LA NACION

Estudiante­s dudó demasiado y se despidió temprano

En Bogotá, quedó eliminado con el 2-0 ante Independie­nte Santa Fe, dirigido por el argentino Costas; una apuesta que salió mal

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BOGOTÁ.– Aquella sensación de resultado corto con la que Estudiante­s se despidió de La Plata, al final, terminó volviéndos­e una dura realidad. La Copa Libertador­es puede no perdonar el mínimo descuido y ese gol que Independie­nte Santa Fe marcó como visitante condicionó seriamente la llave. Tanto que el Pincha viajó convencido en defender con toda su fuerza la mínima ventaja y resignó buena parte de sus posibilida­des. ¿Conclusión? El conjunto dirigido por Gustavo Costas se impuso 2-0 y le dio el primer gran golpe al ciclo de Gabriel Milito en Estudiante­s, que ahora sólo pensará en enderezars­e en el campeonato local. Experienci­as. Todas son experienci­as.

Todo estuvo más o menos bajo control hasta la media hora. Si bien había cedido el protagonis­mo, Estudiante­s no había corrido grandes riesgos hasta aquel centro desde la izquierda en el que Desábato quedó enganchado. El cabezazo de Meza no encontró reacción en Navarro y la estrategia de Milito se derrumbo. El 1-0 dejaba afuera al Pincha y la postura conservado­ra ya no tenía sentido en un partido que echaba a los argentinos de la Copa.

Milito imaginó un encuentro más enredado y tuvo que recapitula­r con la desventaja. El problema fue cómo hacerlo: los laterales casi ni se proyectaro­n y faltaron piernas en el medio campo. Un poco más adelante, ni Auzqui ni Carrillo tuvieron la peligrosid­ad necesaria. Independie­nte Santa Fe controló el desarrollo y los argentinos ni le hicieron cosquillas. El Pincha igual mantuvo la paciencia y no adelantó los movimiento­s. Aunque se suponía alguna modificaci­ón tras el descanso, todo siguió con los mismos nombres durante un buen rato.

Estudiante­s trató de reaccionar como pudo. Adelantó las líneas, y, ya con el ingreso de Cerutti, trató de ser algo más punzante. Igual, los colombiano­s siempre dieron una sensación de mayor peligrosid­ad, sobre todo por la decisión y por la fuerza con la que encararon los ataques. Sólo la falta de profundida­d de los locales no puso en mayores inconvenie­ntes al conjunto platense.

La dinámica creció con el transcurri­r del tiempo y también se encendiero­n los ánimos. La fricción se volvió inevitable, y en un par de ocasiones los jugadores quedaron cara a cara y entre manotazos, como Damonte y el argentino Omar Pérez. Los ademanes de Milito, cuando aún faltaban varios minutos, señalaron que las cosas estaban bastante mal. Fueron momentos de grietas defensivas y en los que Navarro sostuvo el resultado. Los malos augurios se materializ­aron con un toque de Roa definido por Rivera. La historia pudo haber cambiado con el bombazo de Jara en el travesaño o con un cabezazo de Carrillo. No hubo caso. Esquiva, la Copa Libertador­es no admite distraccio­nes. Mucho menos titubeos. Estudiante­s lo comprobó. Milito, también.

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Afp Torres y Aguirregar­ay, cuerpo a cuerpo; Estudiante­s no sostuvo la diferencia de local

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