LA NACION

La estatua de Hugo Porta

- Jorge Búsico

Hubo un jugador de rugby argentino que en sus épocas de gloria dejaba inmoviliza­dos como estatuas a sus defensores cada vez que tocaba la pelota. Ahora, será él quien quedará inmortaliz­ado en una estatua. Hugo Porta, aquel que en los 70 y en los 80 era capaz también de ridiculiza­r a sus marcadores como lo hizo la semana anterior Lionel Messi con Jerome Boateng, formará parte desde el jueves próximo del Paseo de la Gloria, que ya integran Guillermo Vilas, Emanuel Ginóbili, Gabriela Sabatini, Luciana Aymar y Roberto De Vicenzo, y que más adelante se completará con Pascual Pérez, Juan Manuel Fangio, el mismo Messi, José Meolans y Diego Armando Maradona.

Porta fue elegido por un comité especial de periodista­s convocados por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para éste Paseo de la Gloria que está ubicado en la Costanera Sur y que fue construido en el marco de los preparativ­os de los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018.

Porta, capitán de los Pumas durante más de una década ( 1978- 1990), integra el Salón de la Fama de la actual World Rugby ( ex IRB) y fue considerad­o en su momento como el mejor jugador del mundo y uno de los mejores aperturas de la historia. Si bien las estadístic­as lo recuerdan como un fabuloso pateador, capaz de definir partidos con drops y penales, el 10 fue un crack, pesadilla de neozelande­ses, australian­os, sudafrican­os, ingleses y franceses.

Campeón con Banco Nación en 1986 y 1989, Porta se dio el gran gusto de ganarle a Inglaterra con su club, algo que no había podido hacer con el selecciona­do.

El rugby tiene otras estatuas con sus leyendas, como la primera, en homenaje al apertura francés Yves du Manoir ( en el estadio olímpico de Colombes, en París, que además lleva su nombre), la del extraordin­ario galés Gareth Edwards en pleno centro comercial de Cardiff o la de Danie Craven, líder sudafrican­o, en Stellenbos­ch. También Jonah Lomu y Will Carling formaron parte del famoso museo de cera Madame Tussauds, en Londres.

“Lo único que le pedí al escultor ( Carlos Benavídez) es que no me hiciera pateando, porque no quiero que me recuerden sólo por eso, y por suerte ya habían elegido que estuviese con la pelota en la mano”, le contó Porta a la nacion Deportiva. “Es un orgullo poder estar al lado de esas glorias del deporte y, de alguna manera, mirar para atrás y recordar lo que uno hizo”, agregó.

En los próximos meses, el Paseo de la Gloria contará con otro espacio que incluirá 25 baldosas representa­do a figuras del deporte argentino que fueron votadas por la gente. Y allí el rugby tendrá a su otro gran embajador: Agustín Pichot, quien también integra el Hall de la Fama de la WR.

La presencia de Porta en este homenaje a glorias del deporte argentino se enmarca en un año especial para el rugby argentino, ya que se está celebrando el medio siglo del nacimiento de los Pumas. Porta formó parte del grupo que sucedió a aquel del 65, y el 4 de noviembre de 1972 anotó su primer try con la celeste y blanca, en el 1816 a Gazelles. Fue una jugada monumental, esquivando rivales y dejándolos inmoviliza­dos como estatuas.

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