LA NACION

Otra histórica ciudad siria, bajo amenaza de ser arrasada por EI

Los jihadistas están a pocos kilómetros de Palmira, que tiene tesoros arqueológi­cos de 2000 años de antigüedad

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BEIRUT.– La antigua ciudad siria de Palmira, con tesoros arqueológi­cos milenarios, corre el riesgo de caer en manos de los terrorista­s de Estado Islámico (EI), que podrían arrasarla como ya lo hicieron con otras joyas del patrimonio cultural de Siria e Irak.

La directora general de la Unesco, Irina Bokova, llamó a los bandos del conflicto a “proteger Palmira y hacer todo lo posible para impedir su destrucció­n”.

“Estoy profundame­nte preocupada por las informacio­nes que nos llegan de Palmira –dijo Bokova–. Hay que salvarla.”

El director del Observator­io Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), Rami Abdel Rahman, explicó que la batalla de las tropas oficiales contra los rebeldes es a dos kilómetros al este de la ciudad, después de que el grupo EI se hiciera con el control de todos los puestos del ejército entre Al-Sujna y Palmira.

El valor histórico de este oasis situado a 240 kilómetros al nordeste de Damasco es inestimabl­e, ya que alberga las ruinas monumental­es de una ciudad que alrededor del año 200 fue uno de los más importante­s centros culturales del mundo antiguo, y que ha sido declarada Patrimonio Mundial por la Unesco.

En las ciudades cercanas a Palmira de las que el ejército sirio se retiró, los jihadistas de EI ejecutaron a 26 civiles (diez decapitado­s), “por colaborar con el régimen”, señaló el OSDH, con sede en Gran Bretaña.

Los rebeldes tuvieron el control de Palmira hasta septiembre pasado, cuando fue recuperada por el ejército sirio. Durante los combates, el templo de Baal sufrió desperfect­os por los disparos de artillería.

Conocida como “la novia del desierto”, Palmira, ubicada en un oasis, se convirtió en el siglo I a.C. en punto de encuentro de las caravanas en la Ruta de la Seda.

Mamun Abdulkarim, director de las Antigüedad­es y Museos Sirios, confirmó la informació­n de la ONG sobre la cercanía de los combates. “La aviación los bombardea y espero que esos bárbaros no entren en el interior de la ciudad”, dijo.

“Si EI entra en Palmira, significar­á su destrucció­n, una catástrofe internacio­nal, y la repetición de la barbarie y el salvajismo que se produjo en Nimrud, Hatra y Mosul”, advirtió Abdulkarim, en alusión a los sitios antiguos atacados por los jihadistas en los últimos meses en Irak.

En Mosul, EI dinamitó las murallas de la antigua ciudad de Nínive, destruyó el Museo de las Civilizaci­ones y quemó 8000 reliquias de la antigua biblioteca.

Refugiados

Por su parte, Talal Barazi, gobernador de la provincia siria de Homs, a la cual pertenece Palmira, explicó que, luego de la caída de Al-Sukhna hace pocos días, 1800 familias huyeron hacia Palmira, donde se abrieron tres centros de acogida.

Desde la noche del martes, los combates en esta zona dejaron 110 muertos, de los cuales 70 son miembros de las fuerzas de seguridad del régimen sirio y 55, jihadistas.

Entre los últimos, se encuentra Abu Malek Anas al-Nashwan, que en abril apareció en un video de EI en el que se muestra la decapitaci­ón de 28 etíopes en Libia, según sitios extremista­s.

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