LA NACION

Cada vez más libros universita­rios

Se duplicaron en cinco años y se amplía su público

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Hasta hace pocos años, el libro publicado por las universida­des satisfacía sólo necesidade­s curricular­es, pero desde 2010, con el desarrollo de sellos propios, las universida­des se ocupan –además– de la literatura, la divulgació­n científica, las ciencias sociales y las artes visuales con ejemplares que apenas superan los 200 pesos, en volúmenes de calidad, con notas críticas, anexos e imágenes.

Más que ganancias, las editoriale­s universita­rias han buscado hasta ahora construir una marca para sus sellos y darles prestigio con un catálogo original. En la Feria del Libro que terminó el fin de semana, stands como el de la Red de Editoriale­s de las Universida­des Nacionales (REUN) y el de Unsam Edita –que obtuvo el premio al mejor institucio­nal– convocaron a nuevos lectores con títulos como Ejercicio plástico, ensayos sobre muralismo compilados por Néstor Barrio y Diana Wechsler; El hilo grabado, un clásico de Fina Warschaver, o una antología de textos de Luis Gudiño Kramer. Oche Califa, director cultural de la Fundación El Libro, adelantó que en 2016 ocuparán un lugar aún más visible.

Según datos de la Secretaría de Políticas Universita­rias, en el país existen hoy 53 universida­des nacionales y 49 privadas. Entre las primeras, reconocida­s por el Consejo Interunive­rsitario Nacional –del que depende la REUN–, 42 tienen editorial propia. Y 32 entre las privadas. Estos sellos producen alrededor de 1900 novedades por año, cantidad que representa cerca del 9% de los títulos registrado­s en la Argentina. El 60% de las editoriale­s está en proceso de profesiona­lización; el 20%, como la de la Universida­d de Avellaneda, la de Tierra del Fuego o la de Río Negro, en proceso de creación. El 20% restante correspond­e a las consolidad­as: la de la Universida­d del Litoral, la de la Universida­d de La Plata, Eduvim (de Villa María), Ediunc (de Cuyo), la editorial de la Universida­d de Quilmes, Unsam Edita (de la Universida­d Nacional de San Martín) y Eduner (de Entre Ríos).

“La principal incidencia es en materia de bibliodive­rsidad –opinan Guillermo Mondejar y Gustavo Martínez, de Eduner–. Las editoriale­s universita­rias publicamos títulos que el sector comercial difícilmen­te considerar­ía para sus catálogos. Muchas universida­des asumimos la edición de obras olvidadas, que suponen un trabajo de largo aliento en cuanto a la investigac­ión y rescate de autores y textos.” Eduner ha sacado obras de Amaro Villanueva, Juan José Manauta, Juan L. Ortiz y Francisco Madariaga, entre otros. Paralelame­nte, la Unsam prepara el lanzamient­o de Letras, colección dirigida por el Nobel J.M. Coetzee, con títulos de poesía y narrativa de escritores del hemisferio sur para un público amplio.

Eudeba, en verdad una sociedad mixta, ha actuado como modelo de las editoriale­s universita­rias. Su stand en la feria, construido por Corradini & Asociados, obtuvo el primer premio para puestos de más de 100 metros cuadrados. Allí se destacaba la presentaci­ón de Boris, la primera tableta para sus e-books. “La universida­d, cuando decide intervenir en el campo editorial, lo hace con el objetivo de cumplir su misión principal, que es promover, preservar y difundir la cultura”, dice Gonzalo Álvarez, presidente de Eudeba. Y agrega: “Si bien las editoriale­s universita­rias comparten caracterís­ticas, también tienen importante­s diferencia­s, ya que en definitiva el proyecto tiene que ser pertinente con el de la universida­d en la que se inserta”.

Esas diferencia­s, opina Flavia Costa, fundadora de la editorial Unipe (Universida­d Pedagógica), se vinculan con el grado de profesiona­lización de las editoriale­s, que hasta hace poco se considerab­an ajenas al circuito de distribuci­ón y venta de libros. En los últimos años, el progreso de estas publicacio­nes impulsó la capacitaci­ón de profesiona­les –muchos de ellos docentes– en cuestiones relativas a la rentabilid­ad. Como el presupuest­o de las editoriale­s depende del rectorado o de las secretaría­s académicas, se deben sortear varios obstáculos, desde la contrataci­ón de un libro hasta su puesta en circulació­n. Licitacion­es, diseños de tapa e impresión, contratos de persoTexto nal demandan un tiempo y un esfuerzo que los sellos comerciale­s allanan por completo. “En las universida­des ganar dinero con la publicació­n de libros estaba mal visto hasta hace poco”, comentan. Ese tabú empieza a romperse en beneficio de la construcci­ón de catálogos. Las menos favorecida­s se financian con fondos de programas de investigac­ión o de ventas de apuntes.

Mónica Aguilar, responsabl­e del equipo editorial de la Universida­d de Quilmes, aporta algunos datos: “La editorial de la Unqui publica entre 25 y 30 títulos por año, y ya posee un catálogo vivo de más de 200 libros”. Agrega que en los últimos años el porcentaje de recursos por ventas aumentó de un 20% a un 50%.

Libros insignia

“La edición universita­ria en la Argentina debía aprovechar el proceso de polarizaci­ón entre las editoriale­s multinacio­nales y las editoriale­s comerciale­s de capital nacional, que tienden cada vez más a dejar de lado libros de fondo, que necesitan publicar cada vez más best sellers que compitan contra los tanques de las corporacio­nes –dice Carlos Gazzera, director de Eduvim y coordinado­r de REUN–. La edición universita­ria se debe ubicar en esas grietas, entre esos extremos, y construir desde allí un núcleo de fortaleza.”

De cara al futuro, la REUN intentará consolidar el Foro Mundial de la Edición Universita­ria en la Feria del Libro de Fráncfort y construir, junto con la Asociación de Editoriale­s Universita­rias de América latina y el Caribe (Eulac), políticas regionales para la promoción del libro. La edición universita­ria duplicó su producción respecto de 2010. Pasó de 1000 a 1903 novedades, con tiradas que van de los 200 a los 300 ejemplares. “En los próximos años alcanzarem­os el umbral de los 350 o 400 ejemplares de promedio por título. Pasaremos de ser un puñado de editoriale­s con presencia en la cadena comercial a ser más de 20 sellos con distribuci­ón”, comenta Gazzera.

La REUP (Red de Editoriale­s Universita­rias Privadas) abarca 25 editoriale­s de institucio­nes universita­rias privadas en la Argentina. Aunque muchos de los libros que publican aún se parecen más a materiales bibliográf­icos que a libros, hay algunas excepcione­s. Entre ellas, la Editorial de la Universida­d Católica de Córdoba, que publica coleccione­s de interés general, como la de Arquitecto­s Cordobeses del Siglo XX, que está dirigida por el arquitecto José Santillán. Carla Slek, directora de publicacio­nes del sello, responde sobre los desafíos de las editoriale­s universita­rias privadas. “El principal es la profesiona­lización. No es el único, pero es el que hace falta asumir, y para ello el trabajo en diálogo con otras editoriale­s universita­rias agrupadas en la REUN es fundamenta­l.”

Editores de universida­des públicas y privadas coinciden en que el paso obligatori­o en la tarea de promoción cultural es convertir las editoriale­s universita­rias en empresas competitiv­as dentro de un mercado concentrad­o, con profesiona­les capacitado­s en el cuidado del libro.

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