Un “ring-raje” que casi termina en tragedia
en quilmes. Jóvenes tocaban timbres y corrían; un vecino los corrió e hirió de un tiro en la nuca a un chico de 14 años
Dos chicos de 13 y 14 años jugaban al “ring-raje” en Quilmes y un vecino de 52 años los corrió con un revólver y les disparó: uno de ellos recibió un tiro en la nuca; está fuera de peligro.
y sus amigos salieron a la calle a hacer una travesura: jugar al tradicional ring-raje. Pero la inocente broma adolescente terminó en un drama. Un vecino corrió dos cuadras a los jóvenes, de entre 13 y 14 años, y les disparó varias veces. Algunos testigos dicen que su hijo mayor también participaba de la persecución. Lucas recibió un impacto de bala a la altura de la nuca, aunque evolucionaba de manera favorable. El agresor fue detenido.
El violento episodio sucedió en la noche del último sábado en el barrio Santos Vega, de Quilmes Oeste, pero recién fue dado a conocer ayer por la familia de la víctima luego de que los médicos de la Clínica del Niño le dieron buenas perspectivas sobre la evolución de Lucas, que todavía portaba el proyectil alojado entre las vértebras superiores. “Están esperando a que se desinflame la zona y por eso está con cuello ortopédico, pero por suerte está muy bien. Mi hijo es un león. Fue un milagro que el tiro no lo matara ni lo dejara parapléjico”, suspiró aliviada Lorena Meluzio, la mamá del adolescente, en diálogo con la nacion.
Ese día, los padres y jóvenes se habían reunidoen la casa del entrenador del club Defensores de la Florida, en la calle Triunvirato, para entregarles los nuevos equipos deportivos. Siete de los chicos, vestidos con su flamante ropa, salieron a dar una vuelta a la manzana y como travesura tocaron el timbre en una vivienda y corrieron para evitar ser vistos por el propietario. Pero un vecino, de 52 años, de una casa lindera, que no tiene timbre, se molestó por los bullicios que provocó el juego del ring-raje y salió a buscar a los menores.
“Los corrió dos cuadras. Tres perbriel sonas me dijeron que con él también iba su hijo mayor y que fueron ambos los que dispararon. Los chicos escucharon entre seis y 10 tiros”, relató Meluzio. En la huida, los jóvenes asustados se dispersaron. Lucas contó que se ocultó, pero que continuó corriendo cuando lo seguían por detrás. Uno de los adolescentes, que escapó hacia otro lado, fue quien llamó para avisar que su amigo había sido baleado. Darío Quintana, el técnico del equipo juvenil, contó a la nacion: “Salimos desesperados con el papá del nene y lo encontramos en la esquina, por donde venía caminando”.
“Estoy bien, tranquilícense”, les repetía la víctima. A la altura de la nuca, Lucas tenía un agujero redondo por donde salía una pequeña gota de sangre. Aunque el joven presentaba una apariencia pálida, estaba consciente y le aseguró a su madre: “Fue Oscar, el papá de GaLucas y Franco”. El acusado resultó ser el vecino de la calle 395, N° 2500, el hombre con quien la familia había compartido fiestas, ya que la tía de la víctima tenía un trato regular con él y sus allegados.
Meluzio corrió hasta el inmueble del agresor y, junto a los otros padres, increpó al hombre. “¿Por qué le hiciste esto a mi hijo?”, le gritó Lorena. El hombre salió de la vivienda y negó que hubiese baleado a los adolescentes. El reclamo se dispersó cuando desde dentro de la casa partió un disparo al aire, agregó la mujer.
Como la ambulancia no llegaba al barrio, Lucas fue trasladado a la Clínica del Niño en la camioneta del director técnico. Allí, los médicos le dijeron a Meluzio que “era un milagro” que la bala no hubiese provocado mayores daños y, tras transcurrir las primeras 48 horas, le dieron esperanzas de una rápida evolución. Lorena no es la única ansiosa por esta mejoría. “¿Cuándo voy a volver a jugar al fútbol?”, fue lo primero que preguntó el adolescente.
La policía de Quilmes, alertada por los padres de la víctima, allanó la casa del agresor y detuvo al hombre de 52 años, identificado como Héctor Oscar Hirchesfeld. El sospechoso quedó a disposición del fiscal Jorge Saizar, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción N° 5 de Quilmes. Dentro de la vivienda se secuestró un revólver Bagual calibre 22.
Del resto de la familia nada se sabía en el vecindario. Según los rumores, ayer a la madrugada unos vehículos llegaron a la vivienda y, tras cargar algunas pertenencias, los allegados del sospechoso se retiraron. No era la primera vez que los habitantes del barrio oían disparos desde la casa de ese hombre. Los vecinos sabían que él portaba un arma que, cada tanto, hacía sonar.