Nervios, chistes y chicanas en el detrás de escena de los candidatos con Tinelli
Scioli, Macri y Massa se cruzaron con productores y empresarios antes de Showmatch; practicaron el libreto con sus respectivos imitadores, pero evitaron hablar de política; el balance de cada postulante
“Mauricio, qué informal viniste”, lanzó, sorprendido, Daniel Scioli cuando lo vio entrar a su camarín. “¿Por qué me lo decís? Estaba igual vestido en el búnker”, replicó Mauricio Macri, vecino ocasional, que se acercó para saludar a un viejo amigo, ahora rival en las próximas elecciones presidenciales. El gobernador, que vestía un impecable traje oscuro, miró sorprendido las zapatillas del jefe de gobierno porteño. “Por un segundo, hubo caras de confusión. Los dos pensaban que alguno estaba mal”, dijo un testigo de la charla, a la que se sumaron Karina Rabolini y Juliana Awada.
El cuarto piso de Ideas del Sur, escenario que frecuentan Marcelo Tinelli, sus productores y algunos artistas, fue lugar de diálogos cuando los nervios previos al desembarco en el piso del estudio central de El Trece ponían en jaque a los tres precandidatos a presidente que fueron a la apertura de Showmatch.
El programa de TV de Tinelli ratificó el lunes su condición de plataforma política privilegiada, que esta vez les permitió a Scioli, Macri y Massa instalarse como los sucesores de Cristina Kirchner, ante la atenta mirada de tres millones de personas (promedio de 29 puntos de rating).
Hubo breves charlas entre políticos y operadores, todas acechadas por la ansiedad del debut, que llegó a picos de 36 puntos de rating. Las bandejas de sushi quedaron casi intactas. “No probaron bocado. Me sorprendió lo nerviosos que estaban”, dijeron desde la productora.
Cristóbal López
Aunque no estuvo personalmente, el empresario kirchnerista Cristóbal López fue representado por el número dos del Grupo Indalo, Fabián de Souza, que saludó a todos los precandidatos y conversó un buen rato con Scioli.
El gobernador bonaerense llegó primero, después de las 22. Entró a su camarín, improvisado en el despacho de Tinelli, junto a Rabolini y el empresario Lautaro Mauro, un amigo en común que comparten con el conductor. Entre el maquillaje y los últimos ensayos, entró Freddy Villarreal, su imitador, para practicar el tango que bailaría con su mujer. “Daniel quedó muy conforme porque se mostró descontracturado. Siempre se mentalizó en que iba al programa de un amigo, ésa fue la clave. Y la rompió cuando desafió al imitador a hacerse el nudo de la corbata con una sola mano”, explicaron cerca Scioli. Desde el Frente para la Victoria se vieron ganadores: “Estuvimos más tiempo que el resto durante el momento con mejor rating. Y, además, fuimos primeros”.
Aunque lo había invitado varias veces a su quinta de Los Abrojos, Macri y Awada se sorprendieron cuando encontraron a Martín Bossi, su imitador, caracterizado como el líder de Pro. “No podía creer que se pareciera tanto”, reconstruyó un testigo. Pese a que el actor fue el más agresivo de los tres imitadores, desde el macrismo quedaron conformes con su performance. “Mauricio fue a una fiesta, por eso se puso zapatillas. Fue a bailar y a cantar. Le fue bárbaro”, dijeron en su entorno.
Ya en el estudio principal se dio el segundo encuentro. Fue un escueto saludo entre Sergio Massa y Macri, casi sin diálogo. El líder del Frente Renovador recién llegaba a Ideas del Sur, a la espera del último turno de la noche. Repasó su libreto hasta último momento y, aunque sus rivales coinciden en que fue el más tenso, se mostró muy conforme con sus minutos de aire. “Logramos imponer nuestra agenda de temas políticos”, dijeron desde su entorno. Antes de irse ensayó una propuesta que sorprendió a Tinelli: un debate presidencial en Showmatch. Huidizo, el conductor cambió de tema. Tinelli le escribió a Massa a las 3.20 vía Whatsapp para agradecerle y dejó abierta la puerta cuando el diputado volvió a consultarle por el debate. En cambio, desde Ideas del Sur fueron tajantes: “Showmatch no es un marco adecuado para hacer un debate”.
Tinelli quedó conforme con la convocatoria y no pierde de vista los números. “Si hacemos un debate medimos 12 puntos, porque la política no le importa a nadie. Nos fundimos”, sentenciaron sus allegados.