Señal de agotamiento en la escalada alcista
El sesgo alcista que caracterizó a la Bolsa porteña en los últimos meses (es una de las tres plazas más rentables del mundo en lo que va de 2015) pareció mostrar ayer las primeras señales de agotamiento.
Hasta ahora se había sostenido en la recuperación que venían registrando los precios del crudo y la pausa en el proceso de ajuste al alza mundial del dólar.
A eso se agregaron las expectativas que genera lo que se imagina como un fin de ciclo.
Pero aunque la mayor parte de los analistas reconocen que los activos locales tienen un potencial de valorización importante en el mediano plazo, ya no están tan seguros de poder seguir capturando valor en el corto.
No es porque la Bolsa porteña no haya podido sacar provecho del nuevo traspié del dólar (cayó 0,9% frente a otras divisas semejantes para volver al nivel de hace tres meses, tras saberse que las ventas minoristas no habían crecido en Estados Unidos durante abril), al cerrar el Merval con una baja de 0,4%. Nada que ver.
Es porque el combustible básico para sostener un proceso de suba en los precios, que es el impulso de la demanda, comienza a flaquear, como mostrando que el ingreso de fondos al mercado cumplió un ciclo y los inversores se encuentran a la espera de mejor visibilidad económica y política para decidir si profundizan sus apuestas.
La duda surge tras observarse que el volumen de negocios con acciones apenas alcanzó ayer los $ 135,6 millones, alejándose más del promedio de $ 200 millones registrado en abril. Ocurre que, sin el empuje de las compras, los precios quedarán a merced de los vaivenes del resto de los mercados y los consiguientes arbitrajes.