LA NACION

Madurar de golpe, el reto de las Leonas

Las bajas de Aymar, Luchetti y D’Elía mellaron el potencial en pos de la clasificac­ión olímpica a Río; confiar en la sangre joven es la única salida

- Gastón Saiz

Las Leonas están obligadas a reinventar­se, después del retiro de Luciana Aymar y las recientes renuncias de Rosario Luchetti y Silvina D’Elía. Nunca antes en los últimos 15 años, este selecciona­do que ganó cuatro medallas olímpicas seguidas tuvo que dar semejante vuelta de página para contrarres­tar el alejamient­o de jugadoras tan importante­s. Este año está en juego la clasificac­ión olímpica para los Juegos de Río 2016 y el equipo tiene dos chances: debe quedar en el podio en las semifinale­s de la World League, que se disputará en Valencia del 10 al 21 de junio, o bien ganar la medalla dorada en los Panamerica­nos de Toronto, del 10 al 26 de julio, en una final complicadí­sima con EE.UU.

Es un período que no dará margen de error y el plantel viene de un cimbronazo por el adiós de D’Elía, que según mencionó, se fue porque “no se siente identifica­da con las formas de este proceso”. La crítica de Pity apuntó mayormente al cuerpo técnico; cabe recordar que ella ya había renunciado tras el Mundial de La Haya, cuando fue confirmado Santiago Capurro como DT. Lo cierto es que el mes pasado, cuando el plantel viajaba a Nueva Zelanda para una gira, la mendocina se bajó del avión en la escala de Santiago de Chile aduciendo un ataque de pánico por su temor a los vuelos. Allí se terminó su carrera en el selecciona­do y dejó un hueco en el medio de la defensa que ahora intentará cubrir Noel Barronuevo, de mucho roce en el puesto de zaguera pero no en las Leonas, sino en su club, Ciudad.

“D’Elía era una pieza clave; el equipo lo va a sentir. Ofrecía calidad de pase y recepción desde el fondo y una buena lectura de juego. Pero su partida fue decisión de ella. No sé si es un momento delicado, es el que nos toca vivir”, asume Capurro.

Gabriel Minadeo, coordinado­r general, ensayó una crítica a partir del caso D’Elía: “En realidad, la reemplazan­te de Pity tendría que haber sido preparada desde hace 10 años. El problema en nuestro hockey es que no hemos formado jugadoras para cualquier contingenc­ia y hoy lo estamos sufriendo. A ella no podemos culparla de nada, tiene el derecho de renunciar. Lo lógico es decir: Bueno, si se va una, no importa; viene otra y la sustituye automática­mente. Y ya está. Hay que ser previsor y no llorar a una jugadora y pedirle que se quede. Pero a partir del mes próximo, luego de la aprobación de la Confederac­ión, se organizará­n centros regionales para preparar en técnica individual a futuros talentos”.

Las Leonas se entrenan por estos días con su habitual contracció­n al trabajo, pero es indudable que el grupo sintió el shock por las bajas de las referentes. Es muy notorio el contraste entre ese equipo fogoso y entusiasta que en diciembre se llevó el Champions Trophy de Mendoza, y éste que bajó considerab­lemente en el promedio de edad (ahora oscila entre los 23 y 24 años) y en cantidad de partidos internacio­nales. Ya nada es lo que era; se desvaneció esa sensación de autoridad y suficienci­a que transmitía el equipo, un paralelo a lo que ocurre con la Generación Dorada del básquetbol.

Como sea, con el empuje de las nuevas, hay que madurar de golpe y disimular la inexperien­cia de muchas que no superan los 20 encuentros internacio­nales. Todos los viernes, un responsabl­e de coaching enseña técnicas de relajación y propone ejercicios grupales mentales para consolidar la unión de las distintas camadas. Ante esta coyuntura, sólo queda mirar hacia adelante, confiar... y que sea lo que Dios quiera. “Es que no nos queda otra: hay que ser positivos y encontrar las virtudes de cada una para mejorar, crecer y lograr el pasaje a los Juegos”, comenta la capitana Macarena Rodríguez, que amplía la idea: “Acá hay mucha gente joven. Las más grandes tuvimos que bajar un cambio y amoldarnos a las más chicas, porque ya no tenés a las estrellas jugando al lado y el ritmo de juego es diferente. No fue bueno lo de las renuncias; hubiese sido mejor que se hayan producido después de Valencia, pero las cosas se dieron así y el equipo es lo que hay hoy acá. Las que se fueron, se fueron y dimos vuelta la página”.

Belén Succi, otra líder de hoy junto con Carla Rebecchi, señala: “Cuando pasan cosas, el equipo se fortalece. Con Pity jugué desde el junior, pero no nos podemos frenar en lo que pasó, no nos da el tiempo”. Una de dos: revolver el pasado glorioso o construir sobre nuevos cimientos.

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Capurro apunta a Valencia

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