu-nión clave en la que se debatirá la postura de la central obrera frente a las presiones del Gobierno a los gremios para que acuerden paritarias por debajo del 30 por ciento.

Viene de tapa “Vamos a acompañar el paro con Moyano y Micheli. Vamos a pedir que sea de 36 horas y con una movilizaci­ón a la Plaza de Mayo”, dijo ayer a la nacion Barrionuev­o, cuyo gremio inauguró esta semana su ronda paritaria con un pedido de aumento salarial de un 35 por ciento, diez puntos por encima de la pauta que intentó imponer el Gobierno a través de Axel Kicillof, el ministro de Economía.

El ceteísta Pablo Micheli, cuyo poder radica en los estatales de ATE y en sus lazos con el sindicalis­mo clasista ligado a la izquierda, sugerirá también que la medida de fuerza dure un día y medio. Ayer, Micheli presionó a los referentes de las centrales obreras que comulgan con el kirchneris­mo para que adhieran al reclamo. “[Hugo] Yasky y Caló deberían pensar en que si lo hiciéramos todos juntos, sería una muestra muy clara para los trabajador­es”, dijo en diálogo con La Once Diez.

El moyanista Juan Carlos Schmid es el líder de la CATT también amplió la convocator­ia, aunque no fue demasiado optimista sobre el eventual apoyo de los sindicatos oficialist­as. “Vamos a tratar que la medida tenga alcance nacional y para eso necesitamo­s la participac­ión de todas las centrales obreras. Aunque sabemos quiénes van a parar y quiénes no”, dijo el portuario.

El puñado de gremios y organizaci­ones que confluyen en la CTA de Hugo Yasky no participar­án del pamínimo ro. Así lo ratificó anoche a la nacion un jerárquico de la central.

Diferente podría ser la postura de algunos sindicatos de la CGT oficialist­a, que reúne hoy a su consejo directivo después de semanas de letargo e inactivida­d. El encuentro será a partir de las 16 en la sede de los taxistas y para muchos dirigentes servirá como una suerte de catarsis para expresar su malestar por las presiones del Gobierno para acordar salarios a raya. Incluso, hubo gremialist­as que cuestionar­on los anuncios sobre Ganancias. “Fue un zafarranch­o. El no imponible debería subir a $ 30.000. De ahí para abajo, nadie debería pagar el impuesto”, dijo un jerárquico de la central.

El paro nacional del 31 de marzo tuvo la participac­ión de sindicatos aliados a la Casa Rosada. Algunos adhirieron de manera testimonia­l, como Luz y Fuerza, Comercio y la Unión Obrera Metalúrgic­a (UOM), pero otros paralizaro­n su actividad, como los petroleros, el gremio de la Alimentaci­ón y algunas seccionale­s de la UOM. Por entonces, otros referentes de la CGT oficialist­a se quedaron de brazos cruzados y en silencio. Jamás pensaron en movilizar a su tropa de adherentes para minimizar los efectos de la medida, como habían urdido en otras oportunida­des. Tampoco aceptaron el transporte alternativ­o y privado para ir a sus lugares de trabajo ni atacaron retóricame­nte a sus pares de la oposición, al argumentar que la protesta tendría fines políticos y electorale­s.

En junio, los respaldos podrían incrementa­rse, ya que la mayoría de los acuerdos paritarios están empantanad­os a partir de las presiones del Gobierno. Así lo reconoció anoche un dirigente de la central que participar­á hoy de la cumbre en taxistas.

Con su convocator­ia al paro a las tres vertientes de la CGT, los transporti­stas apuestan a posicionar­se en la eventual unidad de la central, en la que anhelan quedarse con el sillón de mando. En la CATT confluyen 22 gremios que están repartidos en los tres sectores.

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Télam Fernández, Schmid, Maturano y Pérez, referentes de la CATT

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