Alcohol en los jóvenes
Un sondeo realizado por la Universidad Siglo 21 en las ciudades de Buenos Aires, Comodoro Rivadavia, Córdoba, Corrientes, Mendoza, Rosario y Tucumán, para establecer el nivel de consumo de bebidas alcohólicas en personas de 18 a 60 años, reveló que el 40% de los jóvenes de entre 18 y 30 años considera que consumir alcohol no crea adicción, lo que parece ser una manera de racionalizar una conducta a fin de persistir en ella. Sin embargo, esa respuesta se contradice con la creencia, manifestada por el 71% de los jóvenes, en que las bebidas alcohólicas afectan la salud y generan dependencia. La dualidad de opiniones registradas, calificada como “ambivalencia” por los autores del estudio, constituye un signo de inseguridad en cuanto al comportamiento y su evaluación.
En otro plano de análisis, es indudable que resulta preocupante que el 87% reconozca haber tenido experiencias de “descontroles pasajeros” a causa de la bebida y el 36% admita haber llegado hasta el límite de no recordar los actos cometidos. Es oportuno señalar que esos trances se promueven en determinados grupos y en el curso de situaciones que los protagonistas juveniles viven sin experiencia ni confianza en saber encararlas con acierto, razón por la cual acuden con frecuencia a la bebida como una sustancia salvadora. Las consecuencias que siguen a la ingestión de alcohol, considerando siempre el grupo adolescente-juvenil, se concretan en dificultades para cumplir horarios de trabajo o estudio, concentrar la atención en un problema y la disminución de la motivación necesaria para encarar sus obligaciones.
Si buscamos una información más amplia sobre otros aspectos involucrados hay que aludir a los riesgos de las conductas que desembocan en intoxicaciones alcohólicas. La adicción se va gestando con la incidencia negativa de factorescomo estados depresivos que padezca el sujeto o bien sentimientos de inferioridad. Es decir que, mientras una persona joven normalmente busca adaptarse a nuevas situaciones mediante esfuerzos adecuados, el que recurre al alcohol apela a un medio que transitoriamente cambia su condición psicofísica.
En suma, beber con la expectativa de superar debilidades conduce a mayores riesgos. La creencia de que el hábito de beber tempranamente no crea adicción debe ser desechada por falsa. En ese sentido, es digna de ser considerada la conclusión del equipo que realizó la encuesta sobre la importancia de promover campañas de prevención para los jóvenes con relación a la bebida. A los padres y familiares adultos les concierne actuar con firmeza para desalentar una conducta errónea de los adolescentes, antes de que se convierta en hábito. Son ellos los que tienen autoridad para hacerlo y de ellos es la obligación moral de efectuarlo.